Este palacio erigido con sangre fue sede de sacrificios vudú
4 de junio de 2024En el corazón de África Occidental, la ciudad de Abomey en Benín esconde secretos de un pasado tanto deslumbrante como sombrío. Este lugar, que una vez fue la capital del poderoso reino de Dahomey, alberga un palacio cuya parte de su estructura, según antiguas leyendas, fue levantada con sangre humana y un curioso ingrediente adicional: trigo. Ahora, un reciente estudio publicado en la revista Proteomics parece confirmar estas fascinantes narrativas, sugiriendo que la realidad podría ser tan intrigante como los mitos que la rodean.
En su apogeo, desde el siglo XVII hasta finales del XIX, Abomey fue el centro neurálgico desde donde doce reyes sucesivos rigieron los destinos de Dahomey. El noveno de estos monarcas, el rey Ghezo, gobernó con un puño de hierro desde 1818 hasta 1858, destacando por su brutalidad en el campo de batalla. Aunque el reino eventualmente sucumbió ante la colonización francesa, las huellas de la era de Ghezo aún perduran, evidentes en los relatos de sacrificios y conquistas.
Sacrificios vudú
El propio palacio es un testimonio mudo de esta época violenta. Según el estudio, el camino hacia la residencia real estaba flanqueado por cráneos y mandíbulas de enemigos vencidos, y el trono de Ghezo se apoyaba sobre los cráneos de cuatro jefes rivales caídos. Pero es la tumba del rey, dentro del complejo palaciego, la que más susurra sobre los rituales del pasado: rumores insisten que se utilizó la sangre de 41 víctimas de sacrificios vudú para su construcción, una cifra simbólicamente poderosa en esta religión.
El número 41 sugiere que las víctimas sacrificadas, probablemente prisioneros de guerra o esclavos, fueron ofrecidas en una ceremonia destinada a proteger la esencia del rey difunto, visto como un "rey-dios". Esta práctica de utilizar sangre para consagrar edificaciones no era inusual en la cultura vudú, donde se creía que la mezcla de sangre, oraciones y agua sagrada brindaba protección mística a las estructuras.
Análisis del mortero del palacio de Abomey
La pregunta era si estos rumores tenían alguna base real. ¿Realmente se mezcló sangre humana en el mortero de la tumba de Ghezo? La respuesta parece ser afirmativa.
La investigación reciente, llevada a cabo por expertos en proteómica del Museo del Quai Branly en París y la Universidad Abomey-Calavi en Benín, aplicó técnicas avanzadas como la espectrometría de masas en tándem de alta resolución para analizar el mortero del palacio.
Los resultados confirmaron la presencia de hemoglobina e inmunoglobulinas humanas y de pollo en la mezcla, corroborando la antigua práctica de consagrar edificaciones con sangre. Curiosamente, también se detectaron trazas de trigo en el mortero, un ingrediente que no era nativo de la región en tiempos de Ghezo.
Este hallazgo lleva a especular que el trigo pudo haber llegado a Dahomey a través de los intercambios culturales y diplomáticos con Francia, ya que Ghezo admiraba a Napoleón III y mantenía correspondencia regular, enviando regalos que incluían telas y armas. Así, es posible que, en respuesta, recibiera harina y trigo, que luego fueron incorporados simbólicamente en el mortero de su palacio como parte de una ofrenda de sacrificio.
"La harina y el trigo pueden haber circulado en la corte real de Dahomey, permitiendo al soberano probar el pan y otras delicias francesas", aseguraron los investigadores.
Se especula que la historia de Ghezo no termina con su muerte. Se dice que su fallecimiento estuvo marcado por la "Gran Aduana", un ritual que incluía el sacrificio de hasta 500 víctimas. Aunque no está claro si la sangre hallada en el mortero de su tumba procedía de este ritual concreto, los investigadores sugieren que un análisis adicional de ADN podría determinar el número exacto de individuos sacrificados.
Felipe Espinosa Wang con información de Proteomics, ATI y IFL Science.