Guyana sueña con la riqueza petrolera
25 de febrero de 2020¿A quién se le permitirá manejar la lluvia de petrodólares que pronto caerá sobre uno de los países más pobres de América del Sur? Esa es la pregunta clave que decidirán los votantes de Guyana el 2 de marzo. Se trata de muchos millones y de cómo tratar con las multinacionales petroleras que son mucho más ricas que el país. Y se trata de la cuestión de cómo un estado selvático aislado, con menos de un millón de habitantes, puede convertirse en un Dubai sudamericano. Los expertos estiman que en cinco años Guyana producirá más petróleo por habitante que Arabia Saudita. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera un crecimiento del 86% ya este año.
"Una buena vida para todos" es lo que promete el partido gobernante Asociación para la Unidad Nacional (APNU-AFC) del actual presidente, David Granger, en carteles verdes. Su partido es un poco más liberal que la oposición, que tiende más a la socialdemocracia, y se considera el favorito del mundo financiero y empresarial.
De momento, no hay indicios de quién ganará. Los resultados son tradicionalmente ajustados, y las encuestas no existen. Al igual que la antigua potencia colonial británica, cuyo sistema político fue un modelo en muchos aspectos, Guyana tiene un sistema bipartidista, aunque existen algunos partidos pequeños de poca relevancia.
Tensiones étnicas
Las diferencias entre los dos partidos dominantes son menos ideológicas que étnicas: la APNU representa principalmente a los afro-guyaneses, descendientes de los antiguos esclavos. El Partido Popular Progresista (PPP) es el partido de los indo-guyaneses, que fueron traídos al país por los gobernantes coloniales europeos como trabajadores de reemplazo barato tras la abolición de la esclavitud.
"Todavía tenemos una democracia tribal hoy en día, y eso conlleva muchos problemas", advierte el experto en estadística y profesor universitario Troy Thomas. La retórica tiene toques radicales en la campaña electoral, que hasta ahora se ha mantenido en gran medida pacífica.
"Han malgastado nuestra riqueza petrolífera", critica el PPP en sus carteles. Este partido dominó la política durante mucho tiempo, pero perdió por un estrecho margen en las últimas elecciones. Ahora quiere volver al poder y ha nominado a Irfaan Ali como su principal candidato, pero según los observadores, el ex presidente Bharrat Jagdeo sigue moviendo los hilos. Jagdeo ya no se puede presentar después de haber cumplido dos mandatos.
"Los contratos con las multinacionales petroleras están mal negociados", critica Jagdeo en una entrevista con DW. Se refiere a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONG Global Witness, según el cual el Estado de Guyana recibiría un 50 por ciento de las ganancias del petróleo producido, más el 2 por ciento de regalías, lo que está por debajo de la media internacional.
México, por ejemplo, ha negociado el 75%; países como Mozambique y Nigeria reciben entre el 65 y el 85%. Además, el gobierno ha perdido mucho tiempo, dijo Jagdeo. "Necesitamos urgentemente una ley que establezca una cuota de proveedores locales".
Inestabilidad política
Sin embargo, el hecho de que haya pocas leyes marco para la nueva era del petróleo también se debe al PPP. En diciembre de 2018, derribó al gobierno de David Granger en un voto de censura después de que un miembro del parlamento desertara del campo gubernamental. Desde entonces, Granger, de 73 años de edad, que entre tanto se enfermó de cáncer, ha impugnado el voto de censura en los tribunales y ha retrasado repetidamente la convocatoria de nuevas elecciones, lo que ha hecho que el Parlamento no pueda aprobar leyes.
En lugar de debatir sobre contratos, se debería mirar hacia el futuro y fijar un rumbo, exige el ministro de Finanzas, Winston Jordan. Esta es también la opinión de muchos partidarios del gobierno: "En 23 años, el PPP no ha conseguido nada más que corrupción y violencia" dice la vendedora de ropa Fay LaRose. "Si finalmente dejan que Granger gobierne, el dinero del petróleo beneficiará a todos y fluirá a la educación y la salud", dice la mujer de 55 años.
Optimismo cauteloso
Todos los políticos prometen mejorar la infraestructura y la creación de un fondo petrolero como el que tiene Noruega, que invierte los ingresos del gas y petróleo en el extranjero y ha hecho ricos a los ciudadanos del país nórdico. Pero ni siquiera un fondo de este tipo es garantía de éxito, señala Troy Thomas, quien también es representante local de Transparencia Internacional. "Ahora fluye mucho dinero hacia un país que tiene grandes huecos legales en términos de transparencia y responsabilidad", critica.
Guyana, por ejemplo, todavía no tiene una ley sobre la financiación de los partidos, el poder judicial es ineficiente y todavía no se ha llevado a ningún político ante los tribunales por corrupción. "Por lo tanto, tengo razones para ser pesimista", dice Thomas. Pero también ve dos razones para el optimismo: la población tiene grandes expectativas y presionará al gobierno. "Y la presencia de los inversores extranjeros obligará a nuestras instituciones a modernizarse."
(gg/er)
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