El Vaticano bajo presión
6 de febrero de 2009La Repubblica, de Roma: “Todas las miradas están puestas en Richard Williamson. Instado por el Vaticano a retractarse de su negación del Holocausto, el obispo tradicionalista británico tendrá que decidir en la soledad de su seminario, en las cercanías de Buenos Aires, si hará una autocrítica pública y retirará sus expresiones sobre la Shoah. (...) Lo que tiene lugar entre la Santa Sede y los tradicionalistas es una carrera contra el tiempo. Porque el ultimátum que le puso el Vaticano a Williamson debería obtener en breve una respuesta clara y positiva si no se quiere que todo el asunto vuelva a caer como un boomerang sobre el Papa, agudizando aún más el desastre”.
La estrategia de Benedicto XVI
De Volkskrant, de Amsterdam: “Para muchos europeos, el conservadurismo del Vaticano resulta incomprensible. ¿Qué futuro puede tener una Iglesia que rechaza por principio la homosexualidad y los anticonceptivos? Una explicación podría radicar en que el Vaticano ya no cree poder ganar nada más en una Europa ampliamente secularizada. El crecimiento de la Iglesia se da en el Tercer Mundo, donde aún predominan visiones tradicionales. Con Benedicto XVI, esta estrategia se ha reforzado.”
No hay peligro de cisma
Tagesspiegel, de Berlín: “Puede que este Papa no quiera permitir a la larga una escisión de los ultraconservadores, para que los seguidores de Lefebvre no se conviertan en otros luteranos. Sólo que ésta no es la dimensión de las cosas y no existe el peligro de semejante cisma. El Papa provocaría más bien un alejamiento de los reformistas, si quisiera ignorar las críticas. Desde esta perspectiva, la actual crisis tiene también algo bueno, sanador. Digámoslo simplemente: la Iglesia católica es sólo una Iglesia y su jefe sólo un hombre. Ambos pueden cometer errores, son falibles. Eso no resta valor a la discusión con ellos.”
Acertada demanda de Merkel
Der Standard, de Viena: “La canciller alemana, Angela Merkel, hizo algo obvio para una representante del Estado alemán: demandó una aclaración en cuanto a que no puede negarse el Holocausto. Nadie se habría sorprendido si el destinatario no hubiera sido el Vaticano. Ahora Merkel es criticada por los obispos alemanes e incluso por algunos correligionarios de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y -lo que sorprende menos- de la Unión Cristianosocial (CSU), por haber planteado tal demanda. También se le reprocha haber actuado como la hija de un pastor protestante. Pero éste no es un asunto de la fe católica, sino una cuestión política de principios. La exhortación de Merkel no es por ello una inaceptable intromisión del Estado en asuntos eclesiásticos. Habría sido una intrusión si ella hubiera solicitado que se diera marcha atrás con la anulación de la excomunión de los seguidores de la Fraternidad Pío X. Eso no le corresponde a Merkel como líder política, porque es un asunto interno de la Iglesia."