El presidente federal busca un "nosotros"
21 de abril de 2024Es bastante inhabitual que un presidente federal en ejercicio escriba un libro. Frank-Walter Steinmeier, jefe de Estado desde hace poco más de siete años, lo ha hecho. Menciona dos fechas que le impulsaron a hacerlo: el 23 de mayo de este año se cumple el 75º aniversario de la promulgación de la Ley Fundamental, la Constitución alemana. Y el 9 de noviembre se cumplen 35 años de la caída del Muro de Berlín. Hay suficientes razones para hacer una especie de balance, una mirada hacia atrás. Y hacia adelante.
Preocupación por el país
El presidente federal está realmente preocupado por la situación del país, por decirlo suavemente. Se podría decir también que está alarmado. Por el populismo de derecha en ascenso, por el desaliento que cunde en muchas personas, por las dudas sobre la democracia. Por las cuestiones pendientes respecto a la migración, la lucha contra el cambio climático y el Estado de bienestar.
El libro, titulado "Wir" ['nosotros' en alemán], describe un país convulso, asolado por la incertidumbre y la caída de certezas asentadas. Steinmeier explica: "Quienes no pueden estar tranquilos, llegar, sentirse anclados, sino siempre esperar lo inesperado, como la aparición de un virus que paraliza la vida pública o una guerra que amenaza con sustraernos el gas para la calefacción en invierno, pierde la confianza en las cosas más obvias".
¿No es un presidente más bien un constructor de puentes?
El presidente federal lleva mucho tiempo viajando incansablemente por todo el país, visitando pequeñas ciudades y comunidades, tratando de dialogar con la gente. Una gente para la que cada vez es más difícil ponerse de acuerdo. De ahí su intento de buscar lo que todavía nos une, ese "nosotros".
Pero aquí se plantean dos preguntas a Steinmeier: ¿es función del jefe de Estado adoptar una postura tan explícita sobre los conflictos sociales y las controversias políticas actuales como lo hace en su libro? ¿O debería intentar también tender puentes aquí, más allá de los debates actuales, entre todos los estratos de la sociedad?
El propio Steinmeier, largo tiempo ejemplo de la "vieja" Alemania
Y en segundo lugar, los críticos preguntan: si habla de errores y decisiones equivocadas en el pasado, de la dependencia de la seguridad estadounidense y del gas ruso barato, ¿es él el más adecuado para sacar a relucir la cuestión?
¿Si él, como ministro de Asuntos Exteriores durante mucho tiempo, contribuyó de forma importante para sumir al país en esa falsa sensación de seguridad? Entre 2005 y 2009 primero, y entre 2013 y 2017 después, el entonces político del SPD era el jefe de la diplomacia alemana. También en la época en que Rusia ocupó Crimea. En violación del derecho internacional.
Fuertes críticas a Moscú
Es probable que Steinmeier responda a la última acusación aduciendo que no era sólo él, sino gran parte de la política alemana, quien mantuvo el diálogo con Moscú hasta el estallido de la guerra en Ucrania.
Pero ahora escribe: "La guerra está radicalizando al injusto régimen de Moscú. Esto está enredando a una sociedad rusa en parte fanatizada y en parte paralizada en una culpa de proporciones históricas". ¿No se observaron señales de esto desde el principio? ¿Especialmente para él, el ministro de Asuntos Exteriores?
Por una sociedad multiétnica y plural
Seguramente la mayoría de los alemanes estará de acuerdo con el presidente Federal en muchas de las afirmaciones de su libro. Por ejemplo, cuando escribe que la sociedad nunca ha sido homogénea, constantemente se suman personas de otros países y culturas. Alemania hoy incluye "...a aquellos que nacieron en nuestro ordenamiento político, así como a los que se sienten en casa en él, que se convirtieron en alemanes al elegir una nueva nacionalidad".
Sin embargo, la derecha rechaza categóricamente estas mismas declaraciones. Dirigiéndose a los populistas de derecha, escribe: "Algunos de ellos incluso quieren crear tal homogeneidad por la fuerza y expatriar a los alemanes que no encajan en su modelo. La mayoría de los ciudadanos y ciudadanas se oponen a tales fantasmas inconstitucionales".
Críticas a la cultura en algunas redes sociales...
Pero lo cierto es que no son sólo unos pocos perdidos los que ya no forman parte del "nosotros" del presidente federal, esos que reniegan de la democracia y se sitúan en la extrema derecha. Y llevan a cabo su diálogo propio a través de sus plataformas digitales.
Steinmeier reconoce aquí uno de los problemas centrales, al escribir: "Los límites de lo que se puede decir se han llevado demasiado lejos, más allá de lo indecible. En el lenguaje político se ha instalado un embrutecimiento que se presenta triunfalmente como intrepidez. Paradójicamente, al mismo tiempo, mucha gente se siente confirmada en la idea de que ya no es posible decir lo que se piensa y que se convierte en sospechoso por cada palabra dicha abiertamente".
.. y comprensión para los políticos asediados
Contra esos grupos quiere el presidente federal movilizar a la gran mayoría silenciosa de la sociedad. Una mayoría que debería mantener su confianza en la clase política. Y a los que prácticamente implora Steinmeier: "Es importante comprender que no sólo los políticos obtusos o malintencionandos tienen la culpa de que las tornas hayan cambiado para Alemania. Ningún político alemán puede ordenar al mundo que vuelva complaciente a girar a nuestro favor".
El papel del presidente federal
El poder de un presidente federal es limitado: actúa a través de sus palabras, uniendo a la gente por encima de sus diferencias. Steinmeier exprime con su libro al máximo esta función de su cargo. Una cosa es la preocupación del presidente federal por el futuro del país, pero se echa de menos una evaluación honesta de Alemania, que sigue siendo uno de los países más ricos del mundo con un Estado social y constitucional que funciona. Y constatar que los problemas como los descritos no son exclusivos de este país.
Por momentos da la impresión de que a Steinmeier le cuesta asumir no poder desempeñar un papel ejecutivo en estos tiempos turbulentos. Pero esta función representativa reservada al jefe de Estado es su trabajo, aunque el mundo a su alrededor parezca estar volviéndose cada vez más loco.
(lgc/ies)