¡Eurociudadanos a las urnas!
20 de mayo de 2004En las elecciones a realizarse el próximo 12 y 13 de junio, los ciudadanos de las 25 naciones que conforman la Unión Europea (UE) deberán elegir a los 732 eurodiputados que conforman el Parlamento Europeo. Alemania, la nación con la mayor población de la UE, ocupará 99 asientos. Francia, Italia y Gran Bretaña contarán desde el 12 de junio con 78 diputados cada uno, nueve menos que hasta el momento. España perderá incluso 10 asientos y contará, como el nuevo miembro Polonia, con sólo 54 mandatos. Malta, la nación más pequeña del conglomerado, contará con sólo 5 representantes en el Parlamento Europeo.
La población sin voz ni voto
"Sin el Parlamento no funciona nada", la oración predilecta de los eurodiputados. Una oración, más no una realidad. Un deseo que evidencia el problema principal de esta institución. Desde las primeras elecciones europeas en 1979, los europarlamentarios luchan por incrementar su influencia en la UE, pues hasta el momento su papel se limita a opinar sobre las decisiones adoptadas en el Consejo. Un papel que no responde a la visión de una Europa verdaderamente democrática.
El Parlamento Europeo es el único gremio de la UE elegido directamente por el pueblo. La institución más poderosa es, sin embargo, el Consejo Europeo, cuyos miembros son elegidos por los Gobiernos de las naciones miembro, lo mismo que la Comisión Europea, el órgano ejecutivo, cuyos miembros también son nominados por los Gobiernos.
El Parlamento Europeo es uno de los principales críticos de los déficits democráticos y falta de cercanía a la población en la UE. Una de sus principales críticas es que el presidente de la UE no sea elegido ni por los ciudadanos, ni por el parlamento, sino por los Gobiernos representados en el Consejo. Para muchos eurodiputados el hecho de que el presidente no pueda ser controlado ni por el Parlamento, ni por la Comisión, no responde a la realidad democrática en pleno Siglo 21.
Impuestos y agricultura: áreas vedadas
Durante las negociaciones para la elaboración de la Constitución Europea, los eurodiputados que demandaban modificar el capítulo concerniente a la elección del presidente no lograron imponerse. Pero se lograron avances, especialmente en el ámbito de los acuerdos de Maastricht de 1992 y Amsterdam de 1997. Los eurodiputados lograron incrementar su influencia, pues desde ahora el presupuesto anual de la Unión Europea deberá contar con la aprobación del Parlamento. Bruselas sólo puede gastar si cuenta con la firma del presidente del Parlamento. Lo mismo aplica a diversas leyes propuestas por la Comisión, que deberán contar con la aprobación de los europarlamentarios antes de entrar en vigor. Los eurodiputados tienen en temas relacionados con el comercio interno, protección del consumidor y educación, la posibilidad de realizar modificaciones antes de que el Consejo dé su último voto. Sin embargo no cuentan con voto en lo que se refiere a la política tributaria y la agricultura.
El "circo itinerante"
La disputa sobre el poder dentro de la Unión Europea también se extiende a las sedes geográficas. La sede oficial de Parlamento Europeo es Estrasburgo, sin embargo, las oficinas de su Secretario General se encuentran en Luxemburgo y las oficinas de los eurodiputados están en Bruselas, donde se encuentra la Comisión y se efectúan las reuniones del Consejo. Una vez al mes, el Parlamento Europeo se reúne durante una semana en Estrasburgo, pero entremedio se debate dos días en Bruselas. Este "circo itinerante" no sólo cuesta mucho dinero al contribuyente europeo, sino también nervios y tiempo a los diputados. Hay quien favorece Estrasburgo como sede, y quien lo hace por Bruselas. Por lo que igual que en tantos otros temas pasará mucho tiempo antes de que los nuevos eurodiputados logren ponerse de acuerdo.