Europa: el sur cierra filas contra la inmigración
29 de septiembre de 2006Positivo fue el balance del anfitrión de la reunión de ministros del Interior de los países comunitarios ribereños del Mediterráneo, celebrada en Madrid. El ministro de Relaciones Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, se refirió con visible satisfacción a las coincidencias manifestadas en el encuentro, al que acudieron los representantes de Francia, Italia, Eslovenia, Grecia, Malta, Chipre y también Portugal, único de los presentes que no tiene costa mediterránea. Por ejemplo, destacó que "se planteó la idea de un pacto europeo de inmigración", y comentó: "Creo que es una buena idea, que todos compartimos".
España y Francia
Sugerencias y propuestas no faltaron en cuanto a cómo podría procederse contra la inmigración ilegal. Igualmente hubo demandas de mejorar la vigilancia en la frontera sur del continente. La vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, pidió en este contexto mejorar las condiciones para el funcionamiento de la organización europea dedicada al resguardo fronterizo. "Frontex debe contar de inmediato con más recursos materiales y más personal disponible para ser empleado donde se requiera". Además subrayó que se necesita un verdadero sistema de vigilancia europeo, que pueda controlar todas las fronteras de la UE.
Por su parte, el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, propuso sorpresivamente todo un catálogo de medidas. Entre ellas se cuenta la de crear una central europea que se ocupe de las solicitudes de asilo y la de prohibir las legalizaciones masivas de inmigrantes ilegales. Ello fue interpretado en general como una crítica abierta a España, que en el último año regularizó la situación de 600.000 extranjeros. En opinión de Sarkozy, la medida sólo atrae a aún más inmigrantes. El ministro conservador destacó, además, que todas las leyes contra la inmigración ilegal no sirven de nada si los inmigrantes no pueden ser expulsados del país.
Cohesión en el sur
En este punto, al menos, su homólogo español, Alfredo Pérez Rubalcaba, pudo tranquilizarlo: "La política de deportaciones se desarrollará conjuntamente", indicó el ministro, haciendo notar la complejidad de la materia. España viene insistiendo desde hace tiempo en que el problema de las mareas de inmigrantes ilegales no tiene carácter meramente nacional, sino que es un asunto que atañe a toda Europa.
En la conferencia de Madrid no hubo acuerdos concretos. También está claro que el problema no podrá ser resuelto rápidamente. No obstante, España parece haber conseguido que al menos los países directamente más afectados asuman una misma línea. Y ese ya es un buen resultado, para comenzar. Por lo demás, los resultados del encuentro serán vertidos en un documento que se discutirá en la próxima cumbre de la UE, en octubre, en Finlandia.