Escaso riesgo terrorista en Colonia
1 de agosto de 2005
Alemania recibe en agosto a 800 mil jóvenes de todo el mundo. Colonia será la sede principal de la vigésima Jornada Mundial de la Juventud. Del 16 al 20 de agosto la juventud católica de todos los continentes realiza las más diversas actividades en Colonia, Bonn, Düsseldorf y la región circunvecina. El Papa Benedicto XVI será, en efecto, una de las mayores atracciones del encuentro global.
Experto en eventos de masas
"Los trágicos sucesos en Londres nos obligan a estar aún más despiertos", dice el jefe de seguridad de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, Winrich Granitzka. "Pero en ningún momento el evento se pone en duda", afirma el ex jefe de la policía de Colonia, experto en cumbres mundiales y visitas papales.
La inminente visita del Papa, como la de mayoría de los jefes de Estado, elevará la alarma al mayor nivel. Ello obliga a las autoridades estatales a velar por la seguridad. Ésta se suma a la protección personal que el mismo Vaticano le ofrece a su jefe. La Guardia Suiza acompañará en Colonia a Benedicto XVI aunque no lleve sus vistosos uniformes.
Planes de rescate coordinados
La policía alemana, por su parte, estará atenta a que ningún fervoroso feligrés en estado de éxtasis espiritual se le acerque demasiado al Papa. En cuanto a las multitudes, los expertos de seguridad colonienses han analizado todo tipo de situaciones de riesgo y tienen planes acordados con bomberos y grupos de rescate.
Bañarse en el Rin es casi siempre "mortal"
Pero el peligro no sólo puede venir de sicópatas o incendios de las gigantescas pantallas colocadas en toda la ciudad. El calor puede despertar el deseo de tomar un imprevisto refresco en las aguas del Rin. Cosa que los organizadores lo quieren evitar a toda costa, pues el tramo del río que cruza la ciudad es uno de los más peligrosos.
Casi nadie, ni siquiera experimentados nadadores, sale con vida del Rin que con sus fuertes remolinos naturales y los provocados por tanques de carga arrastran al año más de diez personas.
A pesar de todos los peligros que pueden acechar en un evento de masas, las autoridades colonienses no quieren "pintar el diablo en la pared". Dicho de otra forma, los organizadores están atentos pero no asustados. Según los servicios de inteligencia ni Alemania ni Colonia, en especial, creen que vaya a ser blanco de atentados por motivos políticos o confesionales.