"El hacedor de bosques": la lucha por la reforestación
4 de abril de 2022Se dice que puede hacer crecer bosques enteros sin plantar un solo árbol. "Eso me llamó la atención y quise saber más sobre su trabajo", dice una voz en off tranquila y experimentada. Es la de Volker Schlöndorff, el director del ensayo cinematográfico "Der Waldmacher" (El hacedor de bosques). La persona de la cual habla Schlöndorff es el agrónomo australiano Tony Rinaudo, que recibió el llamado Premio Nobel Alternativo en 2018. Rinaudo propaga lo que conoció en Níger, África Occidental, hace algo más de 40 años. La misión de Schlöndorff es llevar esa hazaña a los espectadores.
Tony Rinaudo descubrió una "central eléctrica" subterránea
A Rinaudo lo han llegado a llamar la "Madre Teresa de África", un sobrenombre que, según Schlöndorff, no le gusta oír al científico. Tony Rinaudo no trabaja para una orden religiosa, sino como cooperante de la organización World Vision. Su misión es la reforestación de zonas devastadas. Su método, basado en un descubrimiento bastante accidental, ayuda a crear una base para la vida en zonas donde parecía haber desaparecido. Como en el Sahel, donde los desiertos se extienden.
En 2019, dijo Rinaudo a DW: "Cuando el suelo es despojado de la vegetación, pierde su calidad y es menos productivo. Cada vez se puede cultivar menos y obtener menos beneficios. Con ello, la desesperación de la gente crece. Así que hay un fuerte vínculo entre la degradación de la tierra y el conflicto, y entre la degradación de la tierra y la migración".
La deforestación suele ser la culpable de la pérdida de toda vegetación. En Níger, el suelo estaba tan agotado que los arbustos no podían crecer y morían, como descubrió el propio Rinaudo al principio de su trabajo allí. Pero entonces se dio cuenta de que bajo la tierra hay una red de raíces que retoñan, a las que solo hay que proteger del pastoreo de las cabras.
La regeneración natural de la vegetación es posible
Su concepto se basa en la "regeneración natural gestionada por los propios agricultores” o FMNR, por su siglas en inglés, y se aplica ya en más de 20 países africanos. Una iniciativa que puede "reducir el hambre en el mundo" y "mitigar el cambio climático": esos son los nobles objetivos del trabajo de Rinaudo.
Para la película -que se estrenará en los cines alemanes el 7 de abril de 2022- Volker Schlöndorff viajó con Tony Rinaudo al lugar de origen de su obra, en en Níger. Fueron acompañados por un escolta armado, para protegerse de posibles ataques de extremistas.
Tony Rinaudo, un modesto héroe cotidiano
Rinaudo es un "héroe de la vida cotidiana" que transmite en la práctica cómo "el sistema de raíces de los árboles, que estaba por todas partes, antes de ser cortado (...), puede volver a recuperarse, como si fuera una central eléctrica", dijo Schlöndorff a BR.
Pero no sólo Rinaudo es un héroe para Schlöndorff, sino también los numerosos agricultores que se enfrentan a la lucha por la supervivencia, especialmente en el Sahel.
En su Australia natal, Rinaudo se inspiró en obras del activista británico por los árboles Richard St. Barbe Baker, de los años 40. De Barbe Baker aprendió que "cuando los bosques desaparecen, el agua desaparece, los peces y la caza desaparecen, las cosechas desaparecen, los rebaños desaparecen. Se pierde la fertilidad. Entonces los fantasmas de antaño regresan, sigilosamente, uno por uno: inundacionese, sequía, fuego, hambre, y las pandemias".
Volker Schlöndorff: un director preocupado por el futuro
Volker Schlöndorff, de 83 años, se ha dedicado hasta ahora a un género diferente: la adaptación de obras literarias, al menos desde su filme "El tambor de hojalata" , basada en la novela homónima de Günter Grass, en 1979. Schlöndorff es también un cineasta político, como demostraron la película "La honra perdida de Kataharina Blum" (1975), basada en el libro de Heinrich Böll del mismo nombre, y los proyectos de los años posteriores sobre el terrorismo de la RAF en Alemania Occidental.
El tema de su actual película, que ha apuntalado con calmos sonidos instrumentales, es sociopolíticamente explosivo, al menos desde que Greta Thunberg convocó a las manifestaciones de "Fridays for Future” contra el cambio climático. La destrucción de los bosques es un problema global, así como debería serlo la reforestación. En África vemos un buen ejemplo de ello.
(jov/cp)