El Salvador: “La violencia se combate con derechos, no con represión”
7 de septiembre de 2014"Mi único pecado en El Salvador es que empecé a trabajar con la gente sin derechos", dijo el cura a su llegada al aeropuerto de Madrid. El sacerdote, que estuvo detenido desde el 29 de julio, fue condenado la semana pasada por el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana de El Salvador por los delitos de introducción de objetos ilícitos, tráfico de influencias y asociaciones ilícitas.
Según la legislación salvadoreña, el religioso puede salir en libertad bajo ciertas condiciones al ser la condena menor a tres años y por haber reconocido los delitos que se le imputaban. El sacerdote fue recibido en el aeropuerto madrileño Adolfo Suárez-Barajas por sus padres, sus hermanos y otros familiares, con abrazos y lágrimas, junto a una pancarta en la que exigía "libertad y justicia" para él.
Rodríguez destaca que dedicó 15 años a trabajar por la prevención, la reinserción y la atención de víctimas de la violencia en El Salvador. Tras su detención, fue condenado a treinta meses de prisión por el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana por los delitos de introducción de objetos ilícitos, tráfico de influencias y asociaciones ilícitas. "Yo he sido tratado como un desposeído, como la gente con la que he vivido", apuntó el padre Toño, quien subrayó: "No me parece justo. Yo no soy el problema del país. He sido la solución durante quince años".
Le prohibieron visitar cárceles y comunicarse con pandillas
Mostró su deseo de descansar y reunirse con su familia en Daimiel (centro de España), además de leer y trabajar, teniendo en cuenta que tiene prohibido visitar cárceles y comunicarse con pandillas. Rodríguez reflexionará sobre la posibilidad de volver a El Salvador, pero mientras tanto permanecerá dos años con "perfil bajo", leyendo y escribiendo.
"Me parece que algo puedo aportar después de quince años de trabajo con víctimas de la violencia y que puedo enriquecer a muchas instituciones internacionales. Tengo una gran experiencia y espero compartirla para darle voz a los que no la tienen, como decía monseñor Óscar Romero", señaló. El mundo debería tener los ojos puestos en El Salvador, donde los jóvenes están muriendo en las calles, para solucionar el problema de la violencia "con derechos y no con represión o con la cultura del castigo", ha precisado el sacerdote.
"Vengo a España a recuperarme y a hacer planteamientos nuevos desde el carisma pasionista", indicó el sacerdote, para quien la Iglesia necesita humanizar el mundo y hace falta "menos Iglesia, menos religión y más espiritualidad".
JOV (efe, elmundo)