¿En qué medida un hijo cambia la personalidad?
6 de septiembre de 2023Un hijo cambia la vida drásticamente.
"La mayoría de los padres afirman que el nacimiento de su primer hijo les ha cambiado la vida y a sí mismos", dice a DW Eva Asselmann, catedrática de Psicología de la Universidad Médica y de la Salud de Potsdam. Asselmann investiga cómo cambian los rasgos de la personalidad a lo largo de la vida como consecuencia de determinados acontecimientos.
Sin embargo, la investigación contradice la sensación de los padres: "Según los estudios, el nacimiento de un hijo va acompañado de pocos cambios de personalidad", dice Asselmann en relación al estado actual de la investigación. Una explicación de este resultado podría ser que las personas con determinados rasgos de personalidad son más propensas a elegir la paternidad o maternidad.
La decisión a favor o en contra de tener hijos puede depender de muchos factores, la pareja, normas culturales o seguridad económica, aunque también es una cuestión de rasgos fundamentales de la personalidad. Steffen Peters, del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Rostock, ha investigado cuáles son estos factores.
Los hombres extrovertidos, con más probabilidad de tener hijos
Según Peters, "los hombres extrovertidos tienen más probabilidades de tener un primer hijo". Esta es además una de las conclusiones de un estudio basado en datos procedentes de Alemania que Peters publicó a principios de 2023 y cuyos resultados coinciden con los hallazgos recogidos por Asselmann. Al principio puede parecer contradictorio, pero las personas menos abiertas a nuevas experiencias y más extrovertidas tienen más probabilidades de fundar una familia. Y el efecto es más fuerte en hombres que en mujeres.
Tanto Peters como Asselmann utilizaron para sus estudios los llamados Big Five, es decir, cinco características básicas que sirven para describir gran parte de nuestra personalidad: apertura a nuevas experiencias, meticulosidad, extraversión, agradabilidad y estabilidad emocional.
"Las personas abiertas a nuevas experiencias muestran un amplio abanico de intereses, les gusta viajar, quieren recoger nuevas impresiones o conocer otras culturas", afirma Asselmann, y posiblemente estas personas tendrían menos ganas de ser padres.
Seguimos siendo como somos, incluso como padres
"Una hipótesis es que ser padre o madres hace a uno más maduro, es decir, más consciente y más estable emocionalmente", dice Asselmann. Sin embargo, "la conclusión es que no hay cambios significativos en estos rasgos de la personalidad".
Sin embargo, lo más sorprendente para Asselmann y su equipo fue que las personas no se volvieran más concienzudas tras el parto. Para ello, la psicóloga también tiene una explicación: el nacimiento de un hijo cambia las prioridades. Los que cuidan de sus hijos con devoción y esmero después del nacimiento tienen que hacer sacrificios en otros ámbitos y ya no pueden ser tan meticulosos en el hogar o en el trabajo, por ejemplo.
El trabajo, factor determinante
Los hijos afectan menos el núcleo de nuestra personalidad que un cambio de carrera. Ésa es la conclusión de otro metaanálisis reciente que examinó el impacto de diversos acontecimientos vitales en la personalidad humana.
"Un nuevo trabajo conlleva unos requisitos muy claros", explica Asselmann. En cambio, el papel de los padres está menos definido. "Todos tenemos ideas diferentes sobre lo que hace exactamente una buena madre o un buen padre. Esto podría explicar por qué se detectan sorprendentemente pocos cambios de personalidad en la transición a la maternidad o paternidad.
(aa/ers)