Papa consagra la Sagrada Familia y critica aborto y matrimonio gay
7 de noviembre de 2010Entre gritos de “¡Benedicto, oe!”, “¡Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí!” y “¡Viva el Papa!”, banderas del Vaticano y cánticos religiosos, los fieles esperaron y dieron la bienvenida al Pontífice a lo largo del trayecto de 3,5 kilómetros, que recorrió en su “papamóvil” entre el palacio episcopal de Barcelona y La Sagrada Familia.
128 años después del inicio de su construcción y con sólo una tercera parte concluida, la Sagrada Familia, obra cumbre de Antonio Gaudí, quedó consagrada como basílica por el Papa Benedicto XVI. Como “arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta”, recordó Joseph Ratzinger a Gaudí.
Benedicto XVI empleó este domingo, en Barcelona, un tono más suave que el del sábado - cuando arremetió contra el laicismo en España, comparándolo con el violento período anticlerical republicano de la década de 1930. Pero, aún sin mencionar el nombre de España, el Papa no dejó de mostrar su rechazo a las políticas del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en temas como el matrimonio homosexual y el aborto.
Beso homosexual colectivo, como protesta
“La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”, dijo el Papa en su misa. Pidió la protección del Estado para "el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia" y defendió "la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción".
Un centenar de parejas gays y lesbianas se dieron cita a la salida de la catedral de Barcelona, para besarse frente al Pontífice como símbolo de rechazo a la postura eclesiástica contra la homosexualidad. Los fieles, que esperaban igualmente la salida del Papa, contestaron con cantos y vítores a los besos y críticas al Vaticano.
España preocupa al Vaticano
Ratzinger está preocupado por España, han interpretado los analistas de diversos medios y agencias de noticias. La concepción de la España de Zapatero como vanguardia del laicismo no es un planteamiento nuevo en el Vaticano. De la primera legislatura (2004-2008), tampoco gustaron en la Santa Sede la agilización del divorcio o la experimentación con células madre, por ejemplo.
Es cierto que el Ejecutivo socialista le dio a la Iglesia Católica, en su primer período, lo que los gobiernos anteriores se habían negado a concederle: hizo definitivo un acuerdo transitorio para su financiación pública. Pero España se convirtió también, en 2005, en el cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual (tras Holanda, Bélgica y Canadá).
En cuestiones de creencias el país se acerca a otros vecinos europeos. La adhesión católica retrocedió del 87 al 73 por ciento de la población entre 1992 y 2010. Entre los jóvenes de entre 15 y 29 años, apenas el 52 por ciento se considera católico. También las vocaciones descienden y el número anual de matrimonios civiles supera al de los religiosos. Esos cambios podrían “contagiarse” a las cercanas culturas latinoamericanas, donde ya Argentina aprobó una ley similar a la del matrimonio homosexual español.
Menos fieles que los esperados
La visita de este fin de semana a Santiago de Compostela y Barcelona puede contribuir a acrecentar la preocupación del Vaticano. El presidente español no participó en ninguna de las misas que ofició el Papa en su viaje. Y en las calles de las capitales gallega y catalana no se concentraron todos los fieles esperados.
De las entre 400.000 y 500.000 personas oficialmente estimadas en Barcelona, la cifra quedó en la mitad: 250.000 asistentes, según el ayuntamiento de la ciudad. 36.000 personas pudieron seguir la consagración de la Sagrada Familia desde pantallas gigantes instaladas en las inmediaciones del templo. Otras 6.500, entre ellas los reyes Juan Carlos y Sofía, pudieron entrar en el templo.
Las aceras no estuvieron repletas y hubo huecos al paso del Pontífice, reportó la agencia dpa. Quienes madrugaron para reservar su espacio, y hasta quienes no madrugaron tanto, alcanzaron sin dificultades un puesto en primera fila.
Autor: RML / dpa / Reuters
Editora: Claudia Herrera Pahl