Estado de emergencia climática: más que simbólico
1 de mayo de 2019Lo que comenzó como una huelga de alumnos en diciembre de 2018 ha cambiado el panorama político local de la ciudad suiza de Basilea. A fines del año pasado, el suizo Philippe Kramer, de 19 años, decidió participar de las manifestaciones de "Fridays for Future” junto con sus compañeros. Pronto se les unieron más escolares, estudiantes y ciudadanos, en Basilea y en otras ciudades suizas. "Suiza no es precisamente un país en el que la gente salga a la calle a protestar, pero la resonancia fue enorme y logramos movilizar a muchos”, dijo Kramer a DW.
Pero no solo se trata de protestar, sino de lograr que se pongan en marcha medidas concretas. Con ese fin, los alumnos publicaron una solicitada en periódicos de Basilea, en la cual plantearon el concepto de la emergencia climática e invitaron a los políticos a presentar la idea en el Parlamento del cantón. El pedido de aprobación fue realizado por Aenas Wanner, del Partido Liberal Verde suizo, y alcanzó una mayoría de dos tercios para la medida. De ese modo, Basilea se convirtió en la primera ciudad en el ámbito de habla germana en dar ese gran paso.
Más que una señal para proteger el clima
¿Qué siginifica exactamente la declaración del estado de emergencia climática? En primer lugar, se trata de realizar cambios a nivel local, que luego se trasladen a todo el país. Por ejemplo, que se lleguen a reducir las emisiones de CO2 a niveles menores a los previstos por el gobierno. Eso, y además, otros nuevos proyectos, como basarse en las normas del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) -más estrictas que las leyes climáticas suizas- es lo que buscan políticos como Wanner para Basilea.
En Alemania, la idea de Philippe Kramer fue inspiración para los escolares y estudiantes que se adhieren a las manifestaciones de los "Viernes por el Futuro” en varias ciudades. Louisa Schocke, de 19 años, una de las organizadoras, presentó una solicitud de declaración de emergencia climática en la ciudad de Erlangen, en Baviera. A finales de marzo de 2019, una asamblea ciudadana aprobó la declaración con una mayoría del 99 por ciento. Ahora, la municipalidad debe decidir si la pone en práctica.
Alemania, al igual que Suiza, no podrá cumplir con su objetivo de protección del clima, una reducción de las emisiones de CO2 de un 40 por ciento en comparación con 1990. Y eso preocupa a Louisa y a muchos otros jóvenes alemanes. "Me comprometo con esta lucha porque tengo miedo de que cuando cumpla 35 años ya no exista nada de lo que hoy todavía hay en el planeta”, dijo a DW, poniendo como ejemplo la diversidad de especies.
Además, ella y su equipo idearon medidas en las áreas de energía, movilidad, construcción, espacios verdes, alimentación, gestión de desechos e inversiones para la ciudad de Erlangen "No queremos que se nos reproche que nuestras propuestas no son lo suficientemente concretas. Por eso pensamos en conceptos que podrían ser atractivos para nuestra ciudad”, señaló Schocke.
Los alumnos y estudiantes también pidieron que se declarara la emergencia climática en otras ciudades, como Berlín, Leipzig, Kiel, Dortmund, Düsseldorf y Colonia.
Los críticos de esta iniciativa aducen que una declaración simbólica de emergencia climática, al no ser vinculante, no influirá realmente en las decisiones políticas. Sin embargo, Lisa Badum, portavoz de política climática de la fracción del partido Alianza 90/ Los Verdes en el Parlamento alemán, considera que eso no es así. "En el Parlamento no pasa demasiado hasta el momento en cuanto a medidas concretas para proteger el clima”, sostuvo en entrevista con DW. "Estamos muy lejos de poder cumplir con los objetivos climáticos. Por eso, me parece sumamente importante que se ejerza presión a nivel municipal”.
Según la portavoz de Alianza 90/Los Verdes, las ciudades y los distritos pueden poner en marcha cambios sin tener que esperar los anuncios del Gobierno alemán. Por ejemplo, invirtiendo en medios públicos de transporte en lugar de hacerlo en estacionamientos gratuitos para automóviles, y en construir ciclovías seguras. "Si cada diputado de una comunidad presionara desde su lugar, esas medidas cobrarían una mayor importancia”, concluye Lisa Badum.
(cp/gg)
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