El cardenal Reinhard Marx y el símbolo de su renuncia
4 de junio de 2021Al fin. Uno de los principales representantes eclesiásticos asumió las consecuencias del escándalo de décadas de abuso sexual en la Iglesia católica alemana.
Sí, finalmente alguien dio el paso y dejó bien claro que algo tiene que cambiar en esta Iglesia. Primero, en cuanto a la forma de abordar el tema del abuso sexual (una herida abierta), de los afectados y de las estructuras que promovieron el abuso y continúan haciéndolo. Pero luego también en cuanto al coraje que requiere la Iglesia para autoconcebirse como una Iglesia del presente y de una sociedad moderna. Para ello sería necesario una Iglesia valiente. La gente todavía sigue esperando.
Respeto por esta decisión
La decision del arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, solo puede inspirar respeto. Este hombre de 67 años, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana de 2014 a 2020, tiene corresponsabilidad por una cierta resistencia a la revisión de los abusos sexuales. En su declaración, dejó en el aire el tema de la corresponsabilidad. Quizás esto también lo haya impulsado a dar el paso.
La decisión de presentar su renuncia es un símbolo mucho más allá de su obispado en Múnich y de su responsabilidad personal. Ya sea por cuestiones no resueltas bajo su predecesor, el cardenal Joseph Ratzinger y luego papa Benedicto XVI, o ya sea por todos aquellos en el episcopado alemán que aún vacilan y confían en sus abogados. Durante meses, en toda Alemania se ha criticado con dureza a la Arquidiócesis de Colonia y a su arzobispo, el cardenal Rainer Maria Woelki.
Por eso: "En esencia, para mí se trata de reconocer la corresponsabilidad por la catástrofe de abusos sexuales por parte de funcionarios de la Iglesia en las últimas décadas". Frases como estas, son una señal de Marx para muchos obispos en Alemania. La responsabilidad es algo concreto.
Por una Iglesia de la gente
El cardenal llegó a la cuestión de las reformas por la dramática pérdida de confianza y el débil liderazgo de la Iglesia católica. A más tardar desde que el papa Francisco asumió el cargo, esto ha supuesto una preocupación para él, quizá incluso su tema central. Marx es por formación un ético social. Quiere opinar, quiere una Iglesia de la gente.
No se trata solo de la forma que adoptará la Iglesia en el futuro, sino de si la Iglesia tiene futuro. Las mentes conservadoras advierten rugientes contra adaptarse al espíritu de los tiempos. Este rugido no es un problema en primera línea alemán. En Estados Unidos se puede escuchar, con más frecuencia, palabras atronadoras; también en otros países europeos y en la sede de la Iglesia romana. Pero, en última instancia, ese es el camino hacia la irrelevancia social, hacia una secta, un intento de volver al siglo XIX. Esto no tiene nada que ver con la convocatoria que hizo la Iglesia en el Concilio Vaticano II (1962-65).
Hacer de nuevo algo completamente diferente
Marx combinó su decisión con una petición al llamado camino sinodal. En Alemania, este proceso de diálogo no recibe apoyo ni en Colonia, ni en Ratisbona ni en Passau. "Algunos en la Iglesia" no quieren reconocer el "elemento de la corresponsabilidad y, por lo tanto, tampoco la culpa propia en la institución" y, por eso, son "hostiles a cualquier reforma y diálogo de renovación en relación con la crisis de abusos sexuales", dijo Marx.
Desde hace muchos meses, la Conferencia Episcopal ha parecido ocasionalmente paralizada. El camino sinodal se presenta como una senda con tropiezos y alambradas.
Marx es sacerdote desde hace 42 años y obispo durante 25. Como miembro del selecto grupo de cardenales que asesoran al papa Francisco, tiene poder de decisión. Su actuación de hoy no fue una táctica espontánea. A principios de 2020 renunció a la presidencia de la Conferencia Episcopal alemana. Y hace unos meses, el cardenal transfirió la mayor parte de sus bienes a una fundación; algunos se preguntaron si tenía una enfermedad terminal. Marx dijo ocasionalmente a un círculo reducido que podía hacer algo completamente diferente, de nuevo como sacerdote.
Un Marx liberado
Hacia el final de su declaración de este viernes (4.06.2021) confesó dudas y mostró fuerza. Su voz sonó más libre, sí libre. De repente, el sacerdote de Westfalia habló sobre el poder del evangelio y el significado profético de la Iglesia. En los últimos años, pocas veces se ha visto a Marx tan decidido, tan liberado.
Hay renuncias que son necesarias en política; también en la Iglesia. Después del papa Benedicto y su renuncia, llegó Francisco. Y todavía hoy no sabemos qué significancia tiene eso; como mínimo hay incertidumbre.
Es positivo que el cardenal Marx haya enviado esta señal. La Iglesia se hundirá si nada cambia. Para él, se trata de su Iglesia, que a su juicio sigue siendo socialmente importante y tendrá incluso mayor importancia.
(rmr/ers)