El Papa, los condones y la Iglesia
23 de noviembre de 2010
Consualmente, mientras en la capital italiana se hablaba del Papa y los condones, UNAIDS, el Programa de Naciones Unidas para la prevención del Sida, presentaba en Ginebra el Reporte 2010 sobre la expansión y el impacto de la epidemia. Y allí se lee que precisamente, gracias las campañas en favor de la uitlización de preservativos las infecciones se han reducido desde 1999 en un 19%. Hoy son, aún así 33,3 millones las personas portadoras del virus que sigue siendo letal.
Más condones, menos discursos
Peter Seewald, un periodista alemán, autor del libro, explicó que la posición del Pontífice sobre el uso del preservativo es un "paso hacia una concepción responsable de la sexualidad". El libro surgió de una conversación de Seewald con Benedicto XVI en su residencia de Castel Gandolfo.
Medios y organizaciones de ayuda humanitaria eclesiásticas valoraron las alusiones del Papa al condón como sensacional cambio de rumbo. El Vaticano, en cambio advirtió de que "no se trata de una revolución". Seewald, por su parte, se negó a reducir la imagen que tiene el pontífice de 83 años del mundo a la cuestión del uso del preservativo.
¿Sólo para los prostitutos y prostitutas?
El Papa reconoció, como excepción para aprobar el uso de preservativo, a la prostitución, sin distinguir entre masculina y femenina. Se refería a los preservativos como medio de combatir la mortal enfermedad del síndrome de inmunodeficiencia aguda, el Sida, matizó.
El presidente del nuevo Consejo Pontificio para una nueva evangelización, Rino Fisichella, condenó que se redujera la conversación con el Papa a frases sueltas. Algo así insulta a la inteligencia de este Pontífice y es además una "instrumentalización barata" de sus palabras, criticó.
"El Papa ha aceptado hacer el libro para dar respuestas a las personas de hoy", dijo también el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, durante la presentación, para lo cual el Pontífice empleó un registro coloquial sencillo y directo. En el libro el Papa aborda desde la candente cuestión de las relaciones con la Hermandad Sacerdotal San Pío X hasta el escándalo por abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
¿Por qué habla el Papa ahora de condones?
En lo relativo a los escándalos por abusos sexuales, Ratzinger los tacha de gran crisis y admite que para él es "una sorpresa que los abusos tuvieran también en Alemania tal envergadura". No obstante, comenta que rechaza la idea de renunciar.
Además califica de "accidentado" el hecho de no haber sabido nada de Richard Williamson, polémico miembro de la Hermandad San Pío X por su postura negacionista del Holocausto, en el momento en que la Iglesia impulsó un acercamiento con la hermandad. Asume además errores en la forma en que el Vaticano abordó sus crisis. Por otro lado, defiende las mezquitas en países occidentales.
Por su parte, el presidente de la organización italiana de gays y lesbianas, Arcigay, Paolo Patane, criticó duramente a Benedicto XVI por su postura hacia los homosexuales en el libro-entrevista. Consideró que sus palabras denigran a millones de personas que luchan cada día contra insultos y ofensas.
La Iglesia y sus feligreses: décadas de retraso
En Brasil, el considerado el “baluarte del catolicismo en América”, el tema no conmueve a muchos. Klaus Hart, periodista especializado, consultado en Brasil por Deutsche Welle, confirmó que las mismas diócesis brasileñas reparten preservativos gratis por orden del Estado desde hace una década. Luego la noticia de que el Papa permitiría los condones en contados casos más bien asombra.
En Alemania, la patria del Papa, la situación no es muy diferente. Las declaraciones del Papa sobre si se puede y cuándo usar un condón, no toca realmente a nadie. El diario alemán Westdeutsche Allgemeine Zeitung, de Düsseldorf, recuerda que el Papa lleva 5 años resguardado en el Vaticano. “A pesar de sus viajes a las capitales europeas, Benedicto XVI no ha logrado romper el hielo entre la Iglesia y sus feligreses“, agrega el cotidiano, advirtiendo que se necesita mucho más para convencer de que la Iglesia vive en el mismo Siglo que los ciudadanos de a pie.
Autor: José Ospina-Valencia / dpa/ afp
Editora: Emilia Rojas