Estrategia antiinflacionaria argentina en tela de juicio
6 de febrero de 2013
Argentina ha vuelto a enzarzarse en una polémica con el Fondo Monetario Internacional, después de que éste emitiera una “declaración de censura” por la falta de exactitud de las estadísticas sobre inflación y crecimiento del PIB publicadas por Buenos Aires. De acuerdo con los datos oficiales, la inflación se cifró en 2012 en un 10,8 por ciento, menos de la mitad de lo calculado por consultoras privadas, que estimaron dicha tasa en un 25,6 por ciento.
La “declaración de censura” del FMI no tiene consecuencias inmediatas, pero puede afectar la credibilidad internacional del país. Además, constituye el primer paso para un proceso de sanciones como, por ejemplo, la suspensión del derecho a voto en el organismo.
Estadísticas independientes
Para el profesor Federico Foders, del Instituto de Economía de Kiel, las críticas del FMI tienen fundamento. “No se puede confiar en los datos presentados por Argentina; el gobierno intervino el Instituto de Estadísticas en 2007 y colocó allí a un político que representa los intereses del gobierno argentino”, indica en conversación con DW. Y puntualiza que “se requiere un instituto independiente para elaborar estadísticas correctas”.
A su juicio, el “maquillaje” de los índices de inflación tiene algunos motivos claros: además de servir de base para negociaciones salariales, la tasa de inflación también redunda en los intereses de la deuda pública argentina. “Cuanto menor sea el índice, menores serán los costos del Estado en el pago de bonos. Es una ventaja para el organismo público, pero las personas que compran títulos del Estado no encuentran la medida tan alentadora”, dice Foders.
Congelación de precios
La inflación constituye una de las principales preocupaciones de los argentinos, según diversos sondeos de opinión. Con el objetivo de frenarla, el gobierno argentino llegó a un acuerdo con las principales cadenas de supermercados del país para congelar por dos meses los precios de venta de sus productos.
Congelar los precios, sin embargo, no es la solución según Foders. “El control de precios siempre ha fallado como mecanismo para detener la inflación. Cuando ya es alta, no resulta posible frenarla con ese artilugio. Se debe curar las causas, no los síntomas”, afirma el economista.
El peligro del mercado negro
Entre las causas se cuenta la gran cantidad de pesos y la pequeña cantidad de dólares circulantes en Argentina, debido al control cambiario establecido por el gobierno. Los argentinos solo pueden comprar una pequeña cantidad de dólares en el mercado oficial y, de ese modo, el mercado negro crece día a día,
El congelamiento de precios en los supermercados conlleva además serios riesgos. “Las empresas van a reducir la producción”, advierte Foders. “Si un producto cuesta, por ejemplo, 10 euros, ¿por qué voy a venderlo a 5?, plantea el economista, vaticinando que podría surgir un mercado negro de productos como café, pan o carne, entre otros.
Réplica de Buenos Aires
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, replicó en su cuenta de Twitter que “la verdadera causa” del enojo del organismo financiero internacional es que Argentina "le pagó al FMI y reestructuró dos veces su deuda (...) sin volver a pedir prestado al mercado financiero internacional para terminar con la lógica del endeudamiento eterno y el negocio permanente de bancos, intermediarios, comisionistas, etc., que acabó en el 'default' del 2001".
De todos modos, el gobierno argentino ha señalado que seguirá trabajando para mejorar sus procedimientos estadísticos.
Autor: Fernando Caulyt/dpa/er
Editora: Claudia Herrera Pahl