Cuando la fiscal Anne Brorhilker de Colonia tuvo el primer caso en su escritorio, no sabía que se trataba del mayor fraude fiscal de la historia alemana: el caso de los dividendos Cum-Ex. Hasta entonces nadie contaba con que ella y su equipo procesarían miles de actas en los próximos ocho años, realizarían registros en todo el mundo e investigarían a más de mil sospechosos. Entre ellos poderosos directivos, responsables de grandes bancos y abogados de renombrados bufetes. A lo largo de sus investigaciones, Brorhilker descubre con qué falta de escrúpulos algunos millonarios obtuvieron devoluciones mayores que los impuestos que habían pagado. Para la fiscal está claro que esta vez el pago de multas no bastará para cerrar los casos, sino que todos los acusados serán llevados a tribunales. Una tarea que parece imposible, pues los sospechosos están dispersos por todo el mundo. Se trata además de una carrera contra el tiempo, pues algunos casos podrían prescribir. Las investigaciones de Brorhilker culminan con el primer veredicto del caso Cum-Ex en la primavera de 2020. Todo un hito, pues es la primera vez que queda confirmado judicialmente que este tipo de manipulación fiscal va contra la ley. Hasta entonces muchos de los acusados se habían cubierto las espaldas amparándose en vacíos legales. Y efectivamente, por décadas ni los legisladores, ni los ministerios de Hacienda habían logrado detener este tipo de estafa al fisco. ¿Cómo fue posible? Brorhilker y su equipo consiguieron que los acusados confesaran. Interrogaron a testigos clave por cientos de horas. Lo que salió a la luz es un sector que durante años consiguió influir en parlamentos, el sistema judicial, universidades y la opinión pública. Pero también en los propios legisladores. Solo así pudo pasar desapercibido este robo multimillonario. Los fiscales tan solo conocían este tipo de delito del crímen organizado. Pero ¿por qué el Estado se dejó engañar de esa manera? Brorhilke también descubre estrechos vínculos entre las autoridades fiscales y la multimillonaria industria. Aunque hasta ahora sus investigaciones se han centrado principalmente en los actores del arbitraje de dividendos, Brorhilke se plantea si todas las autoridades implicadas están realmente tan interesadas como ella y su equipo en aclarar el asunto. También analiza la capacidad del Estado para defenderse de malabaristas financieros sin escrúpulos, que hace tiempo utilizan las arcas fiscales de todo el mundo para sus pérfidos negocios. El reportaje muestra por primera vez los rostros detrás de la investigación del mayor escándalo fiscal de la historia de Alemania.