Europa caldea las elecciones holandesas
12 de septiembre de 2012Pocos días antes de la elecciones parlamentarias holandesas, en la pequeña ciudad holandesa de Boxmeer Emile Roemer, candidato por el Partido Socialista (SP), repartía helados, no uno cualquiera: helado de tomate. Éste es el símbolo de su partido desde que en sus años mozos, los socialistas holandeses gustaban de usar esa hortaliza para tirársela a sus adversarios.
Entretanto, el SP ha sobrepasado sus años de adolescencia. Con su traje oscuro y su corbata roja, el líder socialista también podría pasar por lo que en un comienzo estaba identificado como el “enemigo de clase”. El SP no quiere seguir en la oposición; los revolucionarios de antaño quieren gobernar. Y podrían tener éxito en las parlamentarias; es muy posible que en un futuro cercano tengan algo más que decir en la política de Holanda.
El jovial Roemer, maestro y ex alcalde de Boxmeer, ha hecho de los planes de austeridad de la UE el núcleo de su campaña: “Europa no tiene que depender de lo que se diga en Bruselas; demasiados políticos piensan ya sólo en leyes y en montos de deuda”, afirma.
Temas candentes
Cuando llega al punto del déficit y los criterios de la UE, el calor del discurso Roemer supo competir con el del verano. No queda duda, el partido del helado de tomate ha sacado provecho de la crisis y ha ganado electores. A pesar de que en las últimas encuestas su porcentaje ha sido menor –en el debate televisado Roemer no ha demostrado demasiada habilidad con los datos-, se cree que obtendrá unos 30 mandatos de una cámara de 150 escaños. Hasta el momento, el ala izquierda del parlamento holandés contaba con 15 diputados.
Hasta hace pocos años, los socialistas no tenían mucho que decir; sus críticos los denostaban debido a sus ideales de izquierda y los llamaban los “maoístas del tomate”. El fin de la coalición gobernante en abril de este año cambió radicalmente el equilibrio entre los partidos holandeses. El núcleo de la disputa fue precisamente el paquete de ahorro de la UE: para bajar el déficit presupuestario por debajo del 3 por ciento –una exigencia de Bruselas-, hay que hacer recortes en el gasto fiscal por unos 14 mil millones de euros. El partido Geert Wilder, populista de derechas, retiró su apoyo al gobierno. Desde ese momento, Mark Rutte, del liberal-conservador Partido para la Libertad y la Democracia (VVD), lleva como presidente interino.
“De Europa espero que los temas sociales sean puestos sobre la mesa y que no sólo nos dediquemos a una agenda hecha a la medida de los institutos financieros, el mercado y la gran empresa”, arenga Roemer, añadiendo que Europa debería preocuparse por la gente. Entre la multitud se abran paso dos niños a pedirle un autógrafo. Escenificación o no, Roemer tiene la apariencia de un gigante bonachón. En caso de que llegase a primer ministro, ¿será él quien le ponga el pie a la carrera de la canciller Merkel?
¿En contra del curso de Bruselas?
Como fuere, Roemer ha anunciado que no piensa ahorrar sino, debido al creciente desempleo, invertir para estimular el crecimiento. Además propone un plebiscito para decidir sobre el pacto de disciplina fiscal de la UE. En caso de que así fuere, el conflicto con Bruselas está cantado; también con la canciller alemana, que aprecia en mucho la disciplina presupuestaria y que apuesta por mayor poder político para la UE.
A este respecto, en plena campaña electoral, Roemer hizo noticia por una entrevista concedida al diario Het Financieele Dagblad. En ella afirmó que, en caso de llegar a primer ministro, una multa de la UE por déficit desmedido sería pagada “sólo sobre su cadáver”.
Así las cosas, si sólo fuese Roemer quien piensa de esta manera, ni la UE ni Angela Merkel lo verían como problema. Sin embargo, ahí están también los jefes de Estado y de Gobierno de España, Francia e Italia: todos querrían evadir el dictamen de austeridad de Bruselas.
¿Más cerca de Francia que de Alemania?
“No tengo ningún conflicto con Alemania ni con su gente; tengo un problema con el curso económico liberal”, dice Roemer a DW. Y, políticamente, ¿está más cerca del francés Francois Hollande que de Angela Merkel? “Sí, un poco, sí”, responde.
También otros partidos holandeses han argumentado en contra de las propuestas de Merkel. Así los socialdemócratas (PvdA) de Diederik Samson, que han subido en popularidad. Samson, físico nuclear de 41 años halla totalmente aceptable conceder más tiempo a Grecia para remontar su economía. También Wilders –que ha abandonado el pañuelo islámico como caballo de batalla- exige un retorno al florín.
Por el momento se prevé una apretada carrera con el SP, el PvdA y el VVD a la cabeza. Debido a que son 21 los partidos, las posibilidades de coalición son diversas. Los más pequeños pueden desempeñar un papel crucial. Por eso, hasta el momento, nadie se ha cerrado puertas. En todo caso, al parecer, gane o no el partido del tomate, para la UE y la canciller Merkel el tema Holanda se pone caliente.
Autor: Ralf Bosen/Mirra Banchón
Editor: Enrique López