El "decretazo" de Evo Morales
3 de mayo de 2006El Rhein-Zeitung, de Coblenza, apunta: "Los socialistas nacionalistas como Morales y Chávez son sostenidos principalmente por los sectores pobres de sus respectivas ciudadanías. A ellos se les promete una tajada de la torta de las materias primas. Por demasiados años, innumerables gobiernos sudamericanos se limitaron a hacer una política dirigida a asegurar el poder y el bienestar de una pequeña elite. Y los consorcios internacionales ignoraron la situación de las regiones en las que obtenían sus suculentas ganancias. Ahora se ven las consecuencias. Pero todavía no está en absoluto claro que Morales pueda efectivamente mitigar la miseria de los desposeídos. Si ahora las inversiones extranjeras se van al suelo, la paupérrima Bolivia se volverá aún más pobre."
Disgusto brasileño
The Guardian, de Londres, opina: "Bolivia, como estado mediterráneo, debe evitar poner en peligro sus exportaciones, en particular a través de Brasil, cuya empresa estatal Petrobras es el mayor inversionista individual en el mercado energético boliviano. El presidente brasileño, Luiz Inácio 'Lula' da Silva -un izquierdista más bien proclive al libre mercado- no está feliz con Morales."
Reacciones anticuadas
The Times, también de la capital británica, hace notar: "También otros dirigentes izquierdistas de Sudamérica se ven presionados para distribuir en forma más justa los ingresos nacionales, pero ninguno lo hace de manera tan poco conciliadora. En el vecino Brasil, el presidente 'Lula' da Silva se ha cuidado de no poner en peligro las reformas económicas de su antecesor ni la confianza de los inversionistas. En Argentina, el presidente Kirchner salvó a la economía de la bancarrota sin espantar a los acreedores extranjeros ni arriesgar una explosión social. Incluso Hugo Chávez, el egoísta líder de Venezuela, en quien Morales ve un modelo, ha actuado con mayor consideración. (...) El envío de tropas es una reacción anticuada a los desafíos económicos. Y existe el peligro de que ello conduzca a otra forma de reacción anticuada: un golpe militar".
Sólo el comienzo
El País, de Madrid, comenta: "La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia estaba anunciada en el referéndum de 2004 y en el programa con el que Evo Morales ganó las elecciones presidenciales. Aunque no es seguro que garantice a Bolivia ni una mejor explotación de sus recursos ni mayores ingresos, es fruto de la libre elección de los bolivianos. Pero dicho esto, la forma en la que se ha tomado la decisión resulta, además de confusa, bastante inamistosa: por decreto (en vez de por ley aprobada en el Parlamento, como ocurrió en Ecuador); con la confiscación directa de las acciones necesarias para el control de las empresas de matriz nacional; sin una negociación previa, y enviando a las tropas, incluidos batallones de ingenieros, a ocupar más de una cincuentena de instalaciones, como si fuera necesaria la fuerza y ésta pasara por delante de cualquier razón. (...) Morales no se detendrá ahí. "Si estamos empezando a nacionalizar hidrocarburos, mañana será la minería, los recursos forestales y todos los recursos naturales", ha prometido horas después del decretazo. Luego llegará el reparto de tierra. La popularidad de Evo Morales está más alta que nunca, pero sus ciudadanos le juzgarán por los resultados, no por decisiones ideológicas que no han tenido resultados mágicos en ningún país del mundo."