Expectativas ecuménicas
19 de septiembre de 2011
Grande fue la sorpresa en la Iglesia Evangélica alemana al darse a conocer, hace meses, que Benedicto XVI se ocupó personalmente de que se dedicara un amplio espacio al encuentro ecuménico. Para los protestantes, esa sorpresa se transformó, entretanto, en la alegría de poder hablar en forma directa con el Papa. El presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD), Nikolaus Schneider, dijo en entrevista con Deutsche Welle que “ya el encuentro con la Iglesia de la Reforma es una señal muy importante”.
Nunca se dio algo parecido en un marco como éste. Además de ser una señal fuerte, el diálogo se llevará a cabo en Alemania Central, la patria de la Reforma. Y, como si eso fuera poco, en el Monasterio de los Agustinos, el lugar en el que Martín Lutero –más tarde el reformador de la Iglesia- vivió y estudió desde 1505 a 1511 como monje y sacerdote católico. Fue allí donde sus ideas acerca de la renovación de la Iglesia tomaron forma para luego recorrer el mundo. Otra novedad es que el Sumo Pontífice está dispuesto a responder espontáneamente a las preguntas de la delegación evangélica.
Una misa muy especial
El momento más especial de la reunión será un oficio religioso conjunto con una prédica de Benedicto XVI en la iglesia del monasterio en el que Martín Lutero ofició misa por primera vez. Se trata de un oficio religioso sin eucaristía o Cena del Señor, ceremonia que recuerda la muerte y la resurrección de Cristo y se remite a la última cena de Jesús con sus apóstoles antes de su crucifixión. Pero cada confesión interpreta este sacramento de modo diferente, y en esa interpretación se reflejan claramente las diferencias entre ambas Iglesias. Mientras que en la Iglesia Evangélica todo cristiano bautizado puede participar de la Cena del Señor, la eucaristía está reservada estrictamente a los católicos.
Detrás de esto se oculta una definición distinta del sacerdocio. Y Nikolaus Schneider no cree que esta diferencia pueda desaparecer en un futuro inmediato. Sin embargo, sí espera que se produzca una unificación de la eucaristía para las parejas de confesión mixta, en las que un cónyuge es católico y el otro protestante. “Allí es donde necesitamos mejoras palpables, ya que estas personas también son Iglesia en lo que respecta a su convivencia. Iglesia no es sólo aquellos que sucede durante la misa”, señala Schneider.
Éxitos ecuménicos
Grande es también la expectativa sobre si la reunión en Erfurt será el comienzo de un cambio de tónica al respecto. En suma, el representante de alrededor de 25 millones de miembros de la Iglesia Evangélica advierte que no se deben alentar expectativas demasiado exageradas en cuanto al ecumenismo. Después de todo, en la relación entre el catolicismo y el protestantismo ya se han producido grandes progresos: “Ha desaparecido totalmente la animosidad. Nuestra relación es fraternal, incluso amistosa”, dice Schneider.
Entre los grandes éxitos del diálogo ecuménico se cuenta la Declaración Común sobre la doctrina de la Justificación, de 1999. La cuestión acerca de si el hombre puede ser o no perdonado por Dios fue, hace 500 años, la causa principal de la división de la Iglesia. Otro éxito data del año 2006, a partir de cuando ambas confesiones reconocen mutuamente el sacramento del bautismo, es decir, el sacramento básico de la vida cristiana.
Golpe bajo del Vaticano
A pesar de los éxitos, muchos cristianos luteranos aún están dolidos por el documento del Vaticano publicado en el año 2000, el “Dominus lesus”. Firmado por el cardenal Joseph Ratzinger, el actual Papa, entonces todavía jefe de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, el documento dice que la Iglesia de la Reforma no es una Iglesia en el verdadero sentido de la palabra.
Ilse Junkermann, obispa de la Iglesia Evangélica de Alemania Central, ve como necesaria, en ese aspecto, una corrección oficial. No hay que olvidar que Benedicto XVI, especialmente en el segundo volumen de su libro “Jesús de Nazareth”, revirtió algunas de sus declaraciones más controvertidas. “Si lo hiciera públicamente, su visita habría cumplido con su cometido, ya que, de ese modo, nuestra relación ganaría en igualdad”, subrayó Junkermann. Pero está por verse si eso es lo que quiere el Vaticano.
Autor: Klaus Krämer/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz