Lentamente parece que los EE.UU. se empiezan a tomar en serio la indignación de los europeos. El presidente estadounidense, Barack Obama, rompe por primera vez su silencio: en una entrevista de televisión anunció que supervisará el trabajo de los servicios secretos. Y la comisión responsable del Senado exige un aumento de la supervisión en este ámbito. Durante años se espió el celular de Merkel.