El recuerdo también es política
7 de noviembre de 2018El soldado estadounidense Henry Nicholas Gunther corría en la mañana del 11 de noviembre de 1918 en la región francesa de Lorena hacia un puesto de ametralladoras alemán cuando fue muerto a tiros, exactamente a las 10:59, un minuto antes de que entrase en vigor el armisticio. Gunther fue el último muerto de la Primera Guerra Mundial. Fue uno de los aproximadamente diez millones de soldados que perecieron. Pero también entre los civiles hubo muertos: un millón.
Cien años más tarde, los países que participaron en la contienda recuerdan a las víctimas mortales de la "Gran Guerra”, como se la conoce en Francia o Reino Unido. Para esos dos países, la Primera Guerra Mundial siempre ha tenido un significado mayor que para Alemania, donde la catástrofe moral de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto ocupa el primer lugar. Para conmemorar este centenario, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tomado la iniciativa y ha puesto a su país en el centro internacional de las conmemoraciones.
Siempre de vuelta a Compiègne
Un día antes, el 10 de noviembre, quiere reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, en la localidad francesa de Compiègne, al norte de París, para una corta ceremonia. Es un lugar doblemente significativo. Aquí, en un vagón de tren, se firmó el 11 de noviembre de 1918 el armisticio entre las potencias occidentales y el Imperio alemán. 22 años más tarde, tras la ocupación de Francia, Adolf Hitler obligó a los generales franceses a capitular. En ese mismo vagón. Pero el actual Gobierno de Francia quiere recordar otro momento histórico: "Queremos seguir las huellas de Helmut Kohl y François Mitterand en Verdún en 1984”, dice el Elíseo. La imagen del canciller y el presidente dándose la mano en un cementerio de soldados fue vista en todo el mundo como un gesto de reconciliación.
Este año tendrá lugar una gran conmemoración en París. Macron ha invitado a jefes de Estado y de Gobierno de más de 80 países que estuvieron involucrados de forma directa o indirecta a una ceremonia en el Arco del Triunfo. Entre ellos, se prevé, estarán los mandatarios estadounidense y ruso. Donald Trump y Vladimir Putin tuvieron un choque verbal a propósito del tratado de armas nucleares de rango medio (conocido como Tratado INF). El norteamericano amenazó con retirarse del acuerdo. Macron espera que ambos líderes aprovechen la ceremonia para mantener una charla bilateral, con la esperanza de poder salvar aún el tratado.
Macron quiere brillar
El historiador francés Etienne François cree que el evento es para Macron una cuestión de prestigio. Su credibilidad se ha hundido luego de que sus planes de reforma para Europa hayan encontrado una dura resistencia. Podría servirle para "brillar en el centro del mundo por unas horas”, opina el experto.
En el "Foro para la Paz”, de tres días de duración, que se celebrará en el marco de la ceremonia parisina, Merkel y el secretario general de la ONU, António Guterres, darán discursos de inauguración. Unos discursos que se espera que apelen a la necesidad del multilateralismo. Lo contrario que practican Trump y Putin.
Los alemanes estarán especialmente presentes en la conmemoración. El presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, ya ha participado en un "Concierto de la Amistad Germano-francesa” que tuvo lugar en Estrasburgo el 4 de noviembre, una ciudad que fue alemana entre 1871 y 1918, para volver a ser francesa a partir de entonces.
Los alemanes conmemoran en casa de otros
Los británicos, sin embargo, tienen preferencia por organizar sus propias ceremonias de conmemoración. El historiador François lo considera "completamente normal”, aunque no puede evitar remarcar que Reino ha tenido desde siempre –y especialmente desde la puesta en marcha del "brexit”- "el convencimiento de que son únicos”.
También en Londres se les tiende la mano a los alemanes. El presidente alemán será el primer jefe de Estado germano que participará en una ceremonia de depósito solemne de una corona en un cenotafio de Londres. Un "acto histórico de reconciliación”, en palabras de la primera ministra británica, Theresa May.
Con Steinmeier en Londres y Estrasburgo, y Merkel en París y Compiègne, los alemanes quieren destacar el carácter europeo, opina el historiador Jörn Leonhard.
En Polonia, sin embargo, parecen soplar otros aires. Para los polacos, el final de la Primera Guerra Mundial supuso el renacimiento del Estado polaco. Pero la conmemoración del centenario atrae también a la extrema derecha. Las autoridades han advertido de que miembros de la organización neonazi internacional "Sangre y honor” van a participar en la Marcha de la Independencia de Varsovia.
¿Paralelismos entre el pasado y el presente?
Algunos políticos encuentran semejanzas entre el auge contemporáneo del nacionalismo y el populismo de derechas y los turbulentos inicios del siglo XX. François compara la situación con la Europa de los años veinte, en la que "había un esfuerzo para reiniciar Europa, pero también fuertes movimientos reaccionarios”. Estas contracorrientes, sin embargo, adquirieron verdadera fuerza a partir de la crisis económica de 1929. El historiador teme que una depresión en los próximos diez años pueda tener consecuencias políticas.
En cualquier caso, Etienne François espera que, sobre todo, en la fiesta del 11 de noviembre se refuerce "la conciencia de que los europeos tenemos más semejanzas que diferencias, y de que vale la pena invertir en un futuro conjunto”.
(EAL/CP)
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