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EE. UU. quiere forzar una solución en el conflicto de Kosovo

Thomas Brey
3 de septiembre de 2020

Este viernes (4.9.2020), delegaciones de alto nivel de Serbia y Kosovo se reunirán para dialogar en Washington. Uno de los temas principales podría ser el reconocimiento mutuo entre Serbia y su antigua provincia.

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Richard Grenell, exembajador de Estados Unidos.
Richard Grenell, en el centro, exembajador de Estados Unidos en Alemania logró tres acuerdos entre Serbia y Kosovo. Hasta ahora no se han llevado a la práctica.Imagen: AFP/T. Kienzle

Hace 21 años, las bombas de la OTAN expulsaron a los militares y paramilitares serbios de Kosovo, que durante mucho tiempo había estado habitado casi exclusivamente por albaneses. Hace 12 años, Kosovo se declaró independiente. Más de 100 países lo han reconocido desde entonces. Serbia, en cambio, quiere recuperar su antigua provincia, porque tanto los monasterios como los campos de batalla ubicados allí, fueron el corazón de su Estado en la Edad Media.

Kosovo quiere ser por fin reconocido por todos como Estado y formar parte de todas las organizaciones internacionales importantes, como las Naciones Unidas. La Unión Europea ha estado mediando entre Serbia y Kosovo durante más de una década, sin éxito.

Ahora le toca el turno a Estados Unidos, país que está ejerciendo mucha presión. Los principales políticos de ambos países han sido invitados a Washington. Allí tienen un plan: después de las numerosas derrotas de Donald Trump en política exterior, él quiere brillar de nuevo poco antes de las elecciones de noviembre, logrando un hito histórico.

¿Cooperación o reconocimiento?

No está claro qué se negociará exactamente en Washington. El presidente serbio, Aleksandar Vucic solo quiere hablar sobre la cooperación económica de su país con el vecino Kosovo. Por ejemplo, sobre la mina Trepca, tema controvertido, o la represa Gazivoda, de importancia estratégica en la zona fronteriza.

El primer ministro de Kosovo, Avdullah Hoti, espera el reconocimiento estatal mutuo. Pero nadie cree que Serbia dé ese paso, porque el presidente serbio incluso amenazó de antemano que si le reclaman que reconozca a Kosovo, se negaría a reunirse con el presidente de Estados Unidos.

Aleksandar Vucic, presidente serbio.
Aleksandar Vucic solo quiere negociar sobre acuerdos económicos.Imagen: Reuters/M. Djurica

¿Éxitos concretos?

Con sus grandes instrumentos de poder, Estados Unidos, por ejemplo, lidera la fuerza militar internacional KFOR, que ha estado estacionada en Kosovo durante más de dos décadas. 

El exembajador estadounidense en Berlín Richard Grenell es el encargado de intentar lograr éxitos concretos en poco tiempo. Trump lo nombró su enviado personal a los Balcanes.

En enero pasado, bajo la presión de Estados Unidos, Belgrado y Pristina firmaron un acuerdo para reanudar el tráfico aéreo entre ambas ciudades, suspendido desde la guerra civil de la década de 1990. La compañía aérea Eurowings, propiedad de Lufthasa, se incorporó como transportista neutral. Un mes más tarde, acordaron también la construcción de una autopista y más tarde un contrato ferroviario. Aunque ambas partes elogiaron lo logrado, calificándolo  de "histórico”, hasta ahora nada se ha puesto en práctica.

El primer ministro de Kosovo, Avdullah Hoti.
El primer ministro de Kosovo, Avdullah Hoti, quiere en cambio el reconocimiento mutuo.Imagen: DW/A. Bajrami

¿Solo apariencias?

Tras esta experiencia puede ser que en la nueva ronda de negociaciones en Washington solo se logre, como mucho, un acuerdo sobre papel, porque ambos mandatarios no cuentan con una mayoría suficiente en su respectivos parlamentos que apoye un posible acuerdo.

Por último, tanto los principales políticos serbios como kosovares han estado consolidando, durante décadas, su posición a medida que el conflicto entre Serbia y Kosovo se ha encendido una y otra vez. No parece lógico que vayan a resolver el conflicto y renunciar así al instrumento que les asegura su poder.

(rmr/ers)

El floreciente contrabando entre Kosovo y Serbia