Alemania: pocas mujeres en puestos clave
8 de marzo de 2011En los puestos clave de la economía alemana, las mujeres siguen siendo minoría. Sólo un dos por ciento de ellas forman parte de las juntas directivas de las grandes empresas del país. Alemania ocupa, junto con la India, el último puesto en lo que a la cuota femenina se refiere.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia son, sin embargo, un ejemplo de que la desigualdad de oportunidades no tiene porqué existir. En el ranking de las 50 mujeres líderes en el mundo hay 16 estadounidenses y una sola alemana, Ines Kolmsee, presidenta del consejo de administración del grupo metalúrgico SKW. Y en los consejos de vigilancia de las compañías germanas se repite el fenómeno: aquí desarrollan su actividad 156 mujeres, nominadas por los sindicatos.
Muy poco movimiento, muy pocos cambios
“Sin una cuota vinculante, se minimiza el progreso posible para lograr que, tal vez en el año 2090, lleguemos a una mayor participación de mujeres en puestos directivos”, dice Jutta Wagner, presidenta de la Asociación Alemana de Mujeres Juristas. Para ejercer mayor presión al respecto, dicha asociación comenzó a organizar reuniones de accionistas de las grandes empresas alemanas en 2010, a fin de cuestionar la presencia y la promoción de las mujeres en sus puestos clave.
Tanto ahora como en el pasado, son pocas las empresas abiertas a aceptar mujeres ejecutivas, y la economía rechaza la imposición de una cuota femenina por considerarla una intromisión en su política de personal. Eso es lo que sucedió también en Noruega, donde, a pesar de todo, se logró introducir el citado mínimo, ahora anclado en la constitución. Otros países europeos, como Francia, España y Países Bajos, avanzan en la misma dirección.
Alemania: el dominio patriarcal continúa
La negativa de los estamentos económicos a aceptar el liderazgo de la mujer tiene sus orígenes, según la asesora en política y economía Gertrud Höhler, en la historia alemana reciente. “Los alemanes tienen un pasado muy autoritario que los lleva a una tendencia al dominio machista”, alude la experta. En Alemania, dice Höhler, está aún muy arraigada la idea burguesa de que “el lugar de las mujeres es la cocina y su tarea es criar a los hijos”. Y para cambiar esas estructuras patriarcales se necesita, al menos, un 30 por ciento de mujeres en funciones clave del aparato industrial y económico.
Pero Alemania ya no puede permitirse no contar con mujeres en los cargos decisivos, opina Heiner Thorberg, asesor de personal. No hacen falta complicados cálculos matemáticos para constatar que la economía alemana tendrá serias dificultades para crecer si sigue absteniendo de emplear la mitad de su potencial.
Empresas ¿enemigas de la familia?
A todo lo anterior se suma el hecho de que Alemania va rezagada en lo que respecta al cuidado de los hijos fuera del ámbito familiar. Se carece de un concepto afinado para que los niños puedan recibir los cuidados y la educación necesaria mientras las madres –y los padres- trabajan.
Esta falta de puesta en práctica de una solución integral y satisfactoria es enemiga directa de la participación laboral de la mujer. Y muchas empresas cuentan con normas que acentúan el problema, ya que, según sus cánones, la lealtad y el rendimiento se definen a través de la presencia física en el lugar de trabajo, explica Bettina Borchardt, presidenta de la Asociación de Madres Trabajadoras de Berlín.
“Sólo el que está a disposición siete días a la semana, las 24 horas del día, es alguien que demuestra rendimiento profesional”, señala Borchardt. Eso es un motivo de discriminación para las madres, ya que, quien trabaja medio tiempo para ocuparse de los hijos, no puede competir con esos ideales.
La ministra alemana de Trabajo, Ursula von der Leyen, quiere acabar con la desventaja introduciendo una cuota de género regulada por ley, pero la canciller alemana, Angela Merkel, no le da por el momento el visto bueno. Kristina Schröder, la ministra alemana de Familia, apuesta por un pacto con la patronal, para que las empresas se acerquen voluntariamente al objetivo.
Facilitar el que se compatibilice familia y trabajo es un fin que no sólo beneficiarían a las mujeres, sino también los padres. Y si estas reformas no se llevan a cabo hasta fines de 2011, será la Comisión Europea la que se ocupe del tema, como ya anunció en 2010 Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía.
Autora: Henriette Wrege/ Cristina Papaleo
Editora: Luna Bolívar Manaut