España con resaca azul y sin ganas de irse a casa
23 de mayo de 2011Publicidad
“¡No les votes!” era una de las demandas que hacían los seguidores del movimiento de protesta 15-M, y con ello se referían a negarle la papeleta tanto al Partido Socialista (PSOE) como a los conservadores del Partido Popular (PP). No se pedía abstención, que se considera un acto de desinterés democrático, sino el voto en blanco o por terceras fuerzas.
Al final, a las urnas acudió en las elecciones municipales y regionales españolas del pasado domingo (22.05.2011) un porcentaje de ciudadanos similar al de ediciones anteriores: mientras que en 2007 fue del 63,27 %, en 2011 ha sido el 66,23 %. En blanco se contabilizó hace cuatro años un 2,54% de las papeletas, en esta ocasión un 1,94 %. Y por doquier ha arrasado el PP: tanto en los municipios como en las comunidades autónomas domina su color, el azul. Un duro varapalo para los socialistas.
“Teniendo en cuenta que, a raíz de la crisis, el Partido Socialista ha ido desmontando su política social, estaba claro que sus opciones de cara a estos comicios no eran muy buenas”, comenta Günther Maihold, de la Fundación Ciencia y Política de Berlín (SWP). “El triunfo del PP se esperaba”, dice Holm-Detlev Köhler, profesor de sociología en la Universidad de Oviedo y alemán residente en España desde hace 16 años, “pero la sensación aquí es de sorpresa: con que la derrota de los socialistas fuera a ser tan contundente sí que no se contaba”.
El PSOE en la catarsis
En la calle Génova de Madrid, la mítica sede del Partido Popular, rebosaba ayer por la noche la alegría y a gritos se pedía la dimisión del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. “Tampoco hasta ahora los conservadores han hecho ninguna otra cosa más que decir que Zapatero tiene la culpa de toda la miseria económica, política y organizativa de España”, recuerda Köhler.
“Es normal que el PP reclame nuevos comicios, pero los socialistas no los van a aceptar porque necesitan tiempo para mejorar sus posición”, indica Maihold. El nombramiento de un nuevo candidato que movilice a los votantes y el inicio del todavía no librado debate acerca de qué hacer para superar la mala situación económica del país –y de cuánto los conservadores pueden realmente aportar a ello- son dos de las sendas que van a tener que andar los socialistas, cree el experto de la SWP. Pero, ¿podrán caminarlas con éxito?
“Uf, complicado…”, responde Köhler, “el PSOE ha perdido la capacidad de acción. Se encuentra dividido por los grupos que desde su interior se pelean por el poder. Una renovación programática y personal profunda, y la democratización de sus estructuras al estilo de lo que exige el 15-M, parece improbable. Más bien todo lo contrario. En lo que respecta a los socialistas, tengo pocas esperanzas.”
La corrupción, caldo de más protesta
Y con todo, los resultados electorales del domingo le dicen al PSOE que la transformación es necesaria. Ni una sola comunidad autónoma de las 13 sometidas a renovación gubernamental le ha dado una victoria. En algunas, el PP tendrá que negociar para formar gobierno, pero eso no maquilla la debacle socialista. Especialmente doloroso para los de Zapatero es la pérdida de Castilla La Mancha, uno de sus bastiones. En Andalucía, el otro, no se elegía nuevo Parlamento regional, pero sí muchos alcaldes, y el de Sevilla no será socialista. Entre las capitales de provincia, prácticamente sólo Zaragoza les permanece fiel. Los conservadores, por el contrario, logran imponerse incluso allí donde graves casos de corrupción pesan sobre sus líderes, como por ejemplo en Valencia.
“La apatía ante la corrupción es alta en España”, lamenta Köhler, “esta práctica está tan extendida que afecta a todos los partidos y a todas las administraciones por igual. Y muchos ciudadanos han acabado aceptándola. En este tema, el movimiento del 15-M mete sin duda el dedo en la yaga y va a atraer paulatinamente a más gente. La exigencia de una nueva forma de hacer política es, después de las elecciones del domingo, aún más acuciante que antes”.
¿Un 15-M a largo plazo?
Pero los resultados electorales no deberían confundir, advierte Mainhold: “en realidad, el PP no tiene mucho que ofrecer a modo de alternativa. Vive de que el PSOE sea peor. De este juego de pin-pon muy polarizado se alejan los ciudadanos cada vez más, mientras que se acercan a la idea de que hay que cambiar las cosas”. “El 15-M no va a durar para siempre”, añade, “pero permanecerá como advertencia a los partidos establecidos de la presión que puede llegar a ejercer la calle.”
Los tiempos que económicamente se acercan para España se perfilan duros. A los endeudados gobiernos regionales apenas les queda margen y presupuesto para sus tareas, y la factura que la crisis le va a pasar al país todavía no lleva cifra final.
“Es difícil aventurar qué va a pasar con un movimiento como éste porque no tenemos experiencias anteriores con las que comparar”, dice Köhler, “pero lo que está claro es que hay mucha ilusión, sobre todo entre una juventud que hasta ahora se interesaba muy poco por la política. Yo creo que al 15-M aún le queda mucha vida, y que, tarde o temprano, los partidos van a tener que tomarse en serio sus demandas, que no son abstractas sino muy concretas.”
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editora: Emilia Rojas Sasse
Publicidad