El Schalke de Di Matteo
17 de febrero de 2015En Gelsenkirchen, la ciudad del Schalke, los aficionados alemanes quizás no están plenamente convencidos de que esta semana su club podrá derrotar al poderoso Real Madrid, actual campeón de la Champions League. De lo que ellos sí están seguros es que en esta temporada su equipo no hará agua, ni naufragará, como lo hizo hace casi exactamente un año ante los españoles.
Entonces el Real Madrid le propinó al Schalke, en Gelsenkirchen, una contundente derrota, por goleada (6-1), para luego redondear la vergüenza en el estadio Santiago Bernabeu (3-1). En Alemania, casi 12 meses más tarde, son pocos los que creen que esa historia pueda repetirse. Ello es el resultado de una fe recuperada. Los hinchas han vuelto a creer en su equipo gracias al trabajo de un entrenador que no piensa que para tener éxito seo obligatorio jugar bonito: Roberto Di Matteo.
El credo del redentor azul
Desde la llegada de Di Matteo, en octubre del 2014, el Schalke empezó a mejorar día a día. Eso llenó de esperanzas a una afición que se estaba acostumbrando solamente a sufrir. El público ya no disfruta momentos destellantes, tampoco un gran espectáculo, pero observa con consuelo como el equipo suma y suma constantemente puntos.
En Schalke no han perdido de vista que el entrenador suizo recogió al equipo en la posición once de la Bundesliga, en un momento en el que tanto los jugadores como la directiva del club estaban más preocupados con evitar un posible descenso que con dar la pelea en las posiciones de vanguardia en el campeonato alemán.
Hoy, cuatro meses más tarde, Roberto Di Matteo tiene al Schalke luchando por un cupo a la Champions League de la próxima temporada, y en 14 partidos en la Bundesliga ha encajado apenas 11 goles en contra, uno menos que los 12 recibidos en las primeras ocho fechas del torneo alemán que precedieron a su llegada. De esta forma, y en muy corto tiempo, el entrenador consiguió cambiarle la cara al equipo y anclar con firmeza en él uno de sus principios fundamentales: evitar recibir goles.
En el pasado el Schalke le apostó a un fútbol ofensivo con por lo menos cuatro protagonistas de ataque en su formación titular, en el presente la consigna es defender bien, algo que para Di Matteo se convierte en el fundamento de cualquier construcción. No en vano, bajo su conducción, el equipo alemán ahora planta un esquema conservador con tres centrales, dos laterales, y tres mediocampistas de recuperación. En total ocho jugadores más atentos a frenar al contrario, y a destruir sus acciones, que a crear o amenazar.
La fórmula, pese a recibir críticas, funciona. En los cuatro partidos disputados en este 2015 el Schalke nunca ha sido dueño del balón, ni lo ha tenido más que el rival, pero aún así se ha hecho a un botín atractivo. De 12 puntos posibles ha obtenido siete anotando apenas tres goles. Además, por si fuera poco, Di Matteo consiguió así resultados positivos ante rivales importantes: empate 1-1 contra el Bayern, y victoria 1-0 sobre el tercero de la clasificación de la Bundesliga, el Gladbach, al que le regaló la pelota el 70 por ciento del partido.
Real Madrid no puede confiarse
Roberto Di Matteo aún debe exhibir en la Champions League la solidez que ha alcanzado con el Schalke en la Bundesliga. La gran prueba la presentará esté miércoles ante el defensor del título, el Real Madrid, un club que llega advertido y sabe que no puede dejarse engañar por los resultados de los alemanes en la fase de grupos.
Allí el entrenador observó como las delanteras rivales, en especial la del Sporting Lisboa de Portugal (7 goles) y el Chelsea ingles (5 goles), derrumbaron el muro defensivo que quiso montar, pero cuyo pegamento todavía estaba demasiado fresco. Doce goles recibidos en tres partidos de los últimos cuatro que disputó en el grupo G de la Champions League estuvieron a punto de ocasionar la eliminación de la competencia.
El Schalke, sin embargo, se mantuvo con vida y ha aprovechado las semanas que han transcurrido desde entonces para aprender a defenderse y convertir esa actitud en resultados positivos. El fútbol de Roberto Di Matteo ha empezado a calar en el equipo alemán, por eso, aunque ganar al Real Madrid no deja de ser difícil, perder ante los españoles por goleada si es casi un imposible.