Esperando a "Hopenhagen": ¿habrá acuerdo climático?
17 de diciembre de 2009En una declaración oficial a los medios, la canciller alemana, Angela Merkel, advirtió sobre un posible fracaso de la Cumbre sobre el Clima de Copenhague. Según la canciller, si no se logran los cambios necesarios, se arriesgan daños de gran magnitud. “Eso afectará especialmente a los países más pobres. Pero nadie quedará exento de las consecuencias”, subrayó la jefa de Gobierno alemana.
Las palabras de la canciller se hicieron oír luego de que se diera a conocer que las negociaciones realizadas la noche anterior se habían interrumpido. Medios daneses informaron esta mañana que los países participantes ya habían desistido de lograr un acuerdo vinculante sobre la protección del clima. La organización ecológica alemana NABU criticó la declaración de Angela Merkel tildándola de “desesperanzadora”. En lugar de repetir la línea conocida de negociaciones, la canciller debería haber nombrado las cifras concretas con que el Gobierno alemán cooperaría para la protección del clima, señaló el presidente de NABU, Olaf Tschimpke.
Sociedades civiles siguen en pie por un acuerdo
También observadores alemanes ven muy probable que no se logre llegar a un acuerdo ni a medidas concretas con respecto a la reducción de emisiones de CO2 para no sobrepasar un aumento de temperatura de dos grados centígrados hasta 2020. Especialmente preocupante es la posición de China, uno de los mayores emisores de gases invernadero, que ayer por la noche manifestó no creer en un acuerdo de grandes magnitudes en Copenhague.
A todo esto, casi 46.000 personas de todo el mundo, muchas pertenecientes a ONGs, alzan su voz a favor de un tratado para poner en práctica medidas concretas que impidan que el cambio climático se acelere y que los efectos sean cada vez más catastróficos para el planeta.
Las ONGs se quedaron afuera
Para muchas ONGs que llegaron financiadas con medios propios a Copenhague, la situación es más que frustrante. “Aquí no podemos realizar nuestro trabajo”, se queja un miembro de “Amigos de la Tierra”, una organización ecológica holandesa a la que no se le permitió participar de las negociaciones.
Muchas de las pequeñas delegaciones gubernamentales están apoyadas activamente por las ONGs. Intercambian informaciones, análisis y observaciones. Los países más grandes viajan con delegaciones de hasta 100 personas, y cuentan con expertos para cada área, y de esto carecen los países más chicos, por lo que los datos provistos por las ONGs son para ellos de vital importancia.
La Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático se ocupó de las entradas, e Yvo de Boer, su Secretario Ejecutivo, reconoce que no contaba con semejante afluencia. Muchas de las delegaciones tuvieron que esperar hasta dos horas fuera del edificio hasta poder entrar.
La frustración se hace sentir dentro y fuera del Bella Center. Muchos activistas no tienen la intención de entrar, sino que prefieren presionar mediante actos de protesta y advertencia desde fuera de la Conferencia.
Paquete contra activistas
Alrededor de 2.500 manifestantes lograron entrar el Bella Center el miércoles pasado, pero la policía danesa detuvo a 250 de los participantes de dicho acto. Las funciones de la policía fueron extendidas especialmente para la Cumbre sobre el Clima.
Con el llamado “Paquete de medidas para patanes”, que implica que la policía puede detener preventivamente a los activistas durante 12 horas. En Dinamarca se discute mucho la aplicación de dichas reglas, y se habla de una reacción exagerada de la policía, en vista de los 1.500 detenidos en su haber.
En la manifestación del sábado fueron retenidas cerca de 1.000 personas, a las que se mantuvo en el frío de la calle durante varias horas. De ellas, sólo se detuvo luego a cuatro.
Emilie Tage, de la comisión rogatoria RUSK en Copenhague, recibe gran cantidad de quejas diarias sobre la actuación policial, y ya encargó al ombudsman del Parlamento danés que se ocupe de investigarlas.
¿Restricción a la libertad de expresión?
Tanto dentro como fuera de la Cumbre sobre el Clima parece haber problemas con la concurrencia masiva de la sociedad civil. A todo esto, los manifestantes son pacíficos y quieren demostrar a su manera, en paz, sus miedos con respecto al futuro para presionar a los políticos que están dentro de la cumbre, y que son quienes deberán tomar decisiones.
Y en la Cumbre, lo que intentan las organizaciones, delegaciones y periodistas es hacer su trabajo: observar lo que sucede en las negociaciones, recibir y transmitir informaciones y reportar sobre unas reuniones que se consideran decisivas para el futuro de la Humanidad.
Sin embargo, con 45.000 personas de todo el mundo en Copenhague, llegadas a través de una ONG o junto con una delegación gubernamental, sigue siendo un difícil acto de equilibrio proveer de información y permitir transparencia sin renunciar a las fuertes medidas de seguridad.
“Estamos orgullosos de ser el evento más grande y transparente del mundo. Por otro lado, sigue siendo mi responsabilidad cuidar de la seguridad de todos”, dijo Yvo de Boer el 16 de diciembre, cuando un grupo de manifestantes intentó atacar el podio.
Autora: Helle Jeppesen/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López Magallón