Lula se reúne con Ahmadineyad
23 de noviembre de 2009La visita del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a Brasil este lunes 23 de noviembre representa un paso más en la política brasilera de diversificación de sus alianzas políticas y económicas. Brasil toma así posición como una potencia en ascenso y cada vez más independiente de la influencia de EE.UU.
El encuentro entre los dos presidentes no sólo abrirá camino a acuerdos comerciales. La reunión puede pavimentar la ruta hacia una cooperación estratégica en energía nuclear entre ambas naciones, según afirmaron especialistas en política internacional a Deutsche Welle.
“Además de la cuestión económica, creo que la cooperación atómica es el segundo gran aspecto de interés para Brasil en relación con Irán”, dice el sociólogo Thomas Fatheuer, director de la Fundación Heinrich Böll, próxima a Los Verdes, en Río de Janeiro. “Brasil acaba de comenzar a reactivar su programa nuclear, pretende terminar de construir la planta nuclear Angra 3 y quiere ir mucho más allá, ya que intenta transformarse en exportador de uranio enriquecido y establecerse como potencia nuclear. Esto no significa necesariamente que quiera construir armas atómicas, pero sí quiere dominar el ciclo atómico completo”, explica Fatheuer.
De acuerdo con esa estrategia, el presidente brasilero, Luiz Inácio Lula da Silva, no critica el programa nuclear iraní y dice que Teherán tiene derecho a utilizar la energía atómica para fines pacíficos. Brasil sigue la discusión sobre el programa atómico iraní con gran preocupación, temiendo que también pueda él mismo ser objeto de limitaciones. “El gobierno brasilero cree que, si se limitase a Irán a través de medidas de control muy severas, Brasil también podría ser víctima de dichas limitaciones en el futuro”, observa Fatheuer.
Imagen de Brasil en el exterior
En cuanto a la imagen de Brasil, el politólogo no cree que ésta se vea dañada en el contexto mundial por la relación de Lula con Ahmadineyad, cuyas posiciones controvertidas son motivo de frecuentes críticas por parte de la comunidad internacional. “No creo que la imagen de Brasil se perjudique. Tal vez a corto plazo, frente a los EE.UU. y Europa. Pero Lula no acostumbra conversar sólo con Irán, de forma unilateral, sino también con otros socios. Dentro de algunas semanas, los europeos y los estadounidenses se habrán olvidado del asunto”, señala.
“Además, los europeos sobreestiman la importancia que el sur del planeta le da a las opiniones de Occidente. En países como China, India y en gran parte de África, Lula no tendrá ningún problema con sus posiciones”, resalta. De acuerdo con la opinión del experto, la política externa brasilera siempre estuvo pautada por intereses económicos. “Brasil nunca se dejó influenciar por problemas con los derechos humanos en su política”, subraya Thomas Fatheuer.
La estrategia brasilera de “intentar quedar bien con todos”, de la cual forma parte el acercamiento de Lula a Ahmadineyad, ha reportado beneficios económicos a Brasil, a pesar de no estar necesariamente dentro de lo que Europa y EE.UU. consideran ideal. “La diversificación de la balanza comercial es parte de una estrategia brasilera a largo plazo y ha probado que es positiva en medio de la crisis. Basta comparar a Brasil con México, cuya dependencia de los EE.UU. es mucho mayor, y que fue mucho más golpeado por la crisis que Brasil, que tiene una estructura muy diversa en cuanto a socios de exportación e importación”, dice el experto.
¿Jugando con fuego?
“Al recibir al presidente iraní, pienso que Brasil pretende también demostrar que no está de acuerdo con ciertas decisiones de EE.UU. en relación con su política para América Latina”, afirma Konstantin Kosten, experto en Irán de la Sociedad Alemana de Política Exterior.
Brasil no está necesariamente jugando con fuego, opina Kosten. “Lula ya había dejado claro que, aunque no le guste a algunos países, él sostiene reuniones con esas personas y tiene asuntos que tratar con ellas”, dice, refiriéndose a los posibles efectos negativos que pudiera sufrir la imagen de Brasil al recibir al presidente iraní. Según Kosten, desde el punto de vista de Brasil, existen cuestiones estratégicas y económicas que deben discutirse. El interés iraní en Brasil corresponde a la política exterior del gobierno de Ahmadineyad de estrechar lazos estratégicos con la región. “América Latina es estratégicamente importante para Irán. Teherán quiere encontrar otros países con los que pueda cooperar, además de Venezuela”, dice.
Cooperación petrolera
Para Kosten, Irán también puede beneficiarse de una alianza nuclear con Brasil, pero a largo plazo: “Es posible que, a puertas cerradas, Ahmadineyad ponga esa cuestión sobre el tapete”, señala. “Teherán puede estar buscando un nuevo socio, después de que Rusia fuera bastante criticada debido que volvió a aplazar la entrada en funcionamiento de la planta atómica de Bushehr”, afirma. “Entretanto, no creo que Brasil acepte entrar en esa asociación a corto plazo”, resalta Kosten.
Para el experto, la cooperación más inmediata y duradera comprenderá el área petrolera, luego de que se descubrieron grandes depósitos de ese mineral en la costa brasilera. “Se trata de dos países importantes en sus respectivas regiones, con grandes depósitos de petróleo y gas natural. Es posible que de esta visita resulte una cooperación importante en dichos sectores”, subraya el politólogo alemán.
Autor: Márcio Damasceno/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz