Europa en crisis
30 de mayo de 2005Lastimoso fue el crujir de dientes en las capitales europeas al confirmarse el temido rechazo de los franceses a la Carta Fundamental de la UE. No obstante, en situaciones así, los políticos intentan mantener la compostura y bajarle el perfil al desastre. El canciller alemán, Gerhard Schröder, por ejemplo, calificó el desenlace de la consulta gala de retroceso, pero instó a proseguir el proceso de ratificación de la Constitución. "El resultado del referéndum es un revés para el proceso constitucional, pero no su fin", indicó el gobernante alemán en Berlín. Y subrayó que lo ocurrido tampoco supone "el fin de la amistad franco-germana en y para Europa". Schröder, acostumbrado a los golpes electorales en casa, no se da por vencido: queremos la Constitución porque queremos una Europa democrática, social y fuerte", declaró.
Seguir adelante
El canciller alemán, quien junto al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, volcó hasta el último minuto todos sus esfuerzos en apoyar a Jacques Chirac en su campaña a favor del 'sí', se dispone a seguir luchando. Y tampoco en Madrid se impone el fatalismo. Madrid estima que lo sucedido es "un tropiezo, pero no una catástrofe", según dijo un portavoz oficial, recordando que la Constitución europea ya ha sido ratificada en 9 países, entre ellos España, y reafirmando que el proceso debe proseguir de acuerdo a lo previsto en el propio texto constitucional.
En el Este de Europa las reacciones tampoco se hicieron esperar. El primer ministro checo, Jiri Paroubek, lamentó el pronunciamiento francés, aclarando, sin embargo, que "no es un verdadero drama, porque a mi juicio sólo se retrasa con ello unos años la ratificación de la Constitución europea". También en la República checa el texto será probablemente sometido a una consulta popular y Paroubek dijo haber considerado siempre un error pensar que los 25 países de la UE aceptarían la Carta fundamental en el primer intento.
Incógnitas pendientes
Ante lo ocurrido en Francia, cunde ahora la inquietud ante el referéndum que tendrá lugar el 1 de junio en Holanda. Aunque el primer ministro Jan Peter Balkenende diga no ver motivo para el pesimismo y asegure que "ésta es una razón más para decir Sí el miércoles" las encuesta vaticinan que un 54% de los holandeses podrían rechazar la Constitución europea. Si bien esa consulta no tiene carácter vinculante para el gobierno, los principales partidos ya han manifestado su voluntad de respetar la decisión ciudadana, como resulta por lo demás lógico cuando se pregunta su opinión.
La tercera gran incógnita para el proyecto constitucional es Gran Bretaña, conocida por sus fuertes corrientes euroescépticas. Allí, el ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, apuntó que el 'no' francés abre profundas interrogantes sobre el futuro de la Unión Europea. A su juicio, hay que repensar el rumbo emprendido y se requiere "una fase de reflexión."