“En Colombia ya estamos construyendo el posconflicto”
22 de febrero de 2015DW: ¿Qué es la Agencia Colombiana para la Reintegración?
Joshua Mitrotti Ventura: La ACR es la institución colombiana que coordina todas las políticas estatales y gubernamentales para atender a las personas que abandonan los grupos armados ilegales.
La Agencia colombiana para la Reintegración no solo atiende sino que fomenta el regreso a casa de los exparamilitares y exguerrilleros que abandonen la ilegalidad. ¿Qué hace para lograrlo?
En efecto, la ACR acoge, por ejemplo, a las personas que formaron parte de los distintos grupos de la organización criminal Autodefensas Unidas de Colombia, más conocidos como paramilitares, que llegaron a un acuerdo de paz con el Gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe, en 2007. Nosotros recibimos a otros desmovilizados que, militando en las guerrillas de las FARC o ELN, deciden abandonar su lucha armada.
¿Cuándo surgió el proyecto de atender institucionalmente a quienes quieren abandonar la ilegalidad?
La idea surgió bajo el Gobierno de Uribe, pero el actual presidente Juan Manuel Santos la elevó a la categoría de una Unidad Administrativa Especial, adscrita al Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, con la consabida garantía de existencia, independientemente de quien gobierne en Colombia.
¿Cuál es el perfil de los desmovilizados?
Los desmovilizados, o sea los victimarios del conflicto, comparten el mismo estado de desventaja con sus víctimas: son los pobres históricos de Colombia. Peor aún, las víctimas y los victimarios comparten, en su mayor parte, los mismos lugares en donde nacieron, crecieron, vivieron o aún viven. Nuestra tarea es que quien quiera abandonar la ilegalidad no lo vea como un salto al agua fría. Por eso coordinamos la respuesta del Estado para recibir a estas personas y garantizarles el derecho a la vida. Nosotros velamos por que esos hombres y mujeres que una vez empuñaron las armas contra militares y civiles puedan ejercer su ciudadanía con plenos derechos y deberes.
¿Quiénes son los victimarios responsables de los 7 millones de víctimas y quiénes las víctimas contabilizadas?
El conflicto en Colombia no afecta por igual a todas sus regiones. No está presente en todo el territorio nacional. El conflicto colombiano tampoco afecta a todos los niveles socioeconómicos. Esta es una guerra de pobres contra pobres, porque pobres son, en su mayoría quienes desplazan y pobres son los desplazados. Las clases más desfavorecidas de Colombia son las que han puesto las víctimas, pero también buena parte de los victimarios. Se trata de una población colombiana históricamente olvidada en los confines del territorio nacional. Nuestros desmovilizados son una muestra representativa del colombiano que vive en las zonas aisladas, vulnerables, sin muchas oportunidades y al amparo de la ilegalidad. Pero si bien el conflicto colombiano es uno de los más largos del mundo, también tenemos una tradición de reintegración.
Justamente la ACR dice impulsar la reintegración de la población desmovilizada a la legalidad como contribución a la paz, la seguridad y la convivencia. ¿En dónde tienen lugar las acciones de reconciliación?
Nuestras actividades de reconciliación ocurren en colegios, hospitales y universidades, entre otros. Tenemos cuatro componentes básicos: primero, atención psicosocial, basada en experiencias internacionales; segundo, educación integral para adultos; tercero, salud pública. Los desmovilizados regresan, a menudo, en precario estado de salud. Y cuarto: reintegración a la vida laboral, de la mano con el SENA, que es un instituto de formación técnica de educación dual. La ACR está en 33 sedes regionales. En 850 de los 1.200 municipios de Colombia, hay presencia activa de desmovilizados. En Colombia hay 120 municipios que sufren la acción de actores armados; llámense guerrillas, paramilitares o Bacrim, bandas criminales de las mafias del narcotráfico. La reintegración tiene que adaptarse a las regiones afectadas.
¿Cómo poner en cifras los resultados de la reintegración de la ACR?
Desde 2003 hasta hoy se han desmovilizado en Colombia 57.000 personas, de las cuales 47.000 se han acogido la oferta de la ACR, a la que llegan voluntariamente. Entre estas, hay 10.000 personas que optaron por un proceso de reintegración autónoma, en silencio con sus familias y comunidades, para no ser estigmatizados. De los 47.000 desmovilizados recibidos por la ACR, el 75 por ciento eran analfabetos. Hoy, casi todos ellos, o sea 35.000 personas, han logrado superar esa desventaja. Hemos logrado que 24.000 hombres y mujeres tengan ahora un trabajo en la legalidad. A la fecha, 9.000 personas han recibido un grado de educación media, tras haber superado con éxito los 6 años y medio del proceso de reintegración. Un nivel en el que se considera que las personas han superado la vulnerabilidad, convirtiéndose en ciudadanos con plenos deberes y derechos. El 76 por ciento de las personas que han pasado el proceso de reintegración de la ACR se mantienen en la legalidad. Solo un 24 por ciento ha reincidido o está en riesgo de hacerlo.
¿Cuáles son los temores que asaltan a los desmovilizados de todos los bandos, una vez empiezan su proceso de reintegración?
Si bien puede haber temores al inicio, gracias a nuestro acompañamiento - la ACR tiene un reintegrador por cada 40 desmovilizados -, logramos mediar en las relaciones entre exparamilitares y exguerrilleros para que nunca más haya violencia entre ellos. Esta es, para sorpresa de muchos, una de las cosas que ocurre con gran tranquilidad y nos genera menor preocupación. Lo mismo hacemos con las víctimas. Este es un proceso que busca generar capacidad en el Estado colombiano y en la sociedad en donde la memoria, la reconciliación y las garantías de no repetición sean posibles. Eso implica que tenemos que hacer un mayor esfuerzo por juntar a víctimas y victimarios, en donde suceden encuentros extraordinarios.
¿Nos puede relatar uno de esos casos?
Conocí a una señora a la que el Bloque Cacique Nutibara, un grupo de autodefensas que operó en Medellín, le había matado a sus dos o tres hijos. Esta mamá, en el marco de un proceso de reintegración comunitaria, conoció a un joven exparamiliar de este bloque que, a su vez, había sido víctima de un grupo guerrillero, que había matado a sus padres y hermanos. Los dos decidieron adoptarse mutuamente: ella a él como su nuevo hijo y él a ella como su nueva madre. Hoy conviven bajo un mismo techo. La reconciliación ya está sucediendo todos los días en Colombia, a pesar de que la paz aún no ha sido firmada. En Colombia ya estamos construyendo el posconflicto.
Joshua Mitrotti Ventura, politólogo e historiador colombiano. Trabajó 8 años con víctimas del conflicto armado. Desde 2008 trabaja en el proceso de reintegración. Desde hace tres meses es director de la Agencia Colombiana para la Reintegración.