Nuevo comandante en jefe de la OTAN
4 de mayo de 2016En Corea del Sur tuvo la mejor preparación posible para su nuevo puesto. El general Curtis Scaparrotti se encargó, como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos en la península coreana, durante los últimos dos años y medio de mantener el equilibrio entre los intereses de Washington y los de su anfitrión allí, Corea del Sur, a menudo contradictorios con los de potencias regionales como China o Japón.
Esto incluía tratar con un dictador que reiteradamente amenaza con pulsar el botón rojo y lanzar un ataque nuclear contra sus vecinos. Scaparrotti siempre tenía un ojo en el régimen cada vez más impredecible de Corea del Norte.
Comprensión de Europa
"Tratar con los coreanos, los chinos, los japoneses y otros en la región es extremadamente complejo", dice Guy Swan, un general estadounidense retirado que estudió con Scapparrotti en la academia militar de West Point. "Por eso ha entendido muy rápido la complejidad de la situación en Europa, especialmente respecto a los rusos".
También es importante para su nuevo papel, sin embargo, la experiencia de Scaparrotti en Afganistán. Allí dirigió entre 2011 y 2012, el mando conjunto de la fuerza internacional de Naciones Unidas para el país (ISAF). "No es por lo tanto tampoco un novato en cuanto a la OTAN", dice Swan.
Redefinir la disuasión
La experiencia de Scaparrotti en Corea y Afganistán son una buena base para hacer frente a los dos principales retos que afronta la Alianza Atlántica: "¿Cómo organizar la disuasión con vistas al comportamiento de Rusia? ¿Y cómo organizar las fuerzas de la OTAN de tal manera que también sean capaces de lanzar operaciones fuera de su territorio?", explica Carlo Masala, profesor de política internacional en la Universidad del Ejército en Múnich.
Las grades tareas de Scaparrotti son, para Masala, poder reaccionar ante retos como la amenaza terrorista o la crisis de refugiados, pero sin dejar de mirar hacia Rusia. Conseguir ambos objetivos al mismo tiempo no es fácil para una Alianza compuesta por 28 países.
No obstante, más difícil resulta aún la tarea con la "brecha" que, según Masala, se ha abierto entre la OTAN y Rusia. Mientras los países más cercanos a requieren un contrapeso militar, en otros se tiene que combinar la disuasión militar con la negociación. "Es una tarea político-militar extremadamente delicada para Scaparratti, dado que de ella depende la unidad de la Alianza".
Conciliador, pero sin miedo
Si hay alguien adecuado para gestionar las enfrentadas perspectivas sobre cómo manejar la situación con Rusia, ese es Scaparratti, dice su antiguo compañero Swan. "Él es una persona muy prudente", subraya. "En la OTAN apreciarán su personalidad de líder capaz de escuchar a todas las partes y valorar sus opiniones antes de tomar una decisión".
Pero su preferencia por el consenso no debe confundirse con que sea pusilánime ni inseguro, dice Swan, es especial respecto a los constantes intentos del Kremlin de sembrar cizaña en el seno de la OTAN. "Se darán cuenta rápido de que el general Scaparrotti no entra en ese juego. Descubrirán que es un comandante en jefe que se emplea a fondo por los suyos, por eso no deberían subestimarlo".