El descarado desinterés de Trump por la democracia
4 de noviembre de 2020La noche electoral fue exactamente lo que muchos expertos y analistas predijeron, al menos en un aspecto: este martes 4 de noviembre por la mañana todavía no hay un claro ganador en Estados Unidos.
No sorprende que ambos candidatos hicieran todo lo posible por ignorar la incertidumbre e inyectar optimismo a sus seguidores. El candidato demócrata, Joe Biden, hizo una aparición este martes temprano por la mañana en su estado natal, Delaware. "Sabíamos que esto iba a durar mucho”, dijo Biden, añadiendo que se sentía bien con respecto al lugar de los demócratas en la carrera para alcanzar los 270 votos del colegio electoral a fin de asegurarse la presidencia. "Esto no termina hasta que cada voto y cada papeleta se contabilice” enfatizó.
Con tres diferentes tipos de voto, el voto en persona en el día electoral, el voto anticipado en persona, y los votos por correo, el proceso de escrutinio puede estirarse hasta los próximos días. Eso es parte totalmente legítima del proceso democrático. Ver cómo el presidente, Donald Trump, describe ese proceso como un intento de los demócratas de "robar” la elección, como escribió en Twitter sin proveer evidencias, no es ninguna sorpresa, pero es exasperante.
En su discurso de esta madrugada, Trump declaró haber ganado claramente las elecciones en varios estados que, en ese momento, aún no habían contado los suficientes votos como para anunciar a un ganador. Se refirió en particular a Pensilvania, sin hablar sobre un detalle muy importante: qué clases de votos deben ser contabilizados todavía.
Muchos de los votos sin contar aún son votos postales, y expertos suponen que estos fueron emitidos más por los electores demócratas que por los republicanos. Por supuesto que Trump no querría que se contabilizaran. Pero eso significa que los demócratas no deben perder la esperanza todavía. Trump puede estar liderando en varios de los estados aún abiertos, pero un largo número de los votos que deben ser contados podrían ser para Biden.
En otras palabras, aunque esto parezca un deprimente déjà-vu de 2016, no todo está perdido. Pero la declaración de victoria de Trump, en la que llamó al proceso de contabilización de votos "un fraude mayor”, y anunció que se dirigiría a la Corte Suprema, expone un descarado desinterés por la manera en que se calculan los votos en una democracia, en el año pandémico de 2020.
No hay suficientes estadounidenses que se horroricen por Trump
Muchos estadounidenses liberales esperaban un claro resultado a favor de Biden, y ciertamente no una carrera tan estrecha como esta. Después de todo, su candidato competía con un presidente que quería prohibir a los musulmanes entrar a EE. UU., que separaba a los niños migrantes de sus padres en la frontera sur del país, que lanzó ataques racistas contra mujeres congresistas, que fue impugnado por intentar un trueque de ayuda militar para Ucrania a cambio de ayuda contra su rival político, y bajo cuyo liderazgo más de 250.000 personas murieron de COVID-19 hasta el momento. Y la lista sigue. El hecho de que un número significativo de estadounidenses votaran por Donald Trump a pesar de sus acciones a lo largo de estos últimos cuatro años muestra qué es aceptable para EE. UU. Y eso es devastador, no importa quién sea el que logre llegar a la Casa Blanca.
(cp/ers)