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El fin del reinado de Juan Carlos

Luis García Casas2 de junio de 2014

La decisión de abdicar, sobre la que se había especulado desde hace tiempo, es la respuesta del monarca a los deseos reformistas expresados por los españoles.

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Imagen: Reuters/Spanish National Television

Hay antecedentes recientes en las Casas Reales europeas, pero no es muy habitual que un rey de España abdique. Lo hizo Carlos I en 1555 en su hijo, Felipe II, para retirarse a un monasterio, cosa que nada indica que el actual rey tenga intención de hacer. Sin embargo, Don Juan Carlos ha abdicado hoy en su hijo Felipe de Borbón, que con toda seguridad aceptará el trono, tomando el relevo al frente de la Monarquía Española.

Don Juan Carlos llegó a la jefatura del Estado como sucesor del dictador militar Francisco Franco. Entonces inició un proceso de cambio político hacia la democracia, por el que el pueblo español le estaba abiertamente agradecido. Su punto culminante fue el fracasado intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. El Rey apareció esa noche en televisión para enfrentarse a unos militares golpistas que creían contar con su apoyo. Desde entonces, monárquicos y antimonárquicos han procesado un profundo respeto a Don Juan Carlos.

Una Monarquía en horas bajas

Hoy ha vuelto a aparecer en la televisión para anunciar a los españoles su decisión de abdicar, expresándoles su “orgullo y gratitud” hacia ellos. Es una decisión que, no por esperada, ha sorprendido menos: “Sabemos que en enero lo comentó ya con el presidente del Gobierno y en marzo con el líder de la oposición, [el socialista] Pérez Rubalcaba”, dice en declaraciones a DW la periodista Pilar Urbano, autora del reciente libro ‘La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar'. Ella, que además ha publicado sendas biografías de Don Juan Carlos y de su esposa, la reina Sofía, cree que el resultado de las elecciones europeas ha espoleado una decisión que el rey venía pensando desde hace tiempo.

La falta de sintonía entre el rey y la reina, las aficiones de Don Juan Carlos, como cuando en plena crisis económica trascendió que estaba cazando elefantes en África, y, sobre todo, el juicio contra su yerno Iñaki Urdangarín, investigado por corrupción y por evadir impuestos, han deteriorado la imagen pública de la Corona. En la decisión de abdicar también ha podido influir el estado de salud del monarca que, cada vez con más frecuencia, le hace tener que “pasar por el taller”, como él gusta de decir. “Todo eso suma –afirma Pilar Urbano–, pero el resultado de las últimas elecciones, las europeas, han mostrado un republicanismo ascendente tanto entre la gente joven y los nuevos partidos surgidos, como entre los más veteranos”.

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Protesta contra la monarquía en Madrid, en 2013.Imagen: Getty Images

¿Tercera República?

Uno de los mejores exponentes de este nuevo republicanismo es el joven parlamentario de Izquierda Unida Alberto Garzón quien, nada más enterarse de la noticia, aparecía en los medios pidiendo un referéndum para instaurar un sistema republicano. Alberto Garzón, cuyo libro ‘Tercera República' sale a la venta precisamente mañana, declaró a través de su cuenta de Twitter: “Y ninguna oportunidad para el ciudadano Felipe de Borbón. A cerrarle las puertas. El parasitismo real tiene que acabar en este país”.

Para Pilar Urbano, por el contrario, el futuro Felipe VI va a ser “el monarca mejor preparado de todas las monarquías occidentales y orientales”. “Preparado –añade– sobre el terreno: desde los quince años está viajando y conoce el ‘quién es quién' de los gobiernos y las grandes empresas de todos los países del mundo, además de conocer ‘las tripas' institucionales del Estado Español”. Para ella, Felipe va a ser un rey muy distinto a su padre. “Para empezar, es poco Borbón... es más sajón, teutón y Romanov, que es la ascendencia que tiene por línea materna. Todo eso le da otra presencia y otro estilo. Creo que será un rey muy moderno. Además, él es un hombre pausado, muy reflexivo, nada campechano, pero que sabe que tiene que escuchar al pueblo, que tiene que ‘estar en el bollo', estar en el asfalto, como dice la reina Sofía”.

De eso, de que sepa escuchar a un pueblo en el que hay sectores cada vez más grandes en los que la monarquía enciende sentimientos de desafección, dependerá la placidez de su mandato. El rey Don Juan Carlos, de momento, ha dado un paso en esa dirección, escuchando las voces que claman por una reforma de las instituciones y ejerciendo, en palabras de Urbano, “esa suprema y única libertad que tiene un monarca, que es poner fin al reinado”. Y lo ha hecho con intención de erigir “un gran cortafuegos para salvar la Corona, precisamente, y quizá también la unidad de España, sometida a importantes fuerzas centrífugas en Cataluña y el País Vasco”.