¿Podrá el G7 ayudar a los países más endeudados?
27 de junio de 2022"Lo que pasa con el G7 es que no están legitimados, pero son inmensamente poderosos y pueden hacer cosas muy poderosas”. Las demandas de Max Lawson, director del programa sobre políticas de desigualdad de Oxfam, son claras: mientras Alemania, Francia, Canadá, Japón, Italia, Estados Unidos y Reino Unido -conocidos como el Grupo de los Siete- se reúnen en su cumbre anual en el lujoso castillo de Elmau, en los Alpes bávaros, Oxfam hace un llamamiento a los líderes de los países más ricos del mundo a condonar la deuda que paraliza a los países más pobres.
Contrarrestar el poder de China
Pero una condonación de la deuda externa no forma parte de la agenda este año. En lugar de eso, el domingo (26.6.2022), el primer día de la cumbre del G7, el bloque de economías industrializadas reveló su "Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global", un compromiso con la meta de recaudar 600 billones de dólares en fondos privados y públicos en un lapso de cinco años, a fin de financiar la infraestructura necesaria en los países en desarrollo.
"Quiero ser claro. Esto no es ayuda ni caridad. Es una inversión que generará beneficios para todos”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y agregó que eso permitiría a los países "ver los beneficios concretos de asociarse con las democracias".
La iniciativa apunta a contrarrestar la influencia de China y su actual proyecto multimillonario de La Franja y la Ruta en Asia y África. Unidos por valores comunes como la democracia, el Estado de derecho y el libre mercado, los países del G7 combinados representan alrededor del 45 por ciento del Producto Interno Bruto mundial, según datos del Banco Mundial, por lo cual tienen una influencia económica considerable. De hecho, algunos críticos acusaron al grupo de tener demasiada influencia en asuntos de importancia global.
Biden dijo que los cientos de billones de dólares adicionales podrían provenir de bancos de desarrollo multilaterales, instituciones financieras para el desarrollo, fondos soberanos y otros.
Una carga dolorosa
"Esa es la situación de muchos países africanos", dice a DW Edwin Ikhuoria, director de la oenegé ONU, que lucha contra la pobreza y para prevenir enfermedades. "Simplemente no cuentan con el espacio fiscal para responder a las necesidades de sus propios habitantes", explicó en la cumbre a la prensa.
Esta situación financiera se vuelve cada vez más acuciante a medida que el mundo se hunde en una crisis de hambre cada vez mayor, empeorada por la guerra de Rusia en Ucrania. Casi 193 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria aguda en 2021, según el Programa Mundial de Alimentos, 40 millones más que en 2020. Max Lawson, de Oxfam, recriminó a acreedores privados, junto con las corporaciones de alimentos y energía, que han obtenido ganancias récord en los últimos meses, mientras los consumidores tienen que luchar para poder pagar sus necesidades diarias.
"[Las naciones pobres] están gastando más en pagarle a BlackRock que en salud o educación combinadas", dijo a los periodistas durante la cumbre, mencionando así al banco de inversión más grande del mundo. Además de cancelar las deudas soberanas que tienen sus países, pidió a los líderes del G7 que obliguen a los acreedores privados a hacer lo mismo.
Para Stormy-Annika Mildner, es un asunto de geopolítica: "Si somos serios en cuanto a querer asegurarnos de que los países emergentes indecisos no se muevan en dirección a China y Rusia, entonces es necesario contribuir financieramente y aligerar la deuda", subrayó.
(cp/ms)