El oscuro patrimonio cultural de los museos alemanes
16 de abril de 2018Felix von Luschan probablemente no creía estar haciendo nada incorrecto. Tras asumir como asistente de dirección en el Museo de Etnología en Berlín, comenzó en 1885 una enorme campaña de recolección. En su nombre, numerosos europeos reunieron en distintas colonias miles de calaveras. Con ellas Von Luschan quería investigar, como otros científicos de su tiempo, la evolución humana.
Actualmente hay cerca de 5500 calaveras y huesos de la colección Von Luschan. Hoy se encuentran en manos de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano. "Un legado complicado", reconoce abiertamente el presidente de la entidad, Hermann Parzinger.
El coleccionista no sabía nada de respetar la paz de los muertos y en realidad se impuso un verdadero "acaparamiento", dice el arqueólogo Bernhard Heeb. "Lo que pasó es que los cráneos fueron sacados de sus tumbas, en parte, al amparo de la noche. A veces también encontraron restos humanos al aire libre. Desde una perspectiva actual todo esto es un sinsentido", dice Heeb a DW.
En algunos casos las calaveras llegaron a manos del coleccionista como regalo. Misioneros y funcionarios enviaron restos a las instituciones de investigación alemanas, a menudo sin un objetivo específico. Los soldados coloniales enviaban las cabezas de los colonizados para ser estudiadas en el entonces Imperio Alemán.
Descendientes quieren entierros dignos
Si bien para los archivos alemanes tener estos restos no supone un gran problema, sí lo es para muchos países africanos. "Muchas personas que yo conozco encuentran terrible que sus antepasados no hayan podido ser enterrados con dignidad", dice Mnyaka Sururu Mboro. Con la asociación "Berlín Postcolonial", este tanzano investiga hace años este tema.
Los museos alemanes ignoraron durante mucho tiempo el oscuro pasado que latía en sus archivos. "El pasado colonial alemán fue opacado durante largo tiempo por los grandes crímenes del siglo XX, a saber: Primera y Segunda Guerra Mundial, además del Holocausto", dice Parzinger. Pero desde hace algunos años crece la presión. Entre 2011 y 2014 por primera vez la Charité de Berlín devolvió a Namibia numerosos cráneos y huesos que se remontan al genocidio de los herero y los nama. Otras colecciones también han repuesto restos humanos a sus países de origen.
Búsqueda en el archivo y sobre el terreno
La Fundación de Patrimonio Cultural Prusiano comenzó un proyecto para determinar el origen y las llamadas "circunstancias de uso" de alrededor de mil calaveras. Un experto polaco las recogió en nombre de Von Luschan hace más de un siglo. Gran parte de esos restos viene probablemente de lo que es hoy Ruanda. "Pero no tenemos documentación primaria como inventarios o libros de adquisición, lo único que tenemos son las etiquetas de los propios cráneos", dice el arqueólogo Heeb, responsable del proyecto. Los documentos originales se perdieron hace mucho tiempo.
Para Heeb y su equipo esto significa más trabajo de documentación. Las listas y reportes de viaje pueden proporcionar información sobre el origen de los esqueletos. En un próximo paso, el experto quiere investigar sobre el terreno junto a colegas africanos. También la historia de los restos faltantes será estudiada.
"No deben volver al almacén"
"Investigamos para devolver" dice Parzinger, aunque no existe ninguna ley que obligue a esta entidad o a otras instituciones a hacerlo, solo los alineamientos de la Asociación de Museos Alemanes. Estos recomiendan devolver las pertenencias que han sido adquiridas de forma ilegal, nada más. Tras el fin de las investigaciones, el plan es coordinar con los gobiernos de los países de origen los pasos a seguir, incluido el retorno de los restos. "Si los quieren en sus países de origen para nosotros está bien. Yo pienso que no deben volver a estar de nuevo en un almacén húmedo, de donde precisamente los hemos sacado", dice Parzinger.
Los activistas como Mboro, sin embargo, son escépticos. "Siempre dicen que deben verificar que los huesos llegaron ilegalmente a Alemania y siempre hallan razones para no devolverlos", explica. En su opinión, determinar el origen de los cráneos no debiera ser tan complicado, y para ello debería involucrarse también a gente de los países afectados. "Hay muchos en Tanzania que saben dónde un hombre fue decapitado y su cráneo enviado a Alemania", sostiene.
¿Un debate europeo?
Algunas sepulturas incluso fueron marcadas, dice el historiador tanzano Reginald Kirey. "La familia del jefe Songea diseñó las tumbas en dos mitades deliberadamente: en una se ponía el cuerpo y en la otra, la cabeza. En muchas esa parte sigue vacía", revela. El gobierno de Tanzania intenta recuperar la cabeza del conocido líder. Los soldados coloniales lo mataron en 1906.
Es importante investigar el origen exacto de los cráneos, dice Kirey a DW. Y para ello es de suma utilidad que las familias y clanes participen. "Se debe oír a la gente y averiguar qué quieren. Ellos deberían dar las directrices sobre cómo buscar los restos y cómo desean que sean devueltos. Todo el proceso debe ir conforme a sus tradiciones", apunta Kirey, quien actualmente hace un doctorado en la Universidad de Hamburgo sobre la historia colonial alemana en Tanzania.
Está previsto que el proyecto de la Fundación del Patrimonio Cultural de Prusia dure dos años. El debate sobre los restos podría, sin embargo, extenderse mucho más, y pronto podría abarcar no solo a los museos alemanes. "Este tipo de colecciones se hallan no solo en Berlín, sino también en Londres y París. Y allá saldrá el tema en cualquier momento", dice Parzinger.
Autor: Daniel Pelz (DZC/LGC)
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