Elecciones en México: espejo de la crisis
16 de junio de 2009El próximo 5 de julio se elegirán los 500 diputados para conformar la Cámara de Diputados. Unos 300 serán electos a través de sistemas uninominales y 200 a través de listas plurinominales, además de las elecciones de 6 gobernadores y elecciones municipales en 13 de los 31 Estados, más el Distrito Federal (Ciudad de México), que constituyen la República Federal.
De cara a la recesión proveniente de Estados Unidos, que ha golpeado con fuerza a la economía mexicana; los crímenes cada vez más brutales por parte de narcotraficantes que se disputan el territorio, así como la irrupción de la nueva gripe de influenza (A H1N1) que se ha encarnizado con la población mexicana como con ninguna otra, el movimiento del voto nulo se ha convertido en una esperanza para muchos ciudadanos, hartos de la clase política mexicana, según un análisis realizado por Svenja Blanke, directora de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en México.
La autora escribe que es la ciudadanía la protagonista de este movimiento. Jóvenes furiosos, comentaristas hartos de “siempre lo mismo”, expresan a través de blogs en Internet su frustración y rabia y su rechazo a la clase política y esperan que una gran cantidad votos anulados se convierta en un mensaje político que no pueda ser ignorado por los actuales gobernantes.
Mínima expresión democrática
La joven democracia mexicana, a los ojos de este movimiento de protesta y de la mayoría de analistas, se ha reducido a su mínima expresión, permitiendo la participación sólo de los partidos políticos y sus representantes. El representante más destacado de esta opinión en José Antonio Crespo, intelectual e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), quien habla de una abstención del voto activa, que nada tiene que ver con la abstención por apatía.
De otra opinión es quien fuera director del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, quien asegura que este movimiento está predestinado al fracaso, pues con ello se deja a otros votantes la elección sobre la composición de la Cámara de Diputados.
Pese a los graves problemas y desafíos que enfrenta el país, la diversidad política es uno de los grandes logros tras casi 70 años de dominio político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin embargo, el proceso de democratización se ha desgastado. Los conflictos al interior de los partidos los han alejado de la población y sus necesidades. La reciente declaración del ex -presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), quien advirtió que el sistema político necesita la “impunidad” para sobrevivir, muestra el sentimiento de impotencia que impera entre la ciudadanía.
El peligro de la dependencia hacia EEUU
La autora advierte que en tiempos de crisis el peligro de la dependencia del mercado mexicano hacia Estados Unidos es más claro que nunca. Si el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá de por sí no ha tenido un efecto positivo para la mayoría de las familias mexicanas, las consecuencias de la actual crisis se sentirán aún más, sobre todo para la clase trabajadora. De hecho ya están presentes: menos capacidad de compra, una mayor precariedad de las condiciones de trabajo y mayor desempleo.
Por si fuera poco la epidemia de influenza (A H1N1) tendrá probablemente consecuencias fatales para el sector turístico que hasta ahora ha generado un ocho por ciento de los ingresos del Estado, así como dos millones de puestos de trabajo.
Es por ello, señala Blanke, que el descontento tiene causas políticas, económicas y sociales. No hay crecimiento económico, las condiciones de vida han empeorado agravando aún más la desigualdad social y económica existente. Adicionalmente, a nivel local se mantienen las estructuras políticas autoritarias que producen una impotencia ante poderosos grupos de intereses.
El anhelo de una mayor participación política y social que estuvo asociado al cambio de poder del PRI al Partido Acción Nacional (PAN) ha dado paso a un creciente y alarmante distanciamiento entre la tradicional clase política y los ciudadanos. Una reciente encuesta reveló que un 84 por ciento de la población desconfía del poderoso vecino del norte y que demanda del Estado la recuperación del monopolio de poder. Sin embargo hay escepticismo en cuanto a la efectividad de las instituciones estatales a nivel federal, estatal y municipal. Muchos ciudadanos no confían en la capacidad del Estado para protegerlos de la inseguridad. Están convencidos incluso, de que el Estado es a menudo la fuente de violencia o lo que la provoca.
Menos adeptos a una solución militar
La esperanza de una solución militar a la lucha contra el narcotráfico impulsada por el presidente Felipe Calderón y apoyada inicialmente por la mayoría de la población, decae rápidamente. La consolidación de la joven democracia está amenazada adicionalmente por cotidianas violaciones a los derechos humanos a nivel local así como en los Estados de Oaxaca, Guerrero y Chihuahua por parte de los cárteles de la droga en combinación con la impotencia del Estado.
La autora concluye señalando que en el país existen condiciones ideales para la existencia de la criminalidad organizada. Por un lado la cercanía con Estados Unidos, país que registra la mayor demanda mundial de drogas y mercado natural de los cárteles mexicanos, y por otro, la pobreza imperante en la mayoría de los municipios, que se convierte en la base social del crimen.
Pese al potencial económico del país, todavía entre 40 y 45 por ciento de los 110 millones de habitantes viven en la pobreza, de ellos, un 18 por ciento vive en la extrema pobreza. Así las cosas, la criminalidad organizada genera empleos en un país en donde cientos de miles buscan un mejor ingreso y emigran a Estados Unidos. Muchos jóvenes, sobre todo varones, ingresan al “narco” que les promete un ingreso mensual así como una red social.
Los resultados no se prevén favorables. Una gran abstención electoral, una izquierda debilitada encabezada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y un fortalecimiento del PRI tras el descalabro del 2006, tendrá como resultado que ningún partido tendrá una mayoría en la Cámara de Diputados durante los próximos tres años. Serán postergadas necesarias reformas, entre ellas, una mayor igualdad de oportunidades, un nuevo régimen fiscal y más derechos laborales así como una mayor autonomía sindical, todo esto y más quedará pendiente, advierte el análisis.
Autora: Eva Usi
Editor: José Ospina Valencia