Europa insta a Hamás a abandonar la violencia
26 de enero de 2006
La victoria del movimiento radical palestino Hamás no sólo tomó por sorpresa a los seguidores del oficialista grupo Fatah, que ya habían salido a celebrar la victoria que se les pronosticaba al cierre de las urnas, sino también a la comunidad internacional. Un tanto atónitos ante tamaño terremoto político provocado por las primeras elecciones legislativas palestinas en una década, los jefes diplomáticos occidentales sólo atinaron a exigir a los triunfadores, al unísono, la renuncia a la lucha armada. El consejo de ministros de Relaciones Exteriores de la UE analizará la situación el próximo lunes, en Bruselas y lo propio hará el "Cuarteto del Medio Oriente" integrado por la UE, Estados Unidos, Rusia y la ONU, en una reunión a celebrarse en Londres.
Preocupación y pesimismo
Desde ya es evidente que el vuelco que se ha operado en la cúpula palestina tendrá también consecuencias para los actores internacionales empeñados en impulsar un proceso de paz en el Medio Oriente. Estados Unidos, al igual que Israel, ya ha descartado categóricamente la posibilidad de dialogar con Hamás, mientras este grupo no renuncie a la violencia y desista de su empeño de acabar con el Estado de Israel. Y también los europeos tendrán que tomar una postura clara, más allá de lo que expresó la comisaria de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Benita Ferrero-Waldner, en el sentido de que "la UE se propone seguir cooperando con cualquier gobierno palestino, en tanto éste utilice únicamente medios pacíficos."
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien no sólo demandó al movimiento radical palestino "abjurar de la violencia" sino también reconocer el derecho a la existencia del Estado de Israel, admitió que "ese parece ser todavía un largo camino para Hamás". Mientras el primer ministro francés, Dominique de Villepin, manifestaba su "preocupación", el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, lamentó "que la mayoría del pueblo palestino crea en esa organización extremista" y consideró que la esperanza de ver nacer un Estado Palestino independiente que viva en paz con Israel quedará postergada indefinidamente.
La paradoja de la democracia
Por su parte, el jefe de la diplomacia de Londres, Jack Straw, subrayó que "terrorismo y democracia nunca se pueden conjugar", aunque puntualizó que si Hamás logra "transformarse en un partido pacífico", contará con el respaldo de la comunidad internacional. Pero ahí está, precisamente, la dificultad: pese a que Hamás ha respetado ampliamente la tregua acordada el año pasado por el presidente palestino con las autoridades israelíes y a que se ha mostrado dispuesto a prolongarla, el grupo se niega a renunciar por principio a la violencia. Más aún: considera que ha sido la presión de los atentados palestinos lo que ha inducido a Israel a hacer concesiones como la retirada de la franja de Gaza.
De hecho, Hamás figura en la "lista negra" en que la Unión Europea ha registrado a las organizaciones que considera terroristas. En consecuencia, si forma el nuevo gobierno, la UE tendrá que replantearse también la ayuda económica destinada a la autoridad nacional palestina. No obstante, el dilema que se plantea no es menor. Porque, como dijo el propio Straw, la comunidad internacional debe reconocer el resultado de "una elección libre y democrática".