Opinión: Fracaso demócrata para debatir sobre antisemitismo
9 de marzo de 2019Ha sido una semana desagradable para la dirección de los demócratas estadounidenses. En su intento de oponer resistencia al antisemitismo, perdieron una oportunidad única, dividieron al partido, dieron munición a los republicanos y ahogaron cualquier discusión seria sobre la relación de Estados Unidos con Israel. Y ese es precisamente el debate que el país debería abordar con urgencia.
Todo comenzó con unas controvertidas declaraciones de una nueva legisladora de la Cámara de Representantes: Ilhan Omar, del ala izquierda de los demócratas y una de las dos primeras representantes musulmanas en entrar en el Congreso. Durante un evento en una pequeña librería, la política afirmó que el lobby proisraelí presiona a los políticos estadounidenses a jurar "lealtad” a un país extranjero.
Enseguida le criticaron el haber recurrido a una idea antisemita bien de sobra conocida: el reproche de que los judíos tendrían una "doble lealtad”, tanto a su país como a Israel.
No es la primera vez en los dos meses que han pasado desde que la joven diputada tomó posesión de su escaño que es criticada por comentarios presuntamente antisemitas. En febrero dijo que el Congreso estadounidense –que apoya al Gobierno conservador de Israel con una mayoría abrumadora– tiene una tendencia proisraelí puesto que recibe dinero del AIPAC, el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense Israelí.
Bien es verdad que posteriormente se disculpó por estas declaraciones, pero poco después añadió: "Nadie debería esperar de mí que prometa lealtad o apoyo a un país extranjero solo por servir a mi país en el Congreso o en un comité”, tuiteó.
Respuesta progresista
La negativa de Omar a disculparse por esto ha llevado a prominentes demócratas como Jerry Nadler o su portavoz en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a impulsar una resolución condenando su mensaje antisemita. Quizás los líderes centristas del partido se contentaron a sí mismos, pero pasaron por alto por completo el movimiento progresista en el seno de los demócratas, que idolatra como estrellas del rock a Ilhan Omar y a su cercana aliada Alexandria Ocasio-Cortez.
La principal crítica era: ¿por qué atacan los demócratas a Ilhan Omar, quien como musulmana también ha sido víctima de la islamofobia y amenazas de muerte? ¿Por qué no impulsan una resolución contra el presidente Donald Trump por su imagen de campaña en la que yuxtaponía a su oponente Hillary Clinton con una estrella de David judía y un fajo de billetes? ¿Dónde está la voz de los demócratas cuando Trump vuelve a insinuar una y otra vez que el millonario judío liberal George Soros organiza en solitario protestas falsas y fuerza políticas favorables a la inmigración en Europa y EE.UU.? Al fin y al cabo, hay pruebas de que la retórica de Trump ya ha empezado a impulsar la violencia contra la comunidad judía en Estados Unidos.
¿Qué pasó entonces? Los demócratas redactaron el borrador de una resolución tildando la referencia a esa "doble lealtad” de ofensiva, pero sin nombrar a Omar en el texto. El martes anunciaron que iban a reescribir el documento para añadir una cláusula que condenaba la islamofobia y todas las formas de odio. El miércoles anunciaron que pospondrían la votación indefinidamente.
En este punto, Trump tuiteó: "Es vergonzoso que los demócratas de la Casa no se posicionen más firmemente contra el antisemitismo”. Como si él lo hubiera hecho alguna vez.
Finalmente, el jueves por la mañana los demócratas anunciaron que votarían la resolución al fin. Pero a lo largo de los debates se fueron añadiendo una a una nuevas identidades y objetos tradicionales de la discriminación: nativos americanos, hindúes, sijes, la comunidad LGBTI, etcétera.
Sumar puntos y evitar el debate serio
La resolución fue aprobada con el apoyo unánime de los demócratas. ¿Pero cree alguien que esta sorprendente actuación ha contribuido a la seguridad de los judíos en Estados Unidos y en el extranjero? ¿Hemos debatido sobre por qué algunos de los políticos más antisemitas de Washington apoyan sistemáticamente a Israel? ¿O sobre por qué EE.UU., supuestamente un acérrimo adversario de la opresión, continúa vetando las resoluciones de Naciones Unidas que condenan las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel en Gaza?
No. De nuevo, hemos evitado este debate. Solo hemos aprendido que los líderes del Partido Demócrata son incapaces de tomar una postura porque no saben qué apoyan. No tienen una definición de antisemitismo que distinga entre supremacistas y defensores de los derechos de los palestinos. Y han utilizado a una de las figuras más jóvenes y progresistas de la formación para ganar puntos fáciles en moralidad.
Resulta, sin embargo, que han calculado mal. No contaron con una izquierda insurgente que tiene una vasta presencia en las redes sociales, capaz de alcanzar a sus millones de fans devotos en cuestión de segundos.
Quizás en algún momento tengan que afrontar la pregunta de por qué apoyan a un Gobierno conservador en Israel que rechaza la mayoría de los votantes demócratas. (eal/dzc)
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