Túnez: ¿una oportunidad para nuevos parlamentarios?
6 de octubre de 2019Un grupo de hombres y mujeres jóvenes entregan volantes a los transeúntes, mientras otros intentan sujetar la carpa de campaña para evitar que se vuele. No pasa mucho esta tarde en Den Den, un barrio residencial en el lado oeste de Túnez.
Amenallah Jaouhari intenta entablar una conversación con un vendedor de verduras. Un transeúnte dice que no vale la pena votar por candidatos independientes, porque no tienen peso en el Parlamento. Jaouhari, el principal candidato por el partido independiente Bledna ('Nuestro País'), ve las cosas de manera diferente. Él dice que los partidos tradicionales han fallado y que es hora de que se escuchen nuevas voces. "El Parlamento ya no está haciendo el trabajo encomendado por la gente. Se ha degenerado en una máquina de votación sin alma", afirma. En cambio, detrás de las puertas se hacen acuerdos para aprobar leyes y dividir los puestos políticos.
El ingeniero, de poco más de treinta años, está convencido de que podrían abordarse problemas reales si se eligen representantes nuevos e independientes para el organismo. Pero la competencia es dura: más de 50 candidatos compiten por los siete escaños parlamentarios del distrito. A nivel nacional, hay más de 1.500 independientes y partidos políticos que compiten por 217 asientos.
Poca fe en los partidos
Jaouhari conoce muy bien el panorama político de Túnez. Su padre, alguna vez miembro destacado del Movimiento Ennahdha, murió en circunstancias misteriosas en prisión en 1995 mientras Ben Ali dirigía el país. Amenallah Jaouhari fue miembro del consejo de liderazgo del partido después de la revolución. En 2013 renunció a su cargo y dejó el partido. Su esposa no solo permaneció en el partido conservador musulmán, sino que hoy es su principal candidata para el distrito electoral extranjero de Túnez en Francia. "Algunas personas piensan que el partido puede ser reformado desde dentro, yo no soy uno de ellos", dice Jaouhari con una sonrisa en su rostro.
Una encuesta publicada recientemente indica que más del 80 por ciento de los tunecinos tiene poca o ninguna fe en los partidos políticos del país. A los parlamentarios y otras instituciones gubernamentales les fue un poco mejor. Esa es una de las razones por las que los candidatos independientes lo hicieron tan bien en las elecciones municipales del año pasado. Los votantes también enviaron una advertencia electoral a los partidos del establishment en la primera ronda de la votación presidencial, realizada en septiembre. Eso ha dado esperanzas a muchos independientes que actualmente se postulan para el Parlamento.
Caras nuevas quieren desafiar al sistema
Qalb Tounes ('Corazón de Túnez'), el partido recientemente fundado por el candidato presidencial encarcelado Nabil Karoui, por ejemplo, tiene muchas posibilidades en esta elección. Otra agrupación recién surgida en la escena política y que puede cambiar rápidamente el escenario es el partido Aich Tounsi, un movimiento joven y populista. Aich Tounsi, que surgió de una organización no gubernamental (ONG), ha publicitado en todo el país el lema "No tengas miedo, no somos un partido".
El presidente de Aich Tounsi y principal candidato a la Presidencia de Túnez, Selim Ben Hassan, dice que la mayoría de los candidatos quieren ser elegidos para poder tener inmunidad y beneficiarse de los privilegios otorgados a los parlamentarios. Y agrega que su movimiento es una expresión de la "movilización de las personas contra el sistema".
Cuando se les pregunta a los tunecinos sobre los problemas más acuciantes del país, mencionan la economía, la atención médica y la corrupción. Unos ocho años después de la revolución, la gente está profundamente frustrada. Para la mayoría de los ciudadanos, los beneficios que buscaban nunca se concretaron. Aunque ha habido avances democráticos, la economía del país sigue estancada. El dinar tunecino ha perdido valor constantemente a lo largo de los años, y la deuda externa, al igual que la inflación, han seguido aumentando, reduciendo significativamente el poder adquisitivo de las personas. Además, la corrupción, el nepotismo y una burocracia arraigada han paralizado aún más al país.
"Los votantes tienen prioridades socioeconómicas, pero los grandes partidos se han negado a reconocer ese hecho desde 2011", lamenta Amenallah Jaouhari. Está convencido de que los votantes han tenido suficiente y enviarán a los partidos a casa.
Formar gobierno será un desafío
Aunque las encuestas políticas están prohibidas durante la campaña, la mayoría de las señales sugieren que ningún partido o grupo ganará una mayoría clara en el Parlamento. Incluso la tarea de formar una coalición gobernante de dos o tres partidos podría ser una tarea desalentadora, considerando que una cantidad de grupos pequeños y miembros independientes con poca o ninguna experiencia política pueden poblar el Congreso.
Durante el último período legislativo, el Parlamento estaba tan fracturado que apenas se podía hacer nada. "Creo que deberíamos estar preparados para una situación similar en el nuevo Parlamento", dice Selim Kharrat, presidente de la ONG Al Bawsala, que lucha por una mayor transparencia gubernamental. Kharrat dice que la situación podría obstaculizar drásticamente los esfuerzos para redactar nuevas leyes y retrasar la acción sobre reformas muy necesarias.
Además, se realizará una segunda vuelta presidencial una semana después de las elecciones parlamentarias de este domingo (06.10.2019). En ella, el jurista independiente Kais Saied se enfrentará al magnate de los medios de comunicación Nabil Karoui, que ha estado detenido desde mediados de agosto mientras es investigado por cargos de lavado de dinero y evasión de impuestos.
Autora: Sarah Mersch (mn/lgc)
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