Es un deber proteger a la prensa, aunque cometa errores
22 de junio de 2020La columna de Hengameh Yaghoobifarah en el periódico alemán "taz" trata el hipotético caso de lo que debería hacerse con los agentes de Policía si esa institución dejase de existir. ¿Nuevas profesiones? No funciona, dice la autora. En realidad, todo lo que queda es "...el basurero. No como personas que transporten la basura, sino en el vertedero municipal, donde estén realmente rodeados de basura. Estoy segura de que se sentirán más cómodos entre los de su clase".
Llamar basura a la gente se remonta a los tiempos más oscuros de la historia de Alemania. Y es increíblemente estúpido. Lo que la autora quiere decirnos exactamente no está claro, es difícil reconocer en su artículo una referencia satírica. El artículo pertenece a la terrible cultura de los gritos en papel, sin matices suaves y ni siquiera petulantes, y sin rasgos de autoironía. Este es el resultado de cuando toda la suciedad, la malicia y la agresividad de las redes sociales son asumidos por el periodismo clásico. Todo bajo la presunción de que si se trata un tema con la misma agresividad que en las redes, el número de lectores aumentará.
Los altas barreras del derecho penal
A pesar de eso, no es para nada buena la idea del Ministro Federal del Interior, Horst Seehofer, de demandar a la autora por esa razón. Los obstáculos para que los periodistas sean procesados por lo que escriben son muy grandes en Alemania. Un gobierno federal nunca debe exponerse a la sospecha de restringir la libertad de prensa, especialmente en momentos en que esto está sucediendo en otras democracias, como Estados Unidos o Hungría. Esa fue una de las razones por las que, este lunes (22.06.2020), se dijo en Berlín que la Canciller Angela Merkel estaba "en conversaciones" con Seehofer sobre los cargos. En otras palabras: ella quiere convencerlo de que no la demande, y esa es una buena señal.
Lo que parece quedar claro es que la calma, la prudencia y la reflexión a que condujeron las restricciones de la pandemia han terminado. ¿Realmente creímos que la pandemia haría que la gente fuera más considerada? ¿Somos conscientes de cómo las sociedades se están polarizando cada vez más? Desafortunadamente, no. Desde hace unas semanas se está desarrollando un debate sobre el racismo en la Policía alemana, y con razón. Pero también hay ataques violentos contra los agentes de Policía, de parte de la izquierda y la derecha, en manifestaciones contra el racismo o contra las restricciones de la cuarentena. Y ahora, en una escalada de violencia sin precedentes en Stuttgart, este fin de semana, después de que un joven de 17 años fuera revisado por sospecha de abuso de drogas.
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Por eso el ministro del Interior quiere ahora demostrar que defiende a los funcionarios demandando a una periodista. Mientras, al mismo tiempo, en Twitter y Facebook siguen los acosos y los insultos. Seehofer no tendrá éxito y solo polarizará aún más el debate. Por cierto, el "taz" ya se disculpó por el artículo.
El ministro también es el defensor de la Constitución
En los medios de comunicación no hay santos, como se puede ver. Pero justamente la crisis del coronavirus ha demostrado lo importante que es la prensa libre, especialmente los medios tradicionales como los periódicos, las noticias de televisión, la radio y las emisoras públicas. Cuando los problemas se agravan, la población necesita y quiere información objetiva. Y los medios de comunicación sólo pueden ser objetivos si se sienten libres de la persecución estatal. De todos modos, esos medios están acostumbrados a los ataques de ciudadanos iracundos.
Horst Seehofer, como Ministro del Interior, parece haber olvidado que también él es, por su cargo, defensor de los derechos plasmados en la Constitución, entre los que está garantizada la libertad de prensa. El diario "taz” y su controvertida autora deberían avergonzarse de sí mismos, durante el mayor tiempo posible. Pero ni la periodista ni su periódico deben ser llevados ante un tribunal.
(jov/cp)
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