El gabinete de Joe Biden es una señal de esperanza
25 de noviembre de 2020Casi pudo percibirse el suspiro de alivio que exhaló el mundo cuando Joe Biden, futuro presidente de EE. UU., presentó el martes (24.11.2020) un gabinete con el que se dibuja el camino para un cambio radical en la política estadounidense. Por fin. En el futuro, la información desde EE. UU. y sobre EE. UU. ya no estará dominada por los debates sobre un tuit loco o las teorías conspirativas más descabelladas, sino que recobrará contenido relacionado con conceptos y estrategias políticas. Volverá a debatirse sobre multilateralismo, alianzas globales y objetivos políticos comunes en la agenda internacional. En el orden del día seguirá estando la relación con China, pero ya no se centrará solo en mostrar músculo. Lo mismo puede aplicarse para Cuba, Venezuela, Irán, Afganistán y el resto de grandes focos de crisis en política exterior.
Gente inteligente con años de experiencia
En este momento ya se percibe algo del antiguo Estados Unidos que vueve a ser actual: un país en el que los dirigentes políticos se han afirmado como expertos en sus respectivos campos por inteligencia, conocimientos y, sobre todo, por sus largos años de experiencia. Como Antony Blinken, un diplomático de larga trayectoria que cree firmemente en las alianzas globales y que quiere plantar cara a China. O Janet Yellen, que será la primera mujer al frente del ministerio de Finanzas. Alejandro Mayorkas, que en su día emigró desde Cuba, estará al frente de la seguridad interior y se ocupará, entre otros asuntos, de la frontera entre EE. UU. y México.
En Europa ha causado especial alegría la elección como responsable del clima de John Kerry, uno de los arquitectos del acuerdo de París. Con él, Biden tiene a su lado una figura con mucha experiencia, consagrado por completo a la crisis climática desde hace años y uno de los hombres mejor ralacionados del mundo, capaz de forjar importantes alianzas gracias a sus contactos personales.
El gabinete de Joe Biden no solo recuerda el antiguo papel líder de Estados Unidos en el mundo, marcado por ideologías y principios. Hay esperanzas fundadas de que este gabinete pueda ser más que una reedición de lo que había antes, que el futuro sea incluso mejor que el pasado, porque en el gabinete no solo hay expertos, sino que en él se refleja la realidad estadounidense en su diversidad: afroamericanos, latinos, asiáticos y, por primera vez, un buen número de mujeres están presentes. Todos ellos aportarán ciertamente sus experiencias biográficas específicas y sus competencias, y eso es una gran ventaja. Joe Biden no solo será el primer presidente electo con una vicepresidenta no blanca sino el primer presidente que trata de reflejar la valiosa diversidad de este país.
Ganar a los 70 millones de votantes de Trump
Pero el camino hacia el futuro no será sencillo. Dependiendo de quién logre mayoría en el Senado, el Gobierno enfrentará uno de sus mayores retos. Un Senado con mayoría republicana tratará de poner siempre que pueda piedras en el camino para tratar de obstaculizar sus planes.
Otra tarea hercúlea será ganar para su política a las más de 70 millones de personas que han votado por Donald Trump, convencerlas del valor de una democracia que cree en la cooperación internacional y que la diversidad del gabinete no es mala, sino, sencillamente un reflejo de la realidad.
A los nuevos líderes estadounidenses les espera mucho trabajo. Hay muchas cosas que pueden salir mal y estas personas, a pesar de su larga experiencia, también pueden cometer errores. Además, sus decisiones siempre favorecerán los propios intereses del país, aunque ello conlleve posicionarse contra los deseos de aliados estrechos. Por ello tampoco hay motivo para entonar una alabanza ingenua e incondicional, pero sí para sentir un alivio significativo.
(ms/ers)