En África, se lucha contra el hambre con pesticidas tóxicos
25 de enero de 2023Faustine Mugalula desenrosca la tapa del frasco de plástico y se percibe un olor acre en el aire. Los vapores provocan náuseas y vómitos: el pequeño recipiente con la etiqueta "ROKET" contiene una sustancia química que mata a toda abeja o larva. "Tóxico" es la advertencia que figura en el prospecto. La etiqueta muestra las sustancias activas ya prohibidas en la Unión Europea por ser perjudiciales para la salud y el medio ambiente. No obstante, pueden seguir exportándose a todo el mundo.
El agricultor Mugalulas es uno de los millones de pequeños agricultores de Uganda que tratan regularmente su huerta con pesticidas.
Exportaciones de plaguicidas sin autorización de la UE
En la UE, las sustancias activas profenofós y cipermetrina, que utiliza el granjero Mugalula, están prohibidas desde 2020. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) cree que pueden causar cáncer de tiroides. Pero se sigue permitiendo su exportación.
Las principales empresas químicas europeas son líderes mundiales en la producción de productos fitosanitarios, especialmente los consorcios alemanes como Bayer en Leverkusen y BASF en Ludwigshafen. Según el Atlas de Plaguicidas, publicado en noviembre de 2022 por la Fundación Heinrich Böll, más del 17 por ciento de las exportaciones alemanas de plaguicidas sin autorización de la UE se destinan a África.
Para Silke Bollmohr, experta en seguridad alimentaria y plaguicidas, y asesora científica de oenegés de Kenia, este es un grave problema, sobre todo en África, porque los pequeños agricultores no protegen ni su salud, ni la de su entorno durante el manejo de estos venenos.
El uso de pesticidas en África sigue siendo muy bajo en comparación con otros países como Brasil, pero los fabricantes ven en el continente un mercado en crecimiento. "Ante la actual crisis alimentaria mundial, se está difundiendo la idea de que la producción de alimentos solo puede aumentar si se utilizan más plaguicidas, afirma Bollmohr.
El ministro alemán de Agricultura, Cem Özdemir, quiere detener este mismo año la exportación de sustancias nocivas. Según una carta abierta enviada a Özdemir en noviembre por 274 organizaciones de derechos humanos de 54 países del Sur, la prohibición de las exportaciones debería haberse impuesto hace tiempo.
Los pesticidas impulsan la exportación
El almacén de Uganda "Crop Care" está situado en el distrito industrial de Kampala. Delante hay camiones aparcados descargando grandes barriles de glifosato de Bayer procedentes de Alemania. El importador ugandés es una de las pocas empresas autorizadas por el ministerio de Agricultura de Uganda para importar pesticidas de fabricantes alemanes. Delante del almacén hay motos aparcadas que los empleados utilizan para recorrer los pueblos, repartir gratis a los agricultores y captar nuevos clientes.
El jefe de la empresa, Sharad Kumar Singh, es indio de nacimiento. En las paredes de su pequeño despacho cuelgan fotos de Singh con el presidente de Uganda, Yoweri Museveni. Entre sus clientes, hay floricultores que envían sus tulipanes y rosas a Europa por vía aérea, así como cultivadores de algodón y té que producen casi exclusivamente para la exportación, y representan un sector importante para la economía de Uganda.
Singh no cree que tenga sentido prohibir las exportaciones de la UE. "Como muchos países africanos, Uganda también tiene un problema de seguridad alimentaria", explica, y advierte de un déficit de oferta, porque los países africanos carecen de alternativas: "Toda África sigue pasando hambre", aclara: "Primero hay que saciar el hambre, luego se puede plantear la nueva normativa".
Temor a una catástrofe de hambruna
La extrema sequía en 2022 ha disparado el número de personas que padecen hambre en África Oriental: más de 21 millones de personas carecen de alimentos suficientes, y es probable que esta situación continúe, porque los suelos están secos y duros tras la larga sequía, lo que hace imposible sembrar de nuevo.
Uganda está considerada la huerta de África Oriental. Las agencias de ayuda de Naciones Unidas, como el Programa Mundial de Alimentos PMA, compran aquí sus alimentos para dar de comer a los refugiados en los campos de las zonas de crisis circundantes, como Somalia, Sudán del Sur, Congo o Etiopía. Para toda la región, aumentar la producción de alimentos en Uganda es, por tanto, vital para la supervivencia.
(jov/ms)