El Papa alemán visita la sinagoga de Colonia
19 de agosto de 2005Algunos han calificado la visita de Benedicto XVI a la sinagoga de Colonia como el acontecimiento principal de la vigésima Jornada Mundial de la Juventud. Poco protagonismo para los jóvenes, pero toda una señal de conciliación y aceptación mutua hacia las demás religiones, siguiendo la política que en su día inició Juan Pablo II.
La quinta Comunidad Judía de Alemania
La comunidad judía de Colonia es la quinta en importancia de Alemania. La sinagoga en la que Benedicto XVI, un Papa alemán perteneciente a la generación de la guerra, leyó su discurso, fue quemada por los nazis y reconstruida con el empeño de Konrad Adenauer, el primer canciller tras la II Guerra Mundial.
„Para el judaísmo es importante que el máximo representante de la Iglesia católica se muestre dispuesto mantener buenas las relaciones entre ambas religiones“, dijo a DW-WORLD Michael Licht, directivo de la Comunidad Judía de Colonia, minutos antes de entrar en la sinagoga para encontrarse con el Papa. „Para mí personalmente, un judío nacido en Colonia, es un momento muy especial ver al Papa en mi sinagoga“, confesó. Licht y otros muchos judíos esperan que un Papa alemán muestre una sensibilidad especial con el pasado histórico y el genocidio del pueblo judío.
Pero no todos los judíos que hoy tienen la oportunidad de oír de cerca a Benedicto XVI viven el acto con tanta euforia. Charim Levit, Rabino de Bremen, critica que el Papa no se manifestase en contra del terrorismo en Israel. "El Papa tiene mucho poder y es la persona que podría hacer algo por lograr la paz entre árabes e israelíes. La retirada de Gaza no soluciona el problema, y me temo que en un par de años vamos a vivir una nueva guerra entre ambos pueblos“, dijo Levit a DW-WORLD. Y si Benedicto va a ser o no esa persona que logre la pacificación de Oriente Medio "depende del Papa, de si quiere o no“, añadió.
El intercambio de discursos
Abraham Lehrer, el presidente de la Comunidad Judía de Colonia, dijo en su discurso que la visita de Bendicto XVI a la sinagoga de esta ciudad tenía no sólo relevancia religiosa, sino también política.
Como judío alemán, Lehrer quiso recordar al Papa y al cristianismo la muerte de más de seis millones de judíos en los campos de concentración nazis y la deportación 11.000 de los 20.000 judíos que residían en Colonia, así como el papel dudoso que jugó la Iglesia durante aquellos años de persecución. Para acabar con las críticas de uno y otro lado, Lehrer hizo una petición concreta al nuevo Papa: que se abra al público el archivo histórico del Vaticano correspondiente a los años de la II Guerra Mundial.
El Papa por su parte, habló de acercamiento y diálogo. "Dios nos creó a su imagen y semejanza, y con ello dotó a cada ser humano de un valor incalculable. La Iglesia debe transmitir a los jóvenes, en la catequesis, que la discriminación por razones de religión, raza o posición social contradice a los Evangelios“, dijo Benedicto XVI, puntualizando que "no se trata de olvidar las diferencias entre judíos y católicos, sino de establecer un diálogo y una comprensión teológica“.
Una visita con pasado y futuro histórico
El "Nostra Aetate" fue nombrado en la sinagoga en varias ocasiones: uno de los textos que resultaron del Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia se comprometía a respetar a las restantes religiones. En principio, el "Nostra Aetate" no estaba dirigido exclusivamente al judaísmo, pero para este grupo, condenado por la Iglesia católico como los traidores de Cristo, tuvo una significación especial.
A partir del „Nostra Aetate“, y sobre todo durante el papado de Juan Pablo II, la Iglesia católica ha lanzado diversos signos de conciliación a los judíos: en 1986, Juan Pablo II visitó la Gran Sinagoga de Roma. Por primera vez en la historia, un Papa entraba en un templo judío.
Entre 1993 y 1994, la Santa Sede y el Estado de Israel firmaron el Acuerdo Fundamental por el que se reconocían mutuamente. Fue el siguiente paso en la normalización de las relaciones, cuyo punto culminante fue alcanzado con la visita de Juan Pablo II a Israel en 2003.
Sin duda, el día en el que un Papa alemán, Benedicto XVI, leyó un discurso en una sinagoga alemana, la de Colonia, encontrará también un lugar en los libros de historia, en el capítulo dedicado a la "construcción de puentes interreligiosos“.