Especulaciones sobre muerte de Arafat
4 de julio de 2012Las autoridades palestinas aprobaron en principio una exhumación del cadáver del fallecido líder Yassir Arafat, después de que surgieran indicios de que podría haber sido envenenado.
Un portavoz del presidente palestino Mahmud Abbas aseguró que no hay motivos religiosos o políticos en contra de esta opción, siempre que sea también la voluntad de la familia.
Suha Arafat, viuda del líder, aseguró en una entrevista que su marido no falleció de muerte natural, sino que fue envenenado, después de que el canal árabe Al Yazira asegurara que se encontraron rastros de radiactividad en sus ropas.
Suha Arafat hizo las declaraciones al canal catarí, al que le pidió realizar la investigación. Al Yazira llevó las pertenencias a un laboratorio de Lausana, Suiza, que estableció que en ellas había niveles anormales del elemento radiactivo polonio 210. Entre los objetos analizados hay ropa interior, el pañuelo y el cepillo de dientes de Arafat.
La viuda llamó a la Autoridad Nacional Palestina a exhumar el cadáver para analizar sus huesos y para que se realice una investigación internacional como la que se hizo tras la muerte del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.
"Tenemos la primera prueba de un crimen", aseguró a Al Yazira como argumento para que se permita mediante una "fatwa" (edicto religioso) la exhumación, en principio rechazada por el islam debido a que altera el descanso de los muertos. Al ser interrogada acerca de por qué no pidió la autopsia en su día, Suha afirmó que nadie se lo propuso entonces y que no creyó que fuese necesaria.
Laboratorio insta a investigación más profunda
El laboratorio suizo que analizó las pertenencias de Arafat confirmó que en las mismas halló cantidades inusuales de polonio 210, pero instó a una mayor investigación antes de extraer conclusiones sobre su muerte.
Darcy Cristen, portavoz del Instituto de Radiología en Lausana, dijo a dpa que los síntomas descritos en los historiales médicos de Arafat no coinciden con los de un envenenamiento por polonio.
El vocero, que describió la situación como "misteriosa", apuntó que los resultados no eran suficientes para sacar conclusiones sobre la causa de muerte del líder palestino e instó a una investigación más profunda sobre el tema. Esto implicaría exhumar el cuerpo de Arafat para realizar más análisis a sus huesos.
Por su parte, el negociador jefe palestino, Saeb Erekat, exigió una investigación internacional sobre las causas de la muerte de Arafat.
Arafat murió en un hospital militar a las afueras de París el 11 de noviembre de 2004 a los 75 años, tras sufrir una infección intestinal que generó una hemorragia y una apoplejía. Como la causa de la muerte nunca fue esclarecida, ya entonces se habló de un posible envenenamiento o de sida.
Según Al Yazira, para los médicos es difícil encontrar rastros de polonio 210 y en su día no se pensó en una sustancia radiactiva. Antes de ser llevado a París se encontraba sitiado por Israel en su sede de gobierno en Ramallah.
Oficial israelí rechaza acusaciones
"The New York Times", que tuvo acceso a los registros médicos franceses de Arafat, informó en 2005 que no se encontraron rastros de toxinas en tres muestras de sangre del dirigente enviadas a diferentes laboratorios.
Según estos documentos, Arafat tampoco tenía los riñones de un tamaño mayor al normal ni sufría daños en el hígado.
Un médico israelí que en aquel momento tuvo acceso a los documentos indicó que la enfermedad de Arafat parecía "un caso claro de intoxicación por alimentos como los que se enseñan en las escuelas de medicina".
Pese a ello, los rumores de que fue asesinado por Israel nunca se han acallado entre los palestinos en los ocho años desde su muerte.
Un oficial de alto rango del gobierno israelí rechazó hoy las sugerencias de que Israel podría haber envenenado con polonio radiactivo al fallecido presidente palestino.
"La información es infundada y quisiera recordar que no fue la parte israelí la que decidió mantener cerradas las actas (médicas)", dijo a dpa el oficial bajo condición de anonimato.
Fuente: dpa
Editora: Rosa Muñoz Lima