América Latina combate la sequía con fondos europeos
18 de junio de 2019Según Naciones Unidas, cada año, el mundo pierde 24.000 millones de toneladas de suelo fértil. La desertificación, la degradación de las tierras o la sequía afectan a 169 países del mundo. En América Latina y El Caribe, los países que conforman el Corredor Seco Centroamericano son los más perjudicados. Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua dependen en gran medida de las fuentes de abastecimiento de agua y de la infraestructura hídrica.
No obstante, Latinoamérica cuenta con el apoyo del programa de cooperación europeo Euroclima+, compuesto por cinco agencias de cooperación internacional, entre ellas la alemana (GIZ) y la española (AECID), cuyo objetivo es ayudar a la región a afrontar el cambio climático. Así, surge la iniciativa “Gestión y reducción del riesgo de desastres: sequías e inundaciones” que busca reducir el riesgo de desastres relacionados con estos eventos. Con un presupuesto de 10 millones de euros, financiados por la cooperación alemana, entre otras instituciones, dicha iniciativa pretende fortalecer la capacidad de gobernanza y la resiliencia de las sociedades, así como promoción de energías renovables y el fomento de la eficiencia energética.
“No hay ninguna región del mundo que escape a la sequía” considera Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). “Desafortunadamente, muchos países de América Latina están golpeados por la sequía, lo que significa menos energía, por la generación de las hidroeléctricas, o la reducción de la producción alimentaria que tiene consecuencias en términos de comercio”, dijo en entrevista con DW.
Thiaw participó en Ankara, Turquía, en la celebración del 25º aniversario de la puesta en marcha de la Convención, con sede en Bonn, Alemania. El evento se llevó a cabo en el marco del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra anualmente cada 17 de junio. “El cambio climático y estos desastres afectan más a los países pobres que no están preparados y que no tienen un plan de respuesta”, lamentó. Así, abogó por implicar al sector privado en esta cuestión ya que “no se puede dejar solo en manos de los gobiernos”, aseguró.
Probando políticas con proyectos concretos
El pasado mes de febrero comenzaron a implantarse cerca de una decena de proyectos en el marco de esta iniciativa de Euroclima+ que “promueven sistemas de predicción y alerta temprana y la implementación de medidas de adaptación y acciones que son acompañadas con el fortalecimiento de las capacidades de las instituciones y de las comunidades”, dijo a DW, por su parte, Juan Enrique García, responsable de la agencia de cooperación española en Costa Rica, encargada de implementar los proyectos.
Entre estos proyectos, se destaca el de “Aumento de Capacidades para la Reducción del Riesgo de Desastres por Inundaciones y Sequía y Fomento de la Resiliencia en Centroamérica”. Liderado por la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, pretende adoptar medidas de análisis y mitigación del riesgo de desastres, mejorar la producción de datos hidrometeorológicos, así como intercambiar experiencias sobre la gestión y reducción del riesgo de desastres en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
“Varios proyectos son binacionales, multipaís o subregionales. Esta situación responde al propósito de impulsar la cooperación Sur-Sur y los intercambios de experiencias entre países”, resaltó García. Es así que uno de los proyectos se dedica a diseñar un sistema de monitoreo, predicción, preparación y mitigación de impactos de la sequía en el sur de América del Sur, concretamente, en Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, Bolivia y Chile. Estos dos últimos países también están involucrados en otro emprendimiento sobre el fortalecimiento de los sistemas nacionales y regionales de gestión de riesgos provocados por la sequía y las inundaciones en un contexto de cambio climático y desertificación en los países andinos.
El proyecto del sistema de monitoreo aspira a reducir los impactos sociales y económicos asociados a las inundaciones y sequías en Bolivia y Chile, así como en Colombia, Ecuador y Venezuela.
“La capacidad de anticiparse o prever las sequías, el conocimiento de cómo gestionar sus impactos y la implementación de medidas de adaptación, inciden directamente en los sistemas socioeconómicos de los países y contribuye a hacerlos más resilientes al cambio climático”, aseguró García. No obstante, reconoció la dificultad de los países en trabajar de manera coordinada y encontrar sinergias. A pesar de ello, resaltó los beneficios de dicha cooperación ya que “las diferentes intervenciones conseguirán un valor agregado al nivel regional para luchar contra el cambio climático”, concluyó.
(cp)
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