Erdogan, en guerra con kurdos y periodistas
24 de enero de 2018Hace casi 25 años, perdió la vida en un atentado en Ankara Ugur Mumcu, el más destacado periodista de investigación de la historia de la prensa turca. Terroristas islámicos habían puesto explosivos bajo su automóvil. En sus columnas y libros, Mumcu luchaba contra el fanatismo religioso y la corrupción, y a favor de la libertad de prensa en su país. Suya es la frase: "la libertad de prensa no es una dádiva del Estado".
Mumcu es uno de los muchos periodistas que han sido asesinados en Turquía por haber defendido la verdad. Reporteros, comentaristas y blogueros turcos o kurdos, testarudos defensores del derecho de la opinión pública a la información sobre los acontecimientos y su trasfondo, comparten la suerte de sus colegas de muchos países donde imperan dictaduras. Arriesgan su vida y también su libertad al investigar, informar y comentar. Por eso, no es sorpresa que la fiscalía de Diyarbakir, en el sudeste de Anatolia, haya dado a conocer la detención de más de 30 periodistas que habían difundido sus reportes críticos en las redes sociales. En Estambul, en tanto, se llevan a cabo investigaciones contra otros 70 periodistas y blogueros por sus publicaciones contra el proceder de los militares turcos en Siria.
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"Intereses nacionales" en vez de libertad de prensa
El primer ministro Binali Yildirim dio la prueba de que el presidente Recep Tayyip Erdogan y su Gobierno sí conciben la libertad de prensa como una dádiva del Estado. Convocó a representantes mediáticos cercanos al Gobierno y -como sorpresa- también a algunos periodistas opositores cuidadosamente seleccionados, para explicarles las "expectativas" de la cúpula gubernamental. El único objetivo del encuentro fue, como siempre, recordarles a los medios de comunicación su "responsabilidad" y ponerlos a tono con los "intereses nacionales". Erdogan sigue obstinado en no reconocer que los periodistas no son responsables de la seguridad del Estado, sino que este es responsable de resguardar la libertad de prensa.
Bajo estas condiciones, solo se puede especular por qué Erdogan se subió a la cuerda floja en Siria, sin red de seguridad. La "Operación rama de olivo" puede convertirse en un bumerang contra Turquía, si cree poder velar en solitario por que haya orden y calma en sus fronteras. Pero sigue siendo un enigma por qué Estados Unidos y Alemania, que hasta ahora respaldaban a los kurdos de Siria, esconden la cabeza en la arena. También Rusia se oculta tras palabras huecas, en lugar de explicar por qué deja caer a la milicia kurdo-siria YPG. No era ningún secreto que las YGP son un brazo del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Turquía y Estados Unidos. Pero el éxito (¿transitorio?) obtenido en la lucha contra el Estado Islámico no habría sido posible sin las YPG.
El nebuloso socio de Turquía
El "Ejército Libre de Siria" es el aliado de Turquía en la lucha contra el dictador Bashar al Assad. Pero nadie sabe con certeza qué fuerzas radicales o incluso terroristas se ocultan en este nebuloso grupo. ¿Qué pasará cuando los kurdos hayan sido expulsados de Afrín y el Ejército Libre de Siria haya tomado el control en esa ciudad y región hasta ahora relativamente en calma? Lo único seguro hasta ahora es que decenas de miles de personas huidas, por ejemplo, de Alepo, habían encontrado resguardo en Afrín. Pero ahora amenaza con producirse una masiva huida de Siria rumbo a Turquía. Y eso no dejará de tener consecuencias, también para Europa.
Ante este trasfondo, sería procedente que Berlín dirigiera palabras claras a Ankara. Y también porque tanto el ejército turco como las YPG, en su calidad de "aliados de Occidente", han recibido armas y entrenamiento. Y ambas partes cuentan con armamento alemán.
Baha Güngör (ERS/VT)
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