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Mujer indígena en Chile: alternativa de liderazgo

18 de diciembre de 2021

La presidenta de la Convención Constitucional de Chile apuesta por un país más igualitario e inclusivo. Elisa Loncon habló con DW sobre el camino hacia una nueva constitución y las esperanzas y obstáculos del proceso.

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Imagen: Mafalda Rissetti Zúñiga

Su liderazgo es inesperado, ajeno a la política tradicional. La doctora Elisa Loncon, presidenta de la Convención Constitucional de Chile, viene de la academia, el activismo y el mundo indígena. Mapuche, lingüista, doctora de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y la Universidad Católica de Chile, ha sido distinguida como una de las mujeres más influyentes de 2021 por distintos medios internacionales y el gobierno vasco acaba de otorgarle el Premio René Cassin de Derechos Humanos.

Encabeza un proceso inédito. Una convención popularmente elegida, con paridad de género y representantes de los pueblos indígenas, está redactando una nueva Constitución para reemplazar la de 1980, promulgada en dictadura. Un nuevo cuerpo legal que recoja las demandas del estallido social de octubre de 2019 y garantice derechos sociales, inclusión y dignidad para todos.

DW: ¿Son exageradas las expectativas en torno a la convención y la nueva Constitución?

Elisa Loncon: Yo creo que las expectativas no son exageradas. Este es un proyecto político diferente, que el mismo pueblo de Chile instaló a partir de una situación social muy compleja. Esta convención es la expresión de la diversidad y tiene la presencia de todos los que hemos sido negados por esta democracia que no incorporó las diversidades. Es un proceso, va a depender de los acuerdos que logremos y para ello debemos dialogar. Lo que es claro es que tenemos el mandato para escribir una nueva Constitución que supere los problemas de la antigua. No puede estar por debajo de los estándares internacionales de derechos humanos, derechos fundamentales y derechos de las naciones originarias. Ese tiene que ser el piso: superar la anterior e instalar la paridad, la plurinacionalidad, la descentralización. En esa dirección estamos caminando.

¿Es optimista acerca del resultado final?

Soy optimista en términos de que esto es producto de un proceso social de los sectores marginados de la participación democrática. El 80 % votó (en el plebiscito de 2020) a favor de una nueva Constitución y quiere ver sus derechos, sus aspiraciones y su ideal de país reflejados en las normas. Este proceso social y político está dado también por situaciones, por ejemplo, que somos el reflejo de la sociedad chilena, una sociedad golpeada, también autoritaria, porque así nos formaron. Mucho de nuestras generaciones es resultado de la Constitución de 1980.

¿De qué depende el éxito de este proceso?

Va a depender de la madurez política de la sociedad, que asuma con responsabilidad la situación histórica que nos llevó a un estallido para cambiar la constitución, y que esa madurez política se transforme en un texto escrito desde lo que se demandó así en la calle, que condense el proyecto de ampliación de la democracia, con todas las diferencias, intercultural y con todos los excluidos.

La convención también ha sido blanco de críticas de la derecha. ¿Es una amenaza para el proceso constituyente?

La convención tiene una debilidad estructural impresionante en términos políticos y económicos. Y no tenemos garantizado el camino para poder comunicar todo lo que estamos haciendo, porque es una institucionalidad muy nueva, creada hace seis meses, prácticamente de la nada y sin el apoyo político del gobierno. Todo lo contrario, en mi mandato nunca he sido invitada por el presidente de la república (Sebastián Piñera). Situaciones como esa reflejan el poco diálogo con el poder constituido. Esa situación nos tiene en condición de fragilidad.

¿Cómo se integra al oficialismo y la derecha, la cual es minoría?

Las líneas de trabajo y las metodologías de cómo tomamos las decisiones son claras y sólidas. Tenemos una mesa de vicepresidencia ampliada, que integra a todos los sectores y diferencias, incluyendo a la derecha, que no es monolítica. En ella hay distintas posiciones: algunos son muy colaboradores y otros desde el primer momento empezaron con la campaña del rechazo. Tenemos una mesa muy amplia y dialogante, y así es como hacemos el trabajo para que esta Constitución represente a todos.

Hace poco, el líder opositor venezolano Leopoldo López, de visita en Chile, dijo que en su país el proceso constituyente marcó el principio del fin de la democracia. ¿Existe ese riesgo?

De acuerdo con las normas que tenemos, un grupo de derecha lo recibió y están en su derecho de hablar con quien quieran. Pero a él no le corresponde trasladar otro proceso a nuestro país. Chile tiene su historia, su memoria, su proceso. Y en respeto a ello y a nuestra forma de decidir, los conflictos con Venezuela debería hablarlos en su espacio.

Usted ha recibido varias distinciones desde el exterior, ¿qué significan en lo personal esos reconocimientos?

Soy una mujer indígena, académica y he estado dentro del grupo de los excluidos, los que no tenían voz política. Siempre he participado en organizaciones sociales, me he perfeccionado académicamente y he estudiado con mis propios recursos. He tenido que trabajar para ello, no he tenido beca del gobierno ni de nadie. Como yo, hay mucha gente mapuche en esa posición. Lo que ocurrió es que fui nombrada presidenta y se dio un espacio. Las mujeres solo necesitamos oportunidades para contribuir desde nuestro proceso histórico y de lo que sabemos hacer para el bien de la sociedad. Yo era una mujer mapuche que necesitaba esa oportunidad y en el momento dado se dio y se desplegaron todas mis habilidades y conocimientos. Eso lo ha visto la comunidad internacional, que desde la distancia ha evaluado mi desempeño.

¿Es también un reconocimiento a este tipo de liderazgo?

Cuando se veía que la convención no iba a poder realizar sus funciones, dada toda la oposición que teníamos de parte del gobierno, logramos instalarla y eso es lo que se ve: capacidad de diálogo, relaciones horizontales, habilidades de comunicación intercultural, acercamiento y valoración de todas las diferencias. Quienes venimos de un sector marginal, toda la vida hemos tenido que dialogar para instalar nuestras formas de vida y perspectivas como sociedad. Eso se ha valorado y me siento honrada. Ese sentimiento lo comparto con mi pueblo mapuche, los escaños indígenas reservados y toda la gente que me ha apoyado, porque tampoco un líder se hace solo, se hace con los colectivos.

En Chile, sin embargo, un sector ha intentado desacreditarla, ¿a qué lo atribuye?

La discriminación a la mujer indígena es triple: por ser mujer, ser indígena y venir de una clase muy menospreciada. Quienes me han criticado son personas acostumbradas a estar en las decisiones, de apellidos que han definido la historia de este país desde el poder, donde nosotros no estamos. Como sociedad tendremos que aprender a aceptar que puede haber otros tipos de liderazgo, como el de una mujer indígena, pero esto requiere avanzar en las democracias. El pensamiento colonial y patriarcal estaba instalado en esta sociedad y en la constitución vieja, pero en la nueva vamos a instalar una forma democrática, inclusiva, plurinacional, intercultural, y esperamos que en las próximas generaciones ese pensamiento de hegemonía político-cultural vaya disminuyendo y avancemos en el conocimiento de las diversidades y los derechos fundamentales.

¿Cómo avanza el trabajo de la convención, estará listo en el plazo fijado?

Tenemos planificado que termine en el plazo indicado. El día 5 de julio de 2022 Chile va a tener una propuesta de nueva Constitución y después de eso viene un plebiscito de salida en que la gente va a votar. El trabajo ha sido intenso, requiere mucho tiempo y yo no descanso. Pedí permiso de mis compromisos académicos sin goce de sueldo y he dispuesto todo mi tiempo para recorrer los territorios y reunirme con trabajadores, mujeres, indígenas. La esperanza que la gente tiene puesta en nosotros es alta y fortalecedora, hay mucho cariño y eso me tiene muy feliz.

¿Qué importancia tiene la elección presidencial este 19 de diciembre para el éxito del proceso constituyente?

Tienen importancia en términos de que necesitamos un presidente que colabore con la Convención Constitucional, lo que hasta ahora no hemos tenido. Sin embargo, ella no está inserta en un proyecto presidencial coyuntural, sino que es un proyecto de largo plazo, una ruta de pensar Chile para cinco décadas más. Sería valioso un presidente que apoye este proyecto, que llame a no levantar mentiras sobre nosotros y a que no se nos ataque. Ni siquiera el actual gobierno ha hecho un llamado de este tipo. Esta es una de las instituciones más atacadas en redes sociales, especialmente en Twitter, y no sobre cosas reales, muchas veces sobre mentiras. Al igual que la mayoría de los convencionales, vengo de un sector muy desplazado, pero creo en nuestra capacidad de resiliencia. Si se dieran las condiciones adversas, seguiremos trabajando para responder a este mandato constitucional, que todos los gobernantes y el parlamento deben cumplir. (rr)