Europa, Estados Unidos y una sola Alianza, la OTAN
4 de abril de 2009Durante la Guerra Fría, la OTAN era para los europeos una especie de seguro de vida: si la Unión Soviética se decidía a atacar, Estados Unidos acudiría en defensa del “mundo libre”. Hoy la Guerra Fría es historia, la Unión Soviética ya no existe, el Pacto de Varsovia se ha disuelto… la Alianza y Estados Unidos como baluartes de la seguridad del Viejo Continente siguen presentes.
Pero, ¿cómo interactúan, en el seno de un organismo como la OTAN, una Europa con cada vez más conciencia comunitaria y unos Estados Unidos que siguen conservando la voz cantante? Igualmente al pasado pertenece la época en la que los deseos norteamericanos eran órdenes. Incluso la “era Bush” generó una ruptura entre los socios militares, que ahora está enmendando la popularidad del presidente Barack Obama. Sin embargo, los europeos vacilan a la hora de tomar el timón y dejan las riendas en manos de Estados Unidos.
Los peones también juegan
La OTAN continúa siendo el principal instrumento del que dispone Estados Unidos para hacer valer en Europa los intereses de su política de defensa, asegura Nile Gardiner, de la conservadora organización Heritage Foundation. Al mismo tiempo, el que fuera asesor de la primera ministra británica Margaret Thatcher, reconoce que una Alianza sin el gran hermano transatlántico resulta inconcebible.
“Estados Unidos es la única superpotencia que queda y, con un presupuesto del 3,6 por ciento de su Producto Interior Bruto, invierte en defensa considerablemente más que cualquiera de sus socios europeos, cuya media se sitúa en el 1,7 o el 1,8 por ciento. Estados Unidos encarna la figura de líder de la Alianza”, analiza Gardiner.
Pero ahora los estadounidenses esperan de los otros miembros de la OTAN que asuman mayores compromisos, añade Gardiner. Y los europeos han sabido hacerse un huequito en la Alianza e ir poco a poco aumentando su influencia sobre el organismo. El dicho de que la OTAN está compuesta por una superpotencia y 27 peones ya no se corresponde con la realidad, opina F. Stephen Larrabee, de la RAND Corporation, un think thank que asesora a la Casa Blanca en cuestiones de seguridad.
“Basta con recordar la última cumbre en Bucarest”, dice Larrabee, “Bush propuso entonces que se fijara una hoja de ruta para el ingreso de Ucrania y Georgia a la Alianza y Alemania, Francia y otros 'peones' fueron capaces de bloquear esos planes. Yo diría que aquí los 'peones' juegan un papel importante”.
Dos defensas que se complementan
Y, pese a todo, Afganistán sigue siendo la prueba de la posición que Estados Unidos conserva dentro de la Alianza. Ningún otro aliado pone tantos soldados a disposición de esta guerra. Cuando las tropas adicionales que espera enviar el presidente Obama se encuentren en el país asiático, el personal militar estadounidense destinado en Afganistán doblará en número al puesto a disposición por todos los restantes socios juntos.
“Pero no porque Estados Unidos así lo quiera”, recuerda Larrabee. El problema es que los europeos se niegan a enviar más efectivos. Washington preferiría que la situación fuera a la inversa, pero ha acabado conformándose con la situación, dice el asesor. La nueva Administración trata de distanciarse de las exigencias que Bush repitió en Europa. La reelaborada receta consiste en evitar que la colaboración se concentre exclusivamente en el campo militar.
“De nuestros aliados en la OTAN no esperamos sólo tropas, sino la participación en misiones claramente definidas como puedan ser el apoyo a los procesos electorales en Afganistán, la formación de las fuerzas de seguridad o un mayor compromiso civil con la población afgana”, declaró Obama con la vista puesta en la cumbre que estos días se celebra entre Baden-Baden y Estrasburgo.
El peligro es que una OTAN con Estados que asuman responsabilidades a diferente nivel podría acabar convirtiéndose en una Alianza con miembros de dos clases. Por otra parte, los europeos se esfuerzan por instituir su propio sistema de defensa común y en éste participan Estados que no forman parte de la OTAN, aunque Larrabee concede poca relevancia a la posible competencia.
“El presidente francés, Nicolas Sarokzy, ha dicho, y yo creo que tiene razón, que la OTAN y la política de defensa y seguridad común de la Unión Europea se complementan”, opina, “necesitamos las dos cosas y, para que Estados Unidos y Gran Bretaña apoyaran la iniciativa europea, Francia ha regresado a la OTAN.”
Autor: Christina Bergmann/ Luna Bolívar
Editor: Pablo Kummetz