Energía verde procedente del desierto
5 de abril de 2011Egipto vive momentos de incertidumbre, con cambios en el panorama político sucediéndose a una velocidad de vértigo. Un viento fresco que no sólo sopla en el ámbito de la política. También lo hace sobre las costas del Mediterráneo y del Mar Rojo. El país registra progresos en el aprovechamiento de sus condiciones climáticas: Egipto pretende abandonar las fuentes de energía fósiles para generar en el futuro mucha más electricidad a partir del sol y del viento. El objetivo es producir hasta un 20% de la electricidad a través de energías regenerativas en el horizonte de 2020. Los expertos creen que los recientes acontecimientos políticos no deberían alterar dichos planes.
Potencial desaprovechado
Pero a Egipto le queda mucho trabajo por delante para alcanzar su ambicioso objetivo: hasta ahora, la mayor parte de la electricidad que consumen los egipcios procede de fuentes de energía fósiles. Dado que el país dispone de un número reducido de yacimientos de gas y petróleo, el uso de fuentes de energía fósiles no sólo supone una enorme carga para el medio ambiente, sino también para las finanzas públicas: "hasta ahora, el gran potencial para el uso de energías regenerativas en el norte de África apenas sí se aprovecha", explica Andree Böhling, de Greenpeace. Una circunstancia que hay que achacar a los elevados costes que supone la adquisición de instalaciones solares o eólicas.
Los primeros proyectos piloto ya están en marcha en Egipto. Iniciativas que cuentan con financiación procedente del Norte. El parque eólico de Zafarana, a unos 120 kilómetros al sur de Suez, pasa por ser el mayor complejo de energía eólica de África, suministrando a la red 1.400 gigavatios-hora anuales. La costa del Mar Rojo es uno de los mejores lugares del mundo para la explotación de la energía eólica. En su conjunto, Egipto dispone de un potencial de hasta 20.000 megavatios, correspondiente a la capacidad de 16 centrales nucleares. El parque eólico de Zafarana cuenta con la financiación, entre otros, del alemán Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW, por las siglas en alemán). "Hay más proyectos en marcha", explica Charis Pöthig, del KfW: "tenemos ya un acuerdo con el gobierno para construir un nuevo parque en Gabal el-Zeit".
Las energías ecológicas ganan terreno
No sólo Egipto, sino el norte de África en su conjunto, afronta un reto en materia de política energética. El crecimiento de la población es enorme y la industrialización avanza, con el consiguiente aumento de la demanda de energía. Cada país reacciona de forma completamente diferente a dicho reto: países como Argelia, que disponen de reservas propias de gas y petróleo, acostumbran a subvencionarlas para que los precios se mantengan bajos. La víctima de esta política es el medio ambiente. "Por desgracia, muchos países norteafricanos siguen intentando contrarrestar su escasez de energía con centrales térmicas de carbón y centrales nucleares", explica Böhling, de Greenpeace.
Pero también hay otros ejemplos: como Marruecos, considerado como un ejemplo a seguir en la región en lo que respecta al desarrollo de las energías regenerativas. Hasta ahora, el país -al igual que Egipto y Túnez- debe importar gran parte de la electricidad que consume a un precio elevado. Es por ello que busca, desde hace ya algunos años, soluciones alternativas, también aquí con ayuda europea. "Los parques eólicos de Essaouira y Tánger cuentan con nuestro apoyo", explica Pöthig, del KfW. El parque de Essaouira, en funcionamiento desde 2007, suministra 210 gigavatios-hora de electricidad anuales.
Electricidad del desierto para Europa
Europa podría sacar provecho en el futuro del apoyo financiero y tecnológico inicial: el objetivo de la iniciativa Desertec es exportar a Europa electricidad generada de forma ecológica en el norte de África. La electricidad producida en el desierto del Sahara a través de grandes superficies de instalaciones solares y de parques eólicos debe cubrir el 15% de la demanda de energía en Europa en 2050. "Las cuestiones tecnológicas están prácticamente resueltas", dice Alexander Mohanty, de la Iniciativa Industrial Desertec (Dii). "Ahora se trata de crear las condiciones políticas marco", según Mohanty, quien destaca que la mayor parte de la electricidad generada se quedará en los países de origen: "los países productores se benefician en dos aspectos: reciben ayuda para el desarrollo de las energías renovables y, a demás, se crean puestos de trabajo en un sector industrial con un gran futuro".
Hasta hora, el concepto de electricidad procedente del desierto sigue siendo pura ilusión de futuro. De momento, Desertec cuenta con un primer proyecto de referencia planificado en Marruecos, que debe servir para demostrar la viabilidad del concepto. Desde luego, las expectativas son grandes: "el planteamiento de Desertec podría suponer una importante aportación a la resolución del problema energético global", cree Böhling. Por supuesto, hay que seguir ampliando las redes eléctricas entre Europa y África. Según el experto de Greenpeace, pasarán todavía unos diez años hasta que la electricidad comience a fluir desde el Sur hacia el Norte.
Los pioneros de la energía no se dejan impactar de forma particular por las actuales tensiones políticas y revoluciones en el norte de África. "Hay un estudio preliminar en Túnez que se encuentra en espera", explica Mohanty, de Dii: "pero esperamos que las turbulencias sean temporales y que pronto tengamos de nuevo un sistema político estable". Böhling cree que los cambios políticos pueden suponer una oportunidad: "muchos de los antiguos dirigentes tenían vínculos estrechos con la industria petrolera, por lo que bloqueaban el desarrollo de las energías renovables". Es por ello que, a medio plazo, una democratización de la zona también será ventajosa para las energías solar y eólica.
Autor: Nele Jensch
Redacción: Emili Vinagre