Entradas para la ópera en Bayreuth: ¿sólo en el mercado negro?

Kerstin Hall, de Hamburgo, está feliz. Esta noche se le cumple un sueño: subirá radiante al teatro sobre la “Colina Verde” - o "Grüner Hügel" como se le nombra en alemán - para disfrutar su primera noche en el festival de ópera Richard Wagner, en Bayreuth.

Largo camino

“He intentado comprar entradas por adelantado para alguna función en Bayreuth desde 1991. Me apunté cada año pacientemente en la lista de espera”. Tristán o El Anillo eran su ambición, cuenta la hamburguesa. Y cada año recibió una negativa en su buzón de correo postal: “lamentablemente se terminaron los boletos”.

Finalmente Kerstin perdió la esperanza e intentó por otro camino. “Si una amable conocida y un simpático revendedor del mercado negro no me hubiesen ayudado, no estaría ahora en Bayreuth, en esta maravillosa ciudad”, aseguró a DW-WORLD.

¡Qué suerte!

Ulrich Gössele espera frente al Teatro de los Festivales de Bayreuth desde las siete desde la mañana. A las dos de la tarde, cuando abran la ventanilla de venta de boletos, será el tercero. Entonces podrá conversar por horas con la dama detrás del mostrador, con la esperanza de que algunas entradas sean devueltas.

“Hace dos o tres años estábamos parados aquí mismo y de pronto la señora preguntó: ‘¿alguien quiere entradas para El Holandés?’¡Esas me las llevé yo!”, recuerda Ulrich emocionado por su suerte. En caso de que no resulte, “ahí ve usted esa bicicleta y el hombre de la camisa negra. Es un revendedor conocido aquí”, revela Gössele.

Un hombre en bicicleta

El revendedor se recuesta a una columna del teatro. En la mano tiene un letrero común por estos lares: “busco entrada”. Pero él no necesita el boleto para entrar al teatro, sino que intenta conseguir alguno a precio normal y luego revenderlo tres o cuatro veces más caro.

Muchos wagnerianos y pocas entradas

A menos de 20 metros del hombre de la bicicleta, el vocero del festival, Peter Emmerich, aclara desde su buró: “una vez más hay un desencuentro entre la oferta de entradas de que disponemos (53.900 plazas) y la demanda que se registra. Los pedidos ascienden a casi medio millón”.

El teatro desprecia el mercado negro, por supuesto, pero no puede hacer nada en su contra: “no somos tan ingenuos como para creer que con un par de controles o con la impresión de nombres en las entradas podríamos impedir su reventa. Así que tenemos que vivir con ello, aunque nos moleste”, dice Emmerich.

Peter, el del hotel: "pura casualidad"

El hombre de la bicicleta tiene un buen consejo para nosotros, los que buscamos entradas: una dirección en un pueblo vecino, un pequeño hotel. Peter, el jefe de la casa, parece un poco avergonzado. No suele hacer cosas como esta - asegura - pero ha cancelado un huésped que había reservado un paquete: una noche en el hotel con la función de ópera incluida.

Y ahí está la entrada. El precio oficial: 120 euros. Ahora cuesta el triple. En últimas, aún “barata”, si se compara con los precios que se encuentran en “eBay”, el sitio de subastas por Internet.

Autor: Anastassia Boutsko / RML

Editor: Enrique López