“El talón de Aquiles de la democracia española”

Que la captura en Francia del número uno de la ETA, Franciso Javier López Peña, es un duro golpe para la organización separatista vasca no lo pone en duda nadie. Sin embargo, especialistas consultados por DW-WORLD coinciden en opinar que muy probablemente no signifique su fin. “Esto quizá represente un respiro, pero me temo que ETA mantendrá su estrategia violenta”, dijo a DW-WORLD Sören Brinkmann, especialista en Historia Política de España de la Universidad de Erlangen.

En opinión de Dieter Koniecki, ex director de la Fundación Friedrich Ebert en Madrid, las ideas nacionalistas del pueblo vasco están enraizadas en una auto concepción romántica de la historia y lengua vasca, un ideario que ofrece el substrato ideal para que los lemas nacionalistas prendan. “El peligro que supone el nacionalismo no está erradicado, y no sólo en España”, asevera Koniecki, quien afirma que el apoyo a ETA oscila entre un 8 y 12% en la población. Además, la tregua ofrecida por ETA en marzo de 2006 y que duró, oficialmente, hasta junio de 2007 fue utilizada para reestructurar esta organización que ha sembrado el terror en España desde los años sesenta del siglo pasado. Enfrentar a ETA con la opción policial no ha dado el resultado anhelado.

Separación sí, matar no

Según Ludger Mees, catedrático de Historia del Universidad de Bilbao, si bien en el círculo político hay muchos que persiguen los mismos objetivos secesionistas de la organización terrorista, “cuando se pregunta si es legítimo matar por ello, la mayoría dice que no. En el brazo político de ETA cada vez está más claro que mientras más asesina ETA más daño se le hace a su brazo político. Entretanto crece el interés de que cese la violencia”.

Si bien ha habido momentos de debilidad de la organización terrorista, siempre ha vuelto a resurgir renovada. La nueva serie de atentados que empezó con el del Aeropuerto de Barajas en diciembre de 2006 tienen, según Koniecki, una dimensión más drástica: no advierten de los atentados y han vuelto a la violencia directa, como lo demuestra el asesinato del ex concejal socialista en vísperas de las últimas elecciones. “ETA es el talón de Aquiles de la democracia española”, recalca.

No sólo policíal

Si ETA resurgiese renovada a pesar de que, supuestamente, su cabeza se ha amputado, ¿cuál es la manera de combatirla? La policía española sólo empezó a tener éxitos cuando Francia –en donde la organización contaba con terrenos de retirada- comenzó a cooperar. Ludger Mees, analiza: “Con medios policiales solamente no se podrá vencerla, con seguridad habrá que volver a la negociaciones, como hace 2 años, cuando el gobierno negoció con sus representantes. Salió mal. Las opciones no son excluyentes: sin Policía no se puede combatir a la ETA; sin embargo, si alguna vez se puede probar que sus líderes están dispuestos a dejar las armas y estuviesen dispuestos a buscar la paz, habrá negociaciones. Éstas no irán acerca de cuestiones políticas, sino sólo acerca de la desmilitarización del conflicto. Como qué hacer con los 700 presos entre Francia y España, qué hacemos con las armas…. La cuestión no puede ser política porque no está legitimada para discutir con el gobierno”.

Las pretensiones de ETA –independencia del País Vasco, Navarra y la región vasca francesa- son inaceptables para Madrid. Sin embargo, el sentimiento nacionalista tiene una opción política, y ésa es el Partido Nacionalista Vasco. Durante el reciente encuentro del presidente vasco, el lehendakari Juan José Ibarretxe, con el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lo que más se puso de manifiesto es que las posturas se enfrentan.

“La situación es evidente. Todo lo que el gobierno de Ibarretxe intenta en el País Vasco va claramente en contra de la Constitución Española. Por un lado es inconstitucional y, por otro, el mismo estatuto de autonomía del país vasco no lo permite. El pretendido reférendum puede máxime tener valor simbólico, porque a ello no puede seguir ninguna acción política. A nivel estatal, tanto socialistas como populares no ven la posibilidad de una secesión del País Vasco, por inconstitucional”, aseveró Brinkmann.

En cuanto al desarrollo político del País Vasco, Brinkmann detecta una profunda división, pues el plan del lehendakari pierde sustento en sus propias filas. “Si Ibarretxe lograse sin embargo imponerse con su idea del referéndum, el plan tiene que ser aprobado en junio por el Parlamento. Y es posible que no sea aceptado, pues cuentan con el voto de los radicales que no quieren renunciar a la violencia. Por otro lado, si el referéndum pierde en octubre, eso significaría el fin –por lo menos momentáneo- del movimiento nacionalista radical que desde la transición en los años 70 ha puesto los gobiernos en el País Vasco”.